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JOB 41 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 ¿Sacarás tú al leviatán con anzuelo, O con cuerda que le eches en su lengua?

2 ¿Pondrás tú soga en sus narices, Y horadarás con garfio su quijada?

3 ¿Multiplicará él ruegos para contigo? ¿Te hablará él lisonjas?

4 ¿Hará pacto contigo Para que lo tomes por siervo perpetuo?

5 ¿Jugarás con él como con pájaro, O lo atarás para tus niñas?

6 ¿Harán de él banquete los compañeros? ¿Lo repartirán entre los mercaderes?

7 ¿Cortarás tú con cuchillo su piel, O con arpón de pescadores su cabeza?

8 Pon tu mano sobre él; Te acordarás de la batalla, y nunca más volverás.

9 He aquí que la esperanza acerca de él será burlada, Porque aun a su sola vista se desmayarán.

10 Nadie hay tan osado que lo despierte; ¿Quién, pues, podrá estar delante de mí?

11 ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío.

12 No guardaré silencio sobre sus miembros, Ni sobre sus fuerzas y la gracia de su disposición.

13 ¿Quién descubrirá la delantera de su vestidura? ¿Quién se acercará a él con su freno doble?

14 ¿Quién abrirá las puertas de su rostro? Las hileras de sus dientes espantan.

15 La gloria de su vestido son escudos fuertes, Cerrados entre sí estrechamente.

16 El uno se junta con el otro, Que viento no entra entre ellos.

17 Pegado está el uno con el otro; Están trabados entre sí, que no se pueden apartar.

18 Con sus estornudos enciende lumbre, Y sus ojos son como los párpados del alba.

19 De su boca salen hachones de fuego; Centellas de fuego proceden.

20 De sus narices sale humo, Como de una olla o caldero que hierve.

21 Su aliento enciende los carbones, Y de su boca sale llama.

22 En su cerviz está la fuerza, Y delante de él se esparce el desaliento.

23 Las partes más flojas de su carne están endurecidas; Están en él firmes, y no se mueven.

24 Su corazón es firme como una piedra, Y fuerte como la muela de abajo.

25 De su grandeza tienen temor los fuertes, Y a causa de su desfallecimiento hacen por purificarse.

26 Cuando alguno lo alcanzare, Ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará.

27 Estima como paja el hierro, Y el bronce como leño podrido.

28 Saeta no le hace huir; Las piedras de honda le son como paja.

29 Tiene toda arma por hojarasca, Y del blandir de la jabalina se burla.

30 Por debajo tiene agudas conchas; Imprime su agudez en el suelo.

31 Hace hervir como una olla el mar profundo, Y lo vuelve como una olla de ungüento.

32 En pos de sí hace resplandecer la senda, Que parece que el abismo es cano.

33 No hay sobre la tierra quien se le parezca; Animal hecho exento de temor.

34 Menosprecia toda cosa alta; Es rey sobre todos los soberbios.

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1 ”¿Puedes tú sacar a Leviatán con un anzuelo, o puedes con una soga sujetar su lengua?

2 ¿Puedes ponerle un junco en las narices, o puedes con una espina taladrar sus quijadas?

3 ¿Te hará él muchas súplicas, o te dirá palabras blandas?

4 ¿Celebrará un pacto contigo, para que lo tomes por esclavo hasta tiempo indefinido?

5 ¿Jugarás con él como con un pájaro, o lo atarás para tus muchachas de poca edad?

6 ¿Trocarán por él los socios? ¿Lo dividirán entre comerciantes?

7 ¿Llenarás tú de arpones su piel, o de dardos de pesca su cabeza?

8 Pon la mano sobre él. Acuérdate de la batalla. No vuelvas a hacerlo.

9 ¡Mira! La expectativa de uno respecto a él ciertamente quedará defraudada. Uno también será arrojado abajo a la mera vista de él.

10 Ninguno es tan audaz como para excitarlo. ¿Y quién es el que puede mantenerse firme delante de mí?

11 ¿Quién me ha dado algo primero, para que yo deba recompensarle? [Todo] bajo los cielos enteros es mío.

12 No guardaré silencio acerca de sus partes, ni del asunto de [su] poderío y la gracia de sus proporciones.

13 ¿Quién ha descubierto la haz de su vestido? Dentro de su quijada doble, ¿quién entrará?

14 Las puertas de su cara, ¿quién las ha abierto? Sus dientes en derredor son aterradores.

15 Repliegues de escamas son su altivez, cerradas como con un sello apretado.

16 Una a otra están ajustadas estrechamente, y ni siquiera el aire puede entrar entre ellas.

17 Están pegadas cada una a la otra; se agarran una a otra y no pueden ser separadas.

18 Sus mismos estornudos destellan luz, y sus ojos son como los rayos del alba.

19 De la boca le salen relámpagos, hasta chispas de fuego logran escapar.

20 De las narices le sale humo, como un horno encendido hasta con juncos.

21 Su alma misma hace arder los carbones, y hasta una llama le sale de la boca.

22 En su cuello se aloja la fuerza, y delante de él salta la desesperación.

23 Los pliegues de su carne de veras se adhieren; son como una fundición sobre él, inmovibles.

24 Su corazón está fundido como piedra, sí, fundido como una piedra inferior de molino.

25 Debido a que se levanta, los fuertes se atemorizan; debido a consternación, se aturden.

26 Al alcanzarlo, la espada misma no resulta capaz, ni lanza, dardo ni punta de flecha.

27 Considera el hierro como mera paja, el cobre como simple madera podrida.

28 Una flecha no lo hace huir; las piedras de honda han sido cambiadas para él en mero rastrojo.

29 Un garrote ha sido considerado [por él] como mero rastrojo, y se ríe del ruidoso sacudimiento de la jabalina.

30 Como fragmentos puntiagudos de vasijas de barro son sus partes inferiores; extiende un instrumento de trillar sobre el fango.

31 Hace hervir tal como olla las profundidades; pone al mar mismo como olla de ungüento.

32 Tras de sí hace brillar un sendero; se tomaría por canicie la profundidad acuosa.

33 Sobre el polvo no hay semejanza de él, el que fue hecho para estar sin terror.

34 Todo lo alto lo ve. Es rey sobre todas las bestias salvajes majestuosas”.