< Anterior |
Siguiente > |
1 Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.
2 Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.
3 Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.
4 Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.
5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
6 Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.
7 Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
8 Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!
9 Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.
10 Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados.
11 Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija.
12 Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos.
13 Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.
14 No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados.
15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.
16 Por tanto, os ruego que me imitéis.
17 Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias.
18 Mas algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros.
19 Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos.
20 Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.
21 ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?
1 Valórenos el hombre como quienes son subordinados de Cristo y mayordomos de los secretos sagrados de Dios.
2 Además, en este caso, lo que se busca en los mayordomos es que al hombre se le halle fiel.
3 Pues para mí es asunto de ínfima importancia el que yo sea examinado por ustedes o por un tribunal humano. Ni siquiera yo mismo me examino.
4 Porque no tengo conciencia de nada contra mí mismo. Sin embargo, no por esto quedo probado justo, sino que el que me examina es Jehová.
5 Por lo tanto, no juzguen nada antes de su debido tiempo, hasta que venga el Señor, el cual sacará a la luz las cosas secretas de la oscuridad así como también pondrá de manifiesto los consejos de los corazones, y entonces a cada uno su alabanza le vendrá de Dios.
6 Ahora pues, hermanos, estas cosas las he transferido de modo que nos apliquen a mí y a Apolos para el bien de ustedes, para que en nuestro caso aprendan la [regla]: “No vayas más allá de las cosas que están escritas”, a fin de que no se hinchen ustedes individualmente a favor de uno y en contra de otro.
7 Pues, ¿quién hace que tú difieras de otro? En realidad, ¿qué tienes tú que no hayas recibido? Entonces, si verdaderamente [lo] recibiste, ¿por qué te jactas como si no [lo] hubieras recibido?
8 Ustedes ya están hartos, ¿verdad? Ya son ricos, ¿verdad? Han empezado a reinar sin nosotros, ¿verdad? Y verdaderamente desearía yo que hubieran empezado a reinar, para que nosotros también reináramos con ustedes.
9 Porque me parece que a nosotros los apóstoles Dios nos ha puesto últimos en exhibición como hombres designados para muerte, porque hemos llegado a ser un espectáculo teatral al mundo, tanto a ángeles como a hombres.
10 Nosotros somos necios por causa de Cristo, pero ustedes son discretos en Cristo; nosotros somos débiles, pero ustedes fuertes; ustedes tienen buena reputación, pero nosotros deshonra.
11 Hasta la hora actual continuamos padeciendo hambre y también sed y estando escasamente vestidos y siendo maltratados y estando sin hogar
12 y afanándonos, trabajando con nuestras propias manos. Cuando se nos injuria, bendecimos; cuando se nos persigue, lo soportamos;
13 cuando se nos infama, suplicamos; hemos llegado a ser como la basura del mundo, el desecho de todas las cosas, hasta ahora.
14 No estoy escribiendo estas cosas para avergonzarlos, sino para amonestarlos como a mis hijos amados.
15 Pues aunque ustedes tengan diez mil tutores en Cristo, ciertamente no [tienen] muchos padres; porque en Cristo Jesús yo he llegado a ser padre de ustedes mediante las buenas nuevas.
16 Les suplico, por lo tanto: háganse imitadores de mí.
17 Por eso les envío a Timoteo, puesto que él es mi hijo amado y fiel en [el] Señor; y él les recordará mis métodos relacionados con Cristo Jesús, así como yo estoy enseñando en todas partes en toda congregación.
18 Algunos están hinchados como si yo en realidad no hubiera de ir a ustedes.
19 Pero iré a ustedes dentro de poco, si Jehová quiere, y llegaré a conocer, no el habla de los que están hinchados, sino [su] poder.
20 Porque el reino de Dios no [estriba] en habla, sino en poder.
21 ¿Qué quieren ustedes? ¿Iré a ustedes con vara, o con amor y apacibilidad de espíritu?