< Anterior |
Siguiente > |
1 Esto, pues, determiné para conmigo, no ir otra vez a vosotros con tristeza.
2 Porque si yo os contristo, ¿quién será luego el que me alegre, sino aquel a quien yo contristé?
3 Y esto mismo os escribí, para que cuando llegue no tenga tristeza de parte de aquellos de quienes me debiera gozar; confiando en vosotros todos que mi gozo es el de todos vosotros.
4 Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas, no para que fueseis contristados, sino para que supieseis cuán grande es el amor que os tengo.
5 Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros.
6 Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos;
7 así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza.
8 Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él.
9 Porque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo.
10 Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo,
11 para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.
12 Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, aunque se me abrió puerta en el Señor,
13 no tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado a mi hermano Tito; así, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.
14 Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.
15 Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden;
16 a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?
17 Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.
1 Porque esto es lo que he decidido para conmigo: no ir a ustedes otra vez en tristeza.
2 Porque si los entristezco, ¿quién hay en verdad que me alegre, sino aquel a quien entristezco?
3 De modo que escribí esta misma cosa, para que, cuando vaya, no me entristezca por causa de aquellos de quienes debería regocijarme; porque tengo confianza en todos ustedes en el sentido de que el gozo que tengo es el de todos ustedes.
4 Porque de en medio de mucha tribulación y angustia de corazón les escribí con muchas lágrimas, no para que se entristecieran, sino para que conocieran el amor que más especialmente les tengo.
5 Ahora bien, si alguien ha causado tristeza, ese no me ha entristecido a mí, sino a todos ustedes hasta cierto grado —para no ser demasiado severo en lo que digo—.
6 Esta reprensión dada por la mayoría es suficiente para tal hombre,
7 de modo que, al contrario ahora, deben perdonar[lo] bondadosamente y consolar[lo], para que de un modo u otro tal hombre no sea tragado por hallarse demasiado triste.
8 Por lo tanto, los exhorto a que confirmen su amor para con él.
9 Pues con este objeto también escribo para conseguir la prueba de lo que ustedes son, si es que son obedientes en todas las cosas.
10 Cualquier cosa que le perdonen bondadosamente a cualquiera, yo también se la perdono. De hecho, en cuanto a mí, lo que yo he perdonado bondadosamente, si es que bondadosamente he perdonado algo, ha sido por causa de ustedes a vista de Cristo;
11 para que no seamos alcanzados por Satanás, porque no estamos en ignorancia de sus designios.
12 Ahora bien, cuando llegué a Troas para declarar las buenas nuevas acerca del Cristo, y me fue abierta una puerta en [el] Señor,
13 no obtuve alivio en mi espíritu porque no hallé a Tito mi hermano, pero me despedí de ellos y partí para Macedonia.
14 ¡Mas gracias a Dios que siempre nos conduce en una procesión triunfal en compañía con el Cristo y hace que el olor del conocimiento de él sea perceptible en todo lugar por medio de nosotros!
15 Porque somos para Dios un olor grato de Cristo entre los que están siendo salvados y entre los que están pereciendo;
16 a estos un olor que proviene de muerte para muerte, a aquellos un olor que proviene de vida para vida. ¿Y quién está adecuadamente capacitado para estas cosas?
17 [Nosotros;] porque no somos vendedores ambulantes de la palabra de Dios como muchos hombres, sino que, como movidos por sinceridad, sí, como enviados de parte de Dios, bajo la mirada de Dios, en compañía con Cristo, hablamos.