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2 REYES 20 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.

2 Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová y dijo:

3 Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro.

4 Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo:

5 Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová.

6 Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo.

7 Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y tomándola, la pusieron sobre la llaga, y sanó.

8 Y Ezequías había dicho a Isaías: ¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará, y que subiré a la casa de Jehová al tercer día?

9 Respondió Isaías: Esta señal tendrás de Jehová, de que hará Jehová esto que ha dicho: ¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados?

10 Y Ezequías respondió: Fácil cosa es que la sombra decline diez grados; pero no que la sombra vuelva atrás diez grados.

11 Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová; e hizo volver la sombra por los grados que había descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás.

12 En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió mensajeros con cartas y presentes a Ezequías, porque había oído que Ezequías había caído enfermo.

13 Y Ezequías los oyó, y les mostró toda la casa de sus tesoros, plata, oro, y especias, y ungüentos preciosos, y la casa de sus armas, y todo lo que había en sus tesoros; ninguna cosa quedó que Ezequías no les mostrase, así en su casa como en todos sus dominios.

14 Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dijeron aquellos varones, y de dónde vinieron a ti? Y Ezequías le respondió: De lejanas tierras han venido, de Babilonia.

15 Y él le volvió a decir: ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió: Vieron todo lo que había en mi casa; nada quedó en mis tesoros que no les mostrase.

16 Entonces Isaías dijo a Ezequías: Oye palabra de Jehová:

17 He aquí vienen días en que todo lo que está en tu casa, y todo lo que tus padres han atesorado hasta hoy, será llevado a Babilonia, sin quedar nada, dijo Jehová.

18 Y de tus hijos que saldrán de ti, que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.

19 Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Después dijo: Habrá al menos paz y seguridad en mis días.

20 Los demás hechos de Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque y el conducto, y metió las aguas en la ciudad, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?

21 Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su lugar Manasés su hijo.

  X


1 En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Por consiguiente, Isaías hijo de Amoz el profeta entró a donde él y le dijo: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Da mandatos a tu casa, porque tú mismo realmente morirás y no vivirás’”.

2 Ante aquello, él volvió el rostro a la pared y empezó a orar a Jehová, diciendo:

3 “Te ruego, oh Jehová, recuerda, por favor, cómo he andado delante de ti en veracidad y con corazón completo, y lo que era bueno a tus ojos he hecho”. Y Ezequías se puso a llorar profusamente.

4 Y aconteció que Isaías mismo aún no había salido al atrio de en medio cuando le vino la palabra misma de Jehová, que decía:

5 “Vuelve, y tienes que decir a Ezequías el caudillo de mi pueblo: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová el Dios de David tu antepasado: “He oído tu oración. He visto tus lágrimas. Aquí estoy sanándote. Al tercer día subirás a la casa de Jehová.

6 Y ciertamente añadiré quince años a tus días, y de la palma de la mano del rey de Asiria los libraré a ti y a esta ciudad, y ciertamente defenderé esta ciudad por causa de mí mismo y por causa de David mi siervo”’”.

7 E Isaías pasó a decir: “Tomen una torta de higos secos comprimidos”. De manera que la tomaron y la pusieron sobre el divieso, después de lo cual él revivió gradualmente.

8 Mientras tanto, Ezequías dijo a Isaías: “¿Cuál es la señal de que Jehová me sanará y de que al tercer día ciertamente subiré a la casa de Jehová?”.

9 A lo que dijo Isaías: “Esto te es señal de parte de Jehová de que Jehová efectuará la palabra que ha hablado: ¿Realmente avanzará la sombra diez gradas [de la escalera], o debe retroceder diez gradas?”.

10 Entonces Ezequías dijo: “Es cosa fácil que la sombra se extienda diez gradas, pero no que la sombra retroceda diez gradas”.

11 En esto Isaías el profeta se puso a clamar a Jehová; y él hizo que la sombra que había bajado retrocediera gradualmente sobre las gradas, es decir, sobre las gradas [de la escalera] de Acaz, diez gradas hacia atrás.

12 En aquel tiempo Berodac-baladán hijo de Baladán el rey de Babilonia envió cartas y un regalo a Ezequías; porque había oído que Ezequías había estado enfermo.

13 Y Ezequías procedió a escucharles y a mostrarles toda su casa del tesoro, la plata y el oro y el aceite balsámico y el buen aceite y su arsenal y todo cuanto se hallaba en sus tesoros. Resultó que no hubo cosa alguna que Ezequías no les mostrara en su propia casa y en todo su dominio.

14 Después de aquello Isaías el profeta entró a donde el rey Ezequías y le dijo: “¿Qué dijeron estos hombres, y de dónde procedieron a venir a ti?”. De modo que Ezequías dijo: “De una tierra distante vinieron, de Babilonia”.

15 Y él pasó a decir: “¿Qué vieron en tu casa?”. A lo que dijo Ezequías: “Todo lo que hay en mi casa vieron. Resultó que no hubo cosa alguna que no les mostrara en mis tesoros”.

16 Isaías ahora dijo a Ezequías: “Oye la palabra de Jehová:

17 ‘¡Mira! Vienen días, y todo lo que hay en tu propia casa y que tus antepasados han acumulado hasta este día realmente será llevado a Babilonia. No quedará nada —ha dicho Jehová—.

18 Y algunos de tus propios hijos que saldrán de ti, de quienes llegarás a ser padre, serán tomados ellos mismos y realmente llegarán a ser oficiales de la corte en el palacio del rey de Babilonia’”.

19 Ante eso, Ezequías dijo a Isaías: “La palabra de Jehová que has hablado es buena”. Y pasó a decir: “¿No lo es, si la paz y la verdad mismas han de continuar en mis propios días?”.

20 En cuanto al resto de los asuntos de Ezequías y todo su poderío y cómo hizo el estanque y el conducto y luego introdujo el agua en la ciudad, ¿no están escritos en el libro de los asuntos de los días de los reyes de Judá?

21 Por fin Ezequías yació con sus antepasados; y Manasés su hijo empezó a reinar en lugar de él.