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ESTER 4 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor.

2 Y vino hasta delante de la puerta del rey; pues no era lícito pasar adentro de la puerta del rey con vestido de cilicio.

3 Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.

4 Y vinieron las doncellas de Ester, y sus eunucos, y se lo dijeron. Entonces la reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio; mas él no los aceptó.

5 Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos del rey, que él había puesto al servicio de ella, y lo mandó a Mardoqueo, con orden de saber qué sucedía, y por qué estaba así.

6 Salió, pues, Hatac a ver a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad, que estaba delante de la puerta del rey.

7 Y Mardoqueo le declaró todo lo que le había acontecido, y le dio noticia de la plata que Amán había dicho que pesaría para los tesoros del rey a cambio de la destrucción de los judíos.

8 Le dio también la copia del decreto que había sido dado en Susa para que fuesen destruidos, a fin de que la mostrase a Ester y se lo declarase, y le encargara que fuese ante el rey a suplicarle y a interceder delante de él por su pueblo.

9 Vino Hatac y contó a Ester las palabras de Mardoqueo.

10 Entonces Ester dijo a Hatac que le dijese a Mardoqueo:

11 Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días.

12 Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester.

13 Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío.

14 Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?

15 Y Ester dijo que respondiesen a Mardoqueo:

16 Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.

17 Entonces Mardoqueo fue, e hizo conforme a todo lo que le mandó Ester.

  X


1 Y Mardoqueo mismo llegó a saber de todo lo que se había hecho; y Mardoqueo procedió a rasgar sus prendas de vestir, y a ponerse saco y ceniza, y a salir en medio de la ciudad y clamar con un fuerte y amargo clamor.

2 Finalmente llegó hasta enfrente de la puerta del rey, porque nadie había de entrar dentro de la puerta del rey en ropa de tela de saco.

3 Y en todos los diferentes distritos jurisdiccionales, adondequiera que llegaba la palabra del rey y su ley, había gran duelo entre los judíos, y ayuno y llanto y plañido. Saco y ceniza mismos se tendieron como lecho para muchos.

4 Y las jóvenes de Ester y sus eunucos empezaron a entrar y referírselo. Y la reina quedó muy adolorida. Entonces envió prendas de vestir para vestir a Mardoqueo y para quitar su saco de sobre él. Y él no [las] aceptó.

5 Ante esto, Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos del rey, a quien este había puesto para atenderla, y procedió a darle un mandato respecto a Mardoqueo, para saber lo que esto significaba y de qué se trataba todo esto.

6 De manera que Hatac salió a donde Mardoqueo, a la plaza pública de la ciudad que estaba delante de la puerta del rey.

7 Entonces Mardoqueo le informó acerca de todas las cosas que le habían acaecido y la declaración exacta del dinero que Hamán había dicho que se pagara a la tesorería del rey en contra de los judíos, para destruirlos.

8 Y le dio una copia del escrito de la ley que se había dado en Susa para que se los aniquilara, a fin de que se la mostrara a Ester y le informara y le diera el mandato de entrar a donde el rey y suplicar favor de él y presentar solicitud directamente delante de él por el propio pueblo de ella.

9 Hatac ahora entró y refirió a Ester las palabras de Mardoqueo.

10 Entonces Ester dijo a Hatac y le mandó respecto de Mardoqueo:

11 “Todos los siervos del rey y el pueblo de los distritos jurisdiccionales del rey están enterados de que, en cuanto a cualquier hombre o mujer que entre a donde el rey en el patio interior sin ser llamado, su única ley es la de darle muerte; solo en caso de que el rey le extienda el cetro de oro, entonces ciertamente quedará vivo. En cuanto a mí, no se me ha llamado para entrar a donde el rey desde hace ya treinta días”.

12 Y procedieron a informar a Mardoqueo las palabras de Ester.

13 Entonces Mardoqueo dijo que respondieran a Ester: “No te imagines dentro de tu propia alma que la casa del rey escapará más que todos los demás judíos.

14 Porque si estás callada por completo en este tiempo, alivio y liberación mismos se levantarán para los judíos de algún otro lugar; pero en cuanto a ti y la casa de tu padre, ustedes perecerán. Y ¿quién hay que sepa si has alcanzado la dignidad real para un tiempo como este?”.

15 Por consiguiente, Ester dijo que se respondiera a Mardoqueo:

16 “Ve, reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunen por mí, y ni coman ni beban por tres días, noche y día. Yo también, con mis jóvenes, ayunaré igualmente, y tras eso entraré a donde el rey, lo cual no es conforme a la ley; y en caso de que tenga que perecer, tendré que perecer”.

17 Ante esto, Mardoqueo pasó adelante y procedió a hacer todo lo que Ester le había dado el mandato de hacer.