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ISAIAS 36 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.

2 Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.

3 Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller,

4 a los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas?

5 Yo digo que el consejo y poderío para la guerra, de que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí?

6 He aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían.

7 Y si me decís: En Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis?

8 Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos.

9 ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?

10 ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.

11 Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro.

12 Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a que dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina con vosotros?

13 Entonces el Rabsaces se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria.

14 El rey dice así: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar.

15 Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.

16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo,

17 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas.

18 Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria?

19 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi mano?

20 ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?

21 Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis.

22 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.

  X


1 Ahora bien, en el año catorce del rey Ezequías aconteció que Senaquerib el rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá y procedió a apoderarse de ellas.

2 Y el rey de Asiria por fin envió a Rabsaqué desde Lakís a Jerusalén, al rey Ezequías, con una pesada fuerza militar, y él procedió a detenerse junto al conducto del estanque superior, en la calzada del campo del lavandero.

3 Entonces salieron a él Eliaquim hijo de Hilquías, que estaba sobre la casa, y Sebná el secretario, y Joah hijo de Asaf el registrador.

4 Por consiguiente, Rabsaqué les dijo: “Por favor, digan a Ezequías: ‘Esto es lo que ha dicho el gran rey, el rey de Asiria: “¿Qué es esta confianza en que has confiado?

5 Has dicho (pero es la palabra de labios): ‘Hay consejo y poderío para la guerra’. Ahora bien, ¿en quién has cifrado confianza, para que te hayas rebelado contra mí?

6 ¡Mira! Has confiado en el sostén de esta caña quebrantada, en Egipto, la cual, si un hombre se apoyara en ella, ciertamente entraría en la palma de su mano y la traspasaría. Así es Faraón el rey de Egipto para todos los que cifran su confianza en él.

7 Y en caso de que me digas: ‘Es en Jehová nuestro Dios en quien hemos confiado’, ¿no es este aquel cuyos lugares altos y cuyos altares Ezequías ha quitado, mientras dice a Judá y Jerusalén: ‘Ante este altar deben inclinarse’?”’.

8 Ahora, pues, sírvete hacer una apuesta con mi señor el rey de Asiria, y déjame darte dos mil caballos, [para ver] si puedes, por tu parte, poner jinetes sobre ellos.

9 ¿Cómo, pues, podrías volver atrás el rostro de un solo gobernador de los siervos más pequeños de mi señor, mientras tú, por tu parte, cifras tu confianza en Egipto por carros y por hombres de a caballo?

10 Y ahora, ¿será sin autorización de parte de Jehová como he subido contra este país para arruinarlo? Jehová mismo me dijo: ‘Sube contra este país, y tienes que arruinarlo’”.

11 Ante esto, Eliaquim y Sebná y Joah dijeron a Rabsaqué: “Habla, por favor, a tus siervos en el lenguaje siríaco, porque estamos escuchando; y no nos hables en el lenguaje de los judíos a oídos de la gente que está sobre el muro”.

12 Pero Rabsaqué dijo: “¿Acaso es a tu señor y a ti a quienes me ha enviado mi señor a hablar estas palabras? ¿No es a los hombres que se hallan sentados sobre el muro, para que ellos coman su propio excremento y beban sus propios orines con ustedes?”.

13 Y Rabsaqué continuó de pie y clamando en alta voz en el lenguaje de los judíos, y pasó a decir: “Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria.

14 Esto es lo que ha dicho el rey: ‘No los engañe Ezequías, porque él no puede librarlos.

15 Y no los haga confiar Ezequías en Jehová, diciendo: “Sin falta Jehová nos librará. Esta ciudad no será dada en la mano del rey de Asiria”.

16 No escuchen a Ezequías, porque esto es lo que ha dicho el rey de Asiria: “Háganme una capitulación y salgan a mí, y coma cada cual de su propia vid y cada cual de su propia higuera, y beba cada cual el agua de su propia cisterna,

17 hasta que yo venga y realmente los lleve a una tierra semejante a su propia tierra, una tierra de grano y vino nuevo, una tierra de pan y viñas;

18 para que Ezequías no los ilusione, diciendo: ‘Jehová mismo nos librará’. ¿Acaso los dioses de las naciones han librado cada cual a su propio país de la mano del rey de Asiria?

19 ¿Dónde están los dioses de Hamat y Arpad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim? ¿Y han librado ellos a Samaria de mi mano?

20 ¿Quiénes hay entre todos los dioses de estos países que hayan librado su país de mi mano, para que Jehová libre a Jerusalén de mi mano?”’”.

21 Y ellos continuaron callados y no le respondieron palabra, pues fue el mandamiento del rey, que dijo: “No deben contestarle”.

22 Pero Eliaquim hijo de Hilquías, que estaba sobre la casa, y Sebná el secretario, y Joah hijo de Asaf el registrador llegaron a donde Ezequías con sus prendas de vestir rasgadas, y le refirieron las palabras de Rabsaqué.