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JOSUE 2 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.

2 Y fue dado aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra.

3 Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra.

4 Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran.

5 Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis.

6 Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado.

7 Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores.

8 Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo:

9 Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.

10 Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.

11 Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.

12 Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura;

13 y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la muerte.

14 Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.

15 Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el muro.

16 Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro camino.

17 Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado.

18 He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.

19 Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare.

20 Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos has juramentado.

21 Ella respondió: Sea así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de grana a la ventana.

22 Y caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron allí tres días, hasta que volvieron los que los perseguían; y los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los hallaron.

23 Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron todas las cosas que les habían acontecido.

24 Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.

  X


1 Entonces Josué hijo de Nun envió secretamente desde Sitim dos hombres como espías, diciendo: “Vayan, den un vistazo a la tierra y a Jericó”. De modo que ellos fueron y llegaron a la casa de una prostituta cuyo nombre era Rahab, y procedieron a alojarse allí.

2 Con el tiempo se le dijo al rey de Jericó: “¡Mira! Hombres de los hijos de Israel han entrado aquí esta noche para explorar el país”.

3 Ante eso, el rey de Jericó mandó decir a Rahab: “Saca a los hombres que vinieron a ti, que han entrado en tu casa, porque han venido para explorar todo el país”.

4 Entretanto, la mujer tomó a los dos hombres y los ocultó. Y procedió a decir: “Sí, es cierto que los hombres vinieron a mí, y yo no sabía de dónde eran.

5 Y aconteció que, al tiempo de cerrar la puerta, al oscurecer, los hombres salieron. Simplemente no sé adónde se habrán ido los hombres. Corran tras ellos rápidamente, porque los alcanzarán”.

6 (Ella, sin embargo, los había llevado arriba al techo, y los mantuvo fuera de la vista entre tallos de lino puestos en filas para ella sobre el techo.)

7 Y los hombres corrieron tras ellos en dirección al Jordán, a los vados, y se cerró la puerta inmediatamente después que los que iban corriendo tras ellos hubieron salido.

8 En cuanto a estos, antes que pudieran acostarse, ella misma subió a donde ellos, en el techo.

9 Y pasó a decir a los hombres: “Yo de veras sé que Jehová ciertamente les dará el país, y que el terror a ustedes ha caído sobre nosotros, y que todos los habitantes del país han quedado desalentados a causa de ustedes.

10 Porque hemos oído cómo Jehová secó las aguas del mar Rojo de delante de ustedes cuando salieron de Egipto, y lo que ustedes hicieron a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a saber, Sehón y Og, a quienes dieron por entero a la destrucción.

11 Cuando llegamos a oírlo, entonces empezó a derretírsenos el corazón, y todavía no se ha levantado espíritu en persona alguna a causa de ustedes, porque Jehová su Dios es Dios en los cielos arriba y en la tierra abajo.

12 Y ahora, por favor, júrenme por Jehová que, porque yo he ejercido bondad amorosa para con ustedes, ustedes también ciertamente ejercerán bondad amorosa para con la casa de mi padre, y tienen que darme una señal fidedigna.

13 Y tienen que conservar vivos a mi padre y mi madre y mis hermanos y mis hermanas y a todos los que les pertenecen a ellos, y tienen que librar de la muerte nuestras almas”.

14 Por lo cual le dijeron los hombres: “¡Nuestras almas han de morir en lugar de ustedes! Si ustedes no informan acerca de este asunto nuestro, entonces tiene que suceder que cuando Jehová nos dé el país, entonces nosotros ciertamente ejerceremos bondad amorosa y confiabilidad para contigo”.

15 Después de eso, ella los hizo descender con una soga por la ventana, porque su casa estaba en un lado del muro, y era sobre el muro donde ella moraba.

16 Y procedió a decirles: “Vayan a la región montañosa, para que los que andan en perseguimiento no lleguen a dar con ustedes; y tienen que mantenerse escondidos allí tres días, hasta que los que andan en perseguimiento hayan vuelto, y después pueden ir por su propia dirección”.

17 A su vez, los hombres le dijeron: “Estamos libres de culpa respecto a este juramento que nos has hecho jurar.

18 ¡Mira! Vamos a entrar en el país. Este cordón de hilo escarlata lo debes atar en la ventana por la cual nos has hecho descender, y debes reunir contigo dentro de la casa a tu padre y tu madre y tus hermanos y a toda la casa de tu padre.

19 Y tiene que suceder que si alguien sale de las puertas de tu casa al descubierto, su sangre estará sobre su propia cabeza, y nosotros estaremos libres de culpa; y en cuanto a todo el que continúe contigo en la casa, su sangre estará sobre nuestra cabeza si sobre él viniera mano alguna.

20 Y si informaras acerca de este asunto nuestro, entonces nosotros habremos quedado libres de culpa respecto a este juramento tuyo que nos has hecho jurar”.

21 A lo cual ella dijo: “Conforme a sus palabras, así sea”. Con eso los despachó, y ellos se fueron por su camino. Después ella ató el cordón escarlata en la ventana.

22 De modo que ellos fueron y llegaron a la región montañosa y siguieron morando allí tres días, hasta que los perseguidores hubieron vuelto. Ahora bien, los perseguidores fueron buscándolos en todo camino, y no los hallaron.

23 Y los dos hombres procedieron a descender de nuevo de la región montañosa y a cruzar y llegar a Josué hijo de Nun, y empezaron a contarle todas las cosas que les habían sucedido.

24 Y pasaron a decir a Josué: “Jehová ha dado toda la tierra en nuestra mano. Por consiguiente, todos los habitantes de la tierra también se han desalentado a causa de nosotros”.