< Anterior |
Siguiente > |
1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
5 Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;
6 no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;
7 sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres,
8 sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.
9 Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas.
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,
20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.
21 Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor,
22 el cual envié a vosotros para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones.
23 Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
24 La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.
1 Hijos, sean obedientes a sus padres en unión con [el] Señor, porque esto es justo:
2 “Honra a tu padre y a [tu] madre”; que es el primer mandato con promesa:
3 “Para que te vaya bien y dures largo tiempo sobre la tierra”.
4 Y ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová.
5 Ustedes, esclavos, sean obedientes a los que son [sus] amos en sentido carnal, con temor y temblor en la sinceridad de su corazón, como al Cristo,
6 no a modo de servir al ojo, como quienes procuran agradar a los hombres, sino como esclavos de Cristo, haciendo de toda alma la voluntad de Dios.
7 Sean esclavos con buenas inclinaciones, como a Jehová, y no a los hombres,
8 porque ustedes saben que cada uno, cualquier bien que haga, recibirá eso de vuelta de Jehová, sea esclavo o sea libre.
9 También, ustedes, amos, sigan haciéndoles las mismas cosas a ellos, y dejen de usar amenazas, porque ustedes saben que el Amo tanto de ellos como de ustedes está en los cielos, y con él no hay parcialidad.
10 Finalmente, sigan adquiriendo poder en [el] Señor y en la potencia de su fuerza.
11 Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo;
12 porque tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.
13 Por esta causa tomen la armadura completa que proviene de Dios, para que puedan resistir en el día inicuo y, después de haber hecho todas las cosas cabalmente, estar firmes.
14 Estén firmes, por lo tanto, teniendo los lomos ceñidos con la verdad, y teniendo puesta la coraza de la justicia,
15 y teniendo calzados los pies con el equipo de las buenas nuevas de la paz.
16 Sobre todo, tomen el escudo grande de la fe, con el cual podrán apagar todos los proyectiles encendidos del inicuo.
17 También, acepten el yelmo de la salvación, y la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios,
18 mientras que, con toda forma de oración y ruego, se ocupan en orar en toda ocasión en espíritu. Y, con ese fin, manténganse despiertos con toda constancia y con ruego a favor de todos los santos,
19 también por mí, para que se me dé capacidad para hablar al abrir la boca, que con franqueza de expresión dé a conocer el secreto sagrado de las buenas nuevas,
20 para las cuales actúo como embajador en cadenas; para que hable con relación a ellas con denuedo, como debo hablar.
21 Ahora bien, para que ustedes también sepan de mis asuntos, en cuanto a cómo me va, Tíquico, un hermano amado y ministro fiel en [el] Señor, les hará saber todo.
22 Lo envío a ustedes con este mismo propósito, para que sepan de las cosas que tienen que ver con nosotros y para que él consuele sus corazones.
23 Que los hermanos tengan paz y amor con fe procedentes de Dios el Padre y del Señor Jesucristo.
24 Que la bondad inmerecida esté con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo en incorrupción.