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La Palabra de Dios preservada y viva

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HECHOS 6 Paralela rv60
y tnm

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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.

2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.

3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.

4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.

5 Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía;

6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.

7 Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.

8 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.

9 Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban.

10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.

11 Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.

12 Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio.

13 Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley;

14 pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés.

15 Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.

  X


1 Ahora bien, en estos días, cuando aumentaban los discípulos, se suscitó una murmuración de parte de los judíos de habla griega contra los judíos de habla hebrea, porque a sus viudas se las pasaba por alto en la distribución diaria.

2 De modo que los doce convocaron a la multitud de los discípulos y dijeron: “No es cosa grata el que nosotros dejemos la palabra de Dios para distribuir [alimento] a las mesas.

3 Por eso, hermanos, búsquense siete varones acreditados de entre ustedes, llenos de espíritu y de sabiduría, para que los nombremos sobre este asunto necesario;

4 pero nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra”.

5 Y lo que se habló fue grato a toda la multitud, y seleccionaron a Esteban, varón lleno de fe y de espíritu santo, y a Felipe y a Prócoro y a Nicanor y a Timón y a Parmenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía;

6 y los colocaron delante de los apóstoles, y, después de haber orado, estos les impusieron las manos.

7 Por consiguiente, la palabra de Dios siguió creciendo, y el número de los discípulos siguió multiplicándose muchísimo en Jerusalén; y una gran muchedumbre de sacerdotes empezó a ser obediente a la fe.

8 Ahora bien, Esteban, lleno de gracia y de poder, ejecutaba grandes portentos presagiosos y señales entre el pueblo.

9 Pero se levantaron ciertos hombres de aquellos de la llamada Sinagoga de los Libertos, y de los cireneos y alejandrinos y de los de Cilicia y Asia, para disputar con Esteban;

10 y, sin embargo, no podían mantenerse firmes contra la sabiduría y el espíritu con que él hablaba.

11 Entonces, en secreto, indujeron a unos varones a decir: “Le hemos oído hablar dichos blasfemos contra Moisés y contra Dios”.

12 Y alborotaron al pueblo y a los ancianos y a los escribas, y, cayendo sobre él de repente, lo tomaron por la fuerza y lo condujeron al Sanedrín.

13 Y presentaron testigos falsos, que dijeron: “Este hombre no cesa de hablar cosas contra este lugar santo y contra la Ley.

14 Por ejemplo, le hemos oído decir que este Jesús el Nazareno derribará este lugar y cambiará las costumbres que Moisés nos transmitió”.

15 Y mientras todos los que estaban sentados en el Sanedrín lo miraban con fijeza, vieron que su rostro era como el rostro de un ángel.