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                  2  ¡Cuando llamo, respóndeme, Dios mi defensor! En la angustia tú me has dado sosiego: ten compasión de mí y escucha mi oración.
  
                  3  ¿Hasta cuándo, señores, no querrán entender? ¿Por qué aman la falsedad y buscan la mentira?
  
                  4  Sepan que por mí maravillas hace el Señor, tan pronto como lo llamo, él me escucha.
  
                  5  Si tienen rabia, no se arriesguen, guárdenlo para ustedes, en la cama, y quédense luego callados.
  
                  6  Según la ley ofrezcan sacrificios y pongan su confianza en el Señor.
  
                  7  Muchos dicen: "¿Quién nos hará ver la dicha? ¡Muéstranos, Señor, tu rostro alegre!"
  
                  8  Que rebosen de trigo y vino, más alegría das tú a mi corazón.
  
                  9  En paz me acuesto y en seguida me duermo, pues tú sólo, Señor, me das seguridad.