Biblia Online

La Palabra de Dios preservada y viva

JOB 39 Paralela rv60
y tnm

< Anterior

Siguiente >

Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 ¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo?

2 ¿Contaste tú los meses de su preñez, Y sabes el tiempo cuando han de parir?

3 Se encorvan, hacen salir sus hijos, Pasan sus dolores.

4 Sus hijos se fortalecen, crecen con el pasto; Salen, y no vuelven a ellas.

5 ¿Quién echó libre al asno montés, Y quién soltó sus ataduras?

6 Al cual yo puse casa en la soledad, Y sus moradas en lugares estériles.

7 Se burla de la multitud de la ciudad; No oye las voces del arriero.

8 Lo oculto de los montes es su pasto, Y anda buscando toda cosa verde.

9 ¿Querrá el búfalo servirte a ti, O quedar en tu pesebre?

10 ¿Atarás tú al búfalo con coyunda para el surco? ¿Labrará los valles en pos de ti?

11 ¿Confiarás tú en él, por ser grande su fuerza, Y le fiarás tu labor?

12 ¿Fiarás de él para que recoja tu semilla, Y la junte en tu era?

13 ¿Diste tú hermosas alas al pavo real, o alas y plumas al avestruz?

14 El cual desampara en la tierra sus huevos, Y sobre el polvo los calienta,

15 Y olvida que el pie los puede pisar, Y que puede quebrarlos la bestia del campo.

16 Se endurece para con sus hijos, como si no fuesen suyos, No temiendo que su trabajo haya sido en vano;

17 Porque le privó Dios de sabiduría, Y no le dio inteligencia.

18 Luego que se levanta en alto, Se burla del caballo y de su jinete.

19 ¿Diste tú al caballo la fuerza? ¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes?

20 ¿Le intimidarás tú como a langosta? El resoplido de su nariz es formidable.

21 Escarba la tierra, se alegra en su fuerza, Sale al encuentro de las armas;

22 Hace burla del espanto, y no teme, Ni vuelve el rostro delante de la espada.

23 Contra él suenan la aljaba, El hierro de la lanza y de la jabalina;

24 Y él con ímpetu y furor escarba la tierra, Sin importarle el sonido de la trompeta;

25 Antes como que dice entre los clarines: ¡Ea! Y desde lejos huele la batalla, El grito de los capitanes, y el vocerío.

26 ¿Vuela el gavilán por tu sabiduría, Y extiende hacia el sur sus alas?

27 ¿Se remonta el águila por tu mandamiento, Y pone en alto su nido?

28 Ella habita y mora en la peña, En la cumbre del peñasco y de la roca.

29 Desde allí acecha la presa; Sus ojos observan de muy lejos.

30 Sus polluelos chupan la sangre; Y donde hubiere cadáveres, allí está ella.

  X


1 ”¿Has llegado a saber el tiempo señalado para que paran las cabras monteses del peñasco? ¿Observas precisamente cuándo paren las ciervas con dolores de parto?

2 ¿Cuentas los meses lunares que cumplen, o has llegado a saber el tiempo señalado en que paren?

3 Se encorvan cuando echan sus crías, [cuando] se deshacen de sus dolores.

4 Sus hijos se hacen robustos, llegan a ser grandes al campo raso; realmente salen y no vuelven a ellas.

5 ¿Quién envió libre a la cebra, y quién desató las ataduras mismas del asno silvestre,

6 como casa del cual he designado la llanura desértica, y por lugares de morada suya la región salada?

7 Él se ríe de la bulla de un pueblo; no oye los ruidos del que caza al acecho.

8 Explora montañas por su pasto y tras toda clase de planta verde anda en busca.

9 ¿Quiere un toro salvaje servirte, o pasará la noche junto a tu pesebre?

10 ¿Atarás a un toro salvaje firmemente con sus sogas en el surco, o rastrillará él las llanuras bajas detrás de ti?

11 ¿Confiarás en él porque su poder es abundante, y dejarás a él tu trabajo afanoso?

12 ¿Te fiarás de él de que haya de traer de vuelta tu semilla y que haya de recoger para tu era?

13 ¿Acaso el ala de la hembra del avestruz ha batido gozosamente, o [tiene ella] las plumas remeras de la cigüeña, y el plumaje?

14 Porque deja sus huevos a la tierra misma, y en el polvo los mantiene calientes,

15 y olvida que algún pie puede aplastarlos, o hasta alguna bestia salvaje del campo puede pisarlos.

16 Ella sí trata a sus hijos bruscamente, como si no fueran suyos... en vano es su afán, [porque no tiene] ningún pavor.

17 Porque Dios ha hecho que ella olvide la sabiduría, y no le ha dado parte en el entendimiento.

18 Al tiempo que bate [las alas] en alto, se ríe del caballo y de su jinete.

19 ¿Puedes tú dar al caballo poderío? ¿Puedes vestirle el cuello de crin crujiente?

20 ¿Puedes hacer que salte como una langosta? La dignidad de su resoplido es aterradora.

21 Piafa en la llanura baja y se alboroza en poder; sale al encuentro de armadura.

22 Se ríe del pavor, y no se aterroriza; ni se vuelve atrás a causa de una espada.

23 Contra él resuena una aljaba, la hoja de una lanza y una jabalina.

24 Con golpeo y excitación se traga la tierra, y no cree que es el sonido de un cuerno.

25 En cuanto suena el cuerno, dice: ¡Ajá!, y desde lejos huele la batalla, el alboroto de jefes y el grito de guerra.

26 ¿Se debe al entendimiento tuyo que el halcón se remonte, que extienda las alas al viento del sur?

27 ¿O es por orden tuya que un águila vuela hacia arriba, y que construye su nido en lo alto,

28 que en un peñasco reside, y se queda durante la noche sobre el diente de un peñasco y en un lugar inaccesible?

29 Desde allí tiene que buscar alimento; lejos en la distancia sus ojos siguen mirando.

30 Y sus polluelos mismos siguen sorbiendo sangre; y donde están los que han sido muertos, allí está ella”.