< Anterior |
Siguiente > |
1 Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré;
2 y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo
3 (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino.
4 Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos.
5 Porque Jehová había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: Vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer.
6 Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb.
7 Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento.
8 Y sucedía que cuando salía Moisés al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y cada cual estaba en pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moisés, hasta que él entraba en el tabernáculo.
9 Cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés.
10 Y viendo todo el pueblo la columna de nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba.
11 Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo.
12 Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos.
13 Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo.
14 Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.
15 Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.
16 ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?
17 Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre.
18 El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.
19 Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.
20 Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.
21 Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña;
22 y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado.
23 Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.
1 Y Jehová dijo además a Moisés: “Ve, sube de aquí, tú y el pueblo que hiciste subir de la tierra de Egipto, a la tierra acerca de la cual juré a Abrahán, Isaac y Jacob, diciendo: ‘A tu descendencia la daré’.
2 Y ciertamente enviaré un ángel delante de ti y expulsaré a los cananeos, los amorreos, y los hititas y los perizitas, los heveos y los jebuseos;
3 a una tierra que mana leche y miel, pues yo no subiré en medio de ti, porque eres un pueblo de dura cerviz, para que no te extermine en el camino”.
4 Cuando el pueblo llegó a oír esta palabra mala, se dieron al duelo; y ninguno de ellos se puso sus adornos.
5 Y Jehová pasó a decir a Moisés: “Di a los hijos de Israel: ‘Ustedes son un pueblo de dura cerviz. En un momento podría yo subir en medio de ti y ciertamente exterminarte. Ahora, pues, baja tus adornos de sobre ti, puesto que quiero saber lo que voy a hacerte’”.
6 Y los hijos de Israel fueron despojándose de sus adornos desde el monte Horeb en adelante.
7 En cuanto a Moisés, él procedió a sacar su tienda, y la asentó fuera del campamento, lejos del campamento; y la llamó tienda de reunión. Y sucedía que todo el que quería inquirir de Jehová salía a la tienda de reunión, que estaba fuera del campamento.
8 Y sucedía que tan pronto como Moisés salía a la tienda, se levantaba todo el pueblo, y se apostaba cada uno a la entrada de su propia tienda, y mantenía fija la mirada en Moisés hasta que entraba en la tienda.
9 Sucedía también que, tan pronto como Moisés había entrado en la tienda, la columna de nube bajaba, y se situaba a la entrada de la tienda, y él hablaba con Moisés.
10 Y todo el pueblo veía la columna de nube parada a la entrada de la tienda, y se levantaba todo el pueblo y se inclinaba cada uno a la entrada de su propia tienda.
11 Y Jehová hablaba a Moisés cara a cara, tal como hablaría un hombre a su compañero. Cuando [Moisés] volvía al campamento, su ministro Josué hijo de Nun, como servidor, no se retiraba de en medio de la tienda.
12 Ahora Moisés dijo a Jehová: “Mira, tú me estás diciendo: ‘Haz subir a este pueblo’, pero tú mismo no me has dejado saber a quién enviarás conmigo. Además, tú mismo has dicho: ‘De veras te conozco por nombre y, además, has hallado favor a mis ojos’.
13 Y ahora, si he hallado favor a tus ojos, sírvete hacerme conocer, por favor, tus caminos, para que te conozca, a fin de que halle favor a tus ojos. Y considera que esta nación es tu pueblo”.
14 De modo que él dijo: “Mi propia persona te acompañará y ciertamente te daré descanso”.
15 Ante esto le dijo él: “Si tu propia persona no va a acompañarnos, no nos hagas subir de aquí.
16 ¿Y mediante qué, entonces, se conocerá que he hallado favor a tus ojos, yo y tu pueblo? ¿No será mediante el que vayas con nosotros, por cuanto a mí y a tu pueblo se nos ha hecho distintos de todo otro pueblo que está sobre la superficie del suelo?”.
17 Y Jehová pasó a decir a Moisés: “Esta cosa de que has hablado, también la haré, porque has hallado favor a mis ojos y te conozco por nombre”.
18 A lo cual dijo él: “Hazme ver, por favor, tu gloria”.
19 Pero él dijo: “Yo mismo haré que toda mi bondad pase delante de tu rostro, y ciertamente declararé el nombre de Jehová delante de ti; y ciertamente favoreceré al que favorezca, y ciertamente mostraré misericordia al que le muestre misericordia”.
20 Y añadió: “No puedes ver mi rostro, porque ningún hombre puede verme y sin embargo vivir”.
21 Y Jehová dijo además: “Aquí hay un lugar conmigo, y tienes que apostarte sobre la roca.
22 Y tiene que suceder que, mientras vaya pasando mi gloria, tengo que colocarte en un hoyo en la roca, y tengo que poner la palma de mi mano sobre ti como pantalla hasta que haya pasado.
23 Después de eso tengo que quitar la palma de mi mano, y realmente verás mi espalda. Pero mi rostro no se podrá ver”.