Biblia Online

La Palabra de Dios preservada y viva

CANTARES 7 Paralela rv60
y nvi

< Anterior

Siguiente >

Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 ¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, Oh hija de príncipe! Los contornos de tus muslos son como joyas, Obra de mano de excelente maestro.

2 Tu ombligo como una taza redonda Que no le falta bebida. Tu vientre como montón de trigo Cercado de lirios.

3 Tus dos pechos, como gemelos de gacela.

4 Tu cuello, como torre de marfil; Tus ojos, como los estanques de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; Tu nariz, como la torre del Líbano, Que mira hacia Damasco.

5 Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo; Y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey Suspendida en los corredores.

6 ¡Qué hermosa eres, y cuán suave, Oh amor deleitoso!

7 Tu estatura es semejante a la palmera, Y tus pechos a los racimos.

8 Yo dije: Subiré a la palmera, Asiré sus ramas. Deja que tus pechos sean como racimos de vid, Y el olor de tu boca como de manzanas,

9 Y tu paladar como el buen vino, Que se entra a mi amado suavemente, Y hace hablar los labios de los viejos.

10 Yo soy de mi amado, Y conmigo tiene su contentamiento.

11 Ven, oh amado mío, salgamos al campo, Moremos en las aldeas.

12 Levantémonos de mañana a las viñas; Veamos si brotan las vides, si están en cierne, Si han florecido los granados; Allí te daré mis amores.

13 Las mandrágoras han dado olor, Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.

  X


1 ¡Ah, princesa mía, cuán bellos son tus pies en las sandalias!

2 Tu ombligo es una copa redonda, rebosante de buen vino.

3 Tus pechos parecen dos cervatillos, dos crías mellizas de gacela.

4 Tu cuello parece torre de marfil. Tus ojos son los manantiales de Hesbón,

5 Tu cabeza se yergue como la cumbre del Carmelo. Hilos de púrpura son tus cabellos;

6 Cuán bella eres, amor mío, ¡cuán encantadora en tus delicias!

7 Tu talle se asemeja al talle de la palmera, y tus pechos a sus racimos.

8 Me dije: «Me treparé a la palmera; de sus racimos me adueñaré».

9     y como el buen vino tu boca! La amada

10 Yo soy de mi amado, y él me busca con pasión.

11 Ven, amado mío; vayamos a los campos,

12 Vayamos temprano a los viñedos, para ver si han retoñado las vides,

13 Las mandrágoras esparcen su fragancia, y hay a nuestras puertas