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GENESIS 38 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Aconteció en aquel tiempo, que Judá se apartó de sus hermanos, y se fue a un varón adulamita que se llamaba Hira.

2 Y vio allí Judá la hija de un hombre cananeo, el cual se llamaba Súa; y la tomó, y se llegó a ella.

3 Y ella concibió, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Er.

4 Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Onán.

5 Y volvió a concebir, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Sela. Y estaba en Quezib cuando lo dio a luz.

6 Después Judá tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar.

7 Y Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y le quitó Jehová la vida.

8 Entonces Judá dijo a Onán: Llégate a la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y levanta descendencia a tu hermano.

9 Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano.

10 Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida.

11 Y Judá dijo a Tamar su nuera: Quédate viuda en casa de tu padre, hasta que crezca Sela mi hijo; porque dijo: No sea que muera él también como sus hermanos. Y se fue Tamar, y estuvo en casa de su padre.

12 Pasaron muchos días, y murió la hija de Súa, mujer de Judá. Después Judá se consoló, y subía a los trasquiladores de sus ovejas a Timnat, él y su amigo Hira el adulamita.

13 Y fue dado aviso a Tamar, diciendo: He aquí tu suegro sube a Timnat a trasquilar sus ovejas.

14 Entonces se quitó ella los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se arrebozó, y se puso a la entrada de Enaim junto al camino de Timnat; porque veía que había crecido Sela, y ella no era dada a él por mujer.

15 Y la vio Judá, y la tuvo por ramera, porque ella había cubierto su rostro.

16 Y se apartó del camino hacia ella, y le dijo: Déjame ahora llegarme a ti: pues no sabía que era su nuera; y ella dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mí?

17 El respondió: Yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: Dame una prenda hasta que lo envíes.

18 Entonces Judá dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu sello, tu cordón, y tu báculo que tienes en tu mano. Y él se los dio, y se llegó a ella, y ella concibió de él.

19 Luego se levantó y se fue, y se quitó el velo de sobre sí, y se vistió las ropas de su viudez.

20 Y Judá envió el cabrito de las cabras por medio de su amigo el adulamita, para que éste recibiese la prenda de la mujer; pero no la halló.

21 Y preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: ¿Dónde está la ramera de Enaim junto al camino? Y ellos le dijeron: No ha estado aquí ramera alguna.

22 Entonces él se volvió a Judá, y dijo: No la he hallado; y también los hombres del lugar dijeron: Aquí no ha estado ramera.

23 Y Judá dijo: Tómeselo para sí, para que no seamos menospreciados; he aquí yo he enviado este cabrito, y tú no la hallaste.

24 Sucedió que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: Tamar tu nuera ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Y Judá dijo: Sacadla, y sea quemada.

25 Pero ella, cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: Del varón cuyas son estas cosas, estoy encinta. También dijo: Mira ahora de quién son estas cosas, el sello, el cordón y el báculo.

26 Entonces Judá los reconoció, y dijo: Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi hijo. Y nunca más la conoció.

27 Y aconteció que al tiempo de dar a luz, he aquí había gemelos en su seno.

28 Sucedió cuando daba a luz, que sacó la mano el uno, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de grana, diciendo: Este salió primero.

29 Pero volviendo él a meter la mano, he aquí salió su hermano; y ella dijo: ¡Qué brecha te has abierto! Y llamó su nombre Fares.

30 Después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y llamó su nombre Zara.

  X


1 Ahora bien, entretanto aconteció que, cuando Judá bajó de donde estaban sus hermanos, asentó [su tienda] cerca de un hombre, un adulamita, y el nombre de este era Hirá.

2 Y allí llegó a ver Judá a la hija de cierto cananeo, y el nombre de este era Súa. De modo que la tomó y tuvo relaciones con ella.

3 Y ella quedó encinta. Más tarde ella dio a luz un hijo y él lo llamó por nombre Er.

4 Otra vez quedó encinta ella. Con el tiempo, dio a luz un hijo y lo llamó por nombre Onán.

5 Volvió otra vez a dar a luz un hijo, y entonces lo llamó por nombre Selah. Ahora bien, sucedió que él estaba en Aczib cuando ella lo dio a luz.

6 Con el tiempo Judá tomó esposa para Er su primogénito, y el nombre de ella era Tamar.

7 Pero Er, primogénito de Judá, resultó malo a los ojos de Jehová; por lo tanto Jehová le dio muerte.

8 En vista de aquello, Judá dijo a Onán: “Ten relaciones con la esposa de tu hermano y realiza con ella matrimonio de cuñado y levanta prole para tu hermano”.

9 Pero Onán sabía que la prole no llegaría a ser suya; y sucedió que, cuando sí tuvo relaciones con la esposa de su hermano, desperdició su semen en la tierra para no dar prole a su hermano.

10 Ahora bien, lo que hizo fue malo a los ojos de Jehová; por lo tanto a él también le dio muerte.

11 Así que Judá dijo a Tamar su nuera: “Mora como viuda en casa de tu padre hasta que crezca Selah mi hijo”. Porque se decía: “Quizás muera él también como sus hermanos”. Por consiguiente, Tamar se fue y continuó morando en casa de su propio padre.

12 Así llegaron a ser muchos los días, y murió la hija de Súa, esposa de Judá; y Judá guardó el período de duelo. Después subió a Timnah, a los esquiladores de sus ovejas, él y su compañero Hirá el adulamita.

13 Entonces le fue referido a Tamar: “Mira que tu suegro va subiendo a Timnah para esquilar sus ovejas”.

14 Ante aquello, ella se quitó de sobre sí las prendas de vestir de su viudez y se cubrió con un chal y se veló y se sentó a la entrada de Enaim, que está en el camino a Timnah. Porque veía que Selah había crecido y, no obstante, ella no le había sido dada por esposa.

15 Cuando alcanzó a verla Judá, al instante la tomó por ramera, porque ella se había cubierto el rostro.

16 De modo que se apartó hacia ella al lado del camino y dijo: “Permíteme, por favor, tener relaciones contigo”. Pues no sabía que era su nuera. Sin embargo, ella dijo: “¿Qué me darás para tener relaciones conmigo?”.

17 A lo cual dijo él: “Yo mismo enviaré de la manada un cabrito de las cabras”. Pero ella dijo: “¿Darás una garantía hasta que lo envíes?”.

18 Y continuó él: “¿Cuál es la garantía que te daré?”, a lo cual dijo ella: “Tu sortija con sello y tu cordón y tu vara que tienes en la mano”. Entonces él se los dio y tuvo relaciones con ella, de modo que ella quedó encinta de él.

19 Después ella se levantó y se fue y se quitó su chal de sobre sí y se vistió con las prendas de vestir de su viudez.

20 Y Judá procedió a enviar el cabrito de las cabras por mano de su compañero el adulamita a fin de recobrar la garantía de mano de la mujer, pero este no la halló.

21 Y fue inquiriendo de los hombres de su lugar, diciendo: “¿Dónde está aquella prostituta de templo de Enaim junto al camino?”. Pero ellos seguían diciendo: “Nunca ha habido ninguna prostituta de templo en este lugar”.

22 Por fin él volvió a Judá y dijo: “No la hallé y, además, los hombres del lugar dijeron: ‘Nunca ha habido ninguna prostituta de templo en este lugar’”.

23 Así que Judá dijo: “Que se quede con ellos, a fin de que no lleguemos a ser objeto de desprecio. Sea como sea, yo he enviado este cabrito, pero tú... tú no la hallaste”.

24 Sin embargo, unos tres meses después sucedió que le fue referido a Judá: “Tamar tu nuera ha estado de ramera, y mira que también está encinta de su prostitución”. A lo cual dijo Judá: “Sáquenla, y que sea quemada”.

25 Cuando la iban sacando, ella misma envió a decir a su suegro: “Del hombre a quien pertenecen estos estoy encinta”. Y añadió: “Examina, por favor, a quién pertenecen estos: la sortija con sello y el cordón y la vara”.

26 Entonces los examinó Judá y dijo: “Ella es más justa que yo, por razón de que yo no la di a Selah mi hijo”. Y no volvió a tener más coito con ella después de aquello.

27 Ahora bien, resultó que, al tiempo de dar a luz, pues, ¡mire!, había gemelos en su vientre.

28 Además, sucedió que, cuando ella estaba dando a luz, uno extendió la mano, y al instante la partera tomó y le ató un marcador de color escarlata alrededor de la mano, diciendo: “Este salió primero”.

29 Finalmente resultó que, luego que él retiró la mano, pues, sucedió que salió su hermano, de modo que ella exclamó: “¿Qué quieres decir con esto, que has producido para ti una ruptura perineal?”. Por lo tanto fue llamado por nombre Pérez.

30 Y después salió su hermano, en cuya mano estaba el marcador de color escarlata, y él llegó a ser llamado por nombre Zérah.