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GALATAS 4 Paralela rv60
y tnm

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;

2 sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.

3 Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.

4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,

5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.

6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

8 Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses;

9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?

10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años.

11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.

12 Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros. Ningún agravio me habéis hecho.

13 Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio;

14 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.

16 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?

17 Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos.

18 Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros.

19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

20 quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.

21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?

22 Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre.

23 Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa.

24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.

25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.

26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.

27 Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de las desolada, que de la que tiene marido.

28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.

29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.

30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.

31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

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1 Ahora bien, digo que mientras el heredero es pequeñuelo en nada difiere del esclavo, aunque sea señor de todas las cosas,

2 sino que está bajo hombres encargados y bajo mayordomos hasta el día señalado de antemano por su padre.

3 Igualmente nosotros también, cuando éramos pequeñuelos, continuábamos esclavizados por las cosas elementales que pertenecen al mundo.

4 Pero cuando llegó el límite cabal del tiempo, Dios envió a su Hijo, que vino a ser procedente de una mujer y que llegó a estar bajo ley,

5 para que librara por compra a [los que se hallaban] bajo ley, para que nosotros, a nuestra vez, recibiéramos la adopción de hijos.

6 Ahora bien, porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el espíritu de su Hijo a nuestros corazones, y este clama: “¡Abba, Padre!”.

7 Así es que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero, gracias a Dios.

8 Sin embargo, cuando ustedes no conocían a Dios, entonces servían como esclavos a los que por naturaleza no son dioses.

9 Pero ahora que han llegado a conocer a Dios, o, más bien, ahora que han llegado a ser conocidos por Dios, ¿cómo es que se vuelven de nuevo a las débiles y miserables cosas elementales y quieren servirles como esclavos otra vez?

10 Están observando escrupulosamente días y meses y sazones y años.

11 Temo por ustedes, que de algún modo me haya afanado en vano respecto a ustedes.

12 Hermanos, les ruego: Háganse como yo, porque yo también antes era como ustedes. Ustedes no me hicieron ninguna injusticia.

13 Pero ustedes saben que por una enfermedad de mi carne les declaré las buenas nuevas la primera vez.

14 Y lo que fue una prueba para ustedes en mi carne, no lo trataron con desdén ni escupieron contra ello con disgusto; antes bien, me recibieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

15 ¿Dónde, pues, está aquella felicidad que tenían? Porque les doy testimonio de que, si hubiera sido posible, se habrían sacado los ojos y me los habrían dado.

16 Pues, entonces, ¿me he hecho enemigo de ustedes porque les digo la verdad?

17 Los buscan a ustedes celosamente —no de manera excelente—, pero quieren aislarlos [de mí], para que ustedes los busquen a ellos celosamente.

18 Sin embargo, es excelente que se les busque celosamente en una causa excelente en todo tiempo, y no solo cuando yo estoy presente con ustedes,

19 hijitos míos, por quienes vuelvo a estar en dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes.

20 Pero pudiera ser mi deseo estar presente con ustedes ahora mismo y hablar de manera diferente, porque estoy perplejo en cuanto a ustedes.

21 Díganme, ustedes los que quieren estar bajo ley: ¿No oyen la Ley?

22 Por ejemplo, está escrito que Abrahán adquirió dos hijos, uno de la sirvienta y uno de la mujer libre;

23 pero el de la sirvienta realmente nació a la manera de la carne; el otro, de la mujer libre mediante una promesa.

24 Estas cosas quedan como un drama simbólico; porque estas [mujeres] significan dos pactos, el primero del monte Sinaí, que da a luz hijos para esclavitud, y el cual es Agar.

25 Ahora bien, esta Agar significa Sinaí, una montaña de Arabia, y ella corresponde a la Jerusalén de hoy, porque está en esclavitud con sus hijos.

26 Pero la Jerusalén de arriba es libre, y ella es nuestra madre.

27 Porque está escrito: “Alégrate, mujer estéril que no das a luz; prorrumpe y clama en voz alta, mujer que no tienes dolores de parto; porque los hijos de la desolada son más numerosos que [los] de la que tiene el esposo”.

28 Ahora bien, nosotros, hermanos, somos hijos pertenecientes a la promesa, así como Isaac lo fue.

29 Pero tal como en aquel entonces el que nació a la manera de la carne se puso a perseguir al que nació a la manera del espíritu, así también ahora.

30 Sin embargo, ¿qué dice la Escritura? “Expulsa a la sirvienta y a su hijo, porque de ningún modo será heredero el hijo de la sirvienta con el hijo de la mujer libre.”

31 Por lo tanto, hermanos, no somos hijos de una sirvienta, sino de la mujer libre.