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JOSUE 6 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.

2 Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.

3 Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días.

4 Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.

5 Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.

6 Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Jehová.

7 Y dijo al pueblo: Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de Jehová.

8 Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de Jehová, y tocaron las bocinas; y el arca del pacto de Jehová los seguía.

9 Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente.

10 Y Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis.

11 Así que él hizo que el arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad, y volvieron luego al campamento, y allí pasaron la noche.

12 Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová.

13 Y los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron delante del arca de Jehová, andando siempre y tocando las bocinas; y los hombres armados iban delante de ellos, y la retaguardia iba tras el arca de Jehová, mientras las bocinas tocaban continuamente.

14 Así dieron otra vuelta a la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de esta manera hicieron durante seis días.

15 Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces.

16 Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad.

17 Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos.

18 Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis.

19 Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová.

20 Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.

21 Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.

22 Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis.

23 Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel.

24 Y consumieron con fuego la ciudad, y todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro.

25 Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.

26 En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas.

27 Estaba, pues, Jehová con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra.

  X


1 Ahora bien, Jericó estaba bien cerrada a causa de los hijos de Israel; nadie salía y nadie entraba.

2 Y Jehová pasó a decir a Josué: “Mira, yo he dado en tu mano a Jericó y su rey, los hombres valientes y poderosos.

3 Y todos ustedes, los hombres de guerra, tienen que marchar alrededor de la ciudad, dando la vuelta a la ciudad una vez. De esa manera debes hacer por seis días.

4 Y siete sacerdotes deben llevar siete cuernos de carnero, delante del Arca, y al séptimo día ustedes deben marchar alrededor de la ciudad siete veces, y los sacerdotes deben tocar los cuernos.

5 Y tiene que suceder que al hacer ellos sonar el cuerno de carnero, cuando ustedes oigan el sonido del cuerno, todo el pueblo debe soltar un gran grito de guerra; y el muro de la ciudad tiene que desplomarse, y el pueblo tiene que subir, cada uno directamente hacia delante de sí”.

6 Por consiguiente, Josué hijo de Nun llamó a los sacerdotes y les dijo: “Tomen el arca del pacto, y siete sacerdotes deben llevar siete cuernos de carnero delante del arca de Jehová”.

7 Y pasó a decir al pueblo: “Pasen adelante y marchen alrededor de la ciudad, y la fuerza equipada para guerrear debe pasar adelante del arca de Jehová”.

8 De modo que aconteció tal como Josué dijo al pueblo; y siete sacerdotes que llevaban siete cuernos de carnero delante de Jehová pasaron adelante y tocaron los cuernos, y el arca del pacto de Jehová los seguía.

9 Y la fuerza equipada para guerrear iba delante de los sacerdotes que tocaban los cuernos, mientras la retaguardia seguía al Arca con un tocar continuo de los cuernos.

10 Ahora bien, Josué había mandado al pueblo, y dicho: “No deben gritar ni dejar oír su voz, y ninguna palabra debe salir de su boca hasta el día en que yo les diga: ‘¡Griten!’. Entonces tienen que gritar”.

11 E hizo que el arca de Jehová fuera marchando alrededor de la ciudad, dando una sola vuelta, después de lo cual fueron al campamento y se quedaron toda la noche en el campamento.

12 Entonces Josué se levantó muy de mañana, y los sacerdotes se pusieron a llevar el arca de Jehová,

13 y siete sacerdotes que llevaban siete cuernos de carnero delante del arca de Jehová iban andando, tocando los cuernos de continuo, y la fuerza equipada para guerrear iba andando delante de ellos, mientras la retaguardia seguía al arca de Jehová con un tocar continuo de los cuernos.

14 Y fueron marchando alrededor de la ciudad una sola vez el segundo día, después de lo cual se volvieron al campamento. De esa manera hicieron por seis días.

15 Y aconteció que en el séptimo día procedieron a levantarse temprano, en cuanto ascendió el alba, y se pusieron a marchar alrededor de la ciudad de esta manera siete veces. Solo en aquel día marcharon alrededor de la ciudad siete veces.

16 Y aconteció que a la séptima vez los sacerdotes tocaron los cuernos, y Josué procedió a decir al pueblo: “Griten; porque Jehová les ha dado la ciudad.

17 Y la ciudad tiene que llegar a ser una cosa dada por entero a la destrucción; ella con todo cuanto hay en ella pertenece a Jehová. Solo Rahab la prostituta puede seguir viviendo, ella y todos los que estén en la casa con ella, porque escondió a los mensajeros que enviamos.

18 En cuanto a ustedes, simplemente manténganse alejados de la cosa dada por entero a la destrucción, por temor de que les dé un deseo y de veras tomen algo de la cosa dada por entero a la destrucción y realmente constituyan al campamento de Israel en una cosa dada por entero a la destrucción y le acarreen extrañamiento.

19 Antes bien, toda la plata y el oro y los objetos de cobre y hierro son cosa santa a Jehová. En el tesoro de Jehová debe entrar”.

20 Entonces el pueblo gritó, cuando ellos procedieron a tocar los cuernos. Y aconteció que, tan pronto como el pueblo oyó el sonido del cuerno y el pueblo se puso a lanzar un fuerte grito de guerra, entonces el muro empezó a desplomarse. Después de eso el pueblo subió a la ciudad, cada uno directamente hacia delante de sí, y tomaron la ciudad.

21 Y fueron dando por entero todo lo que había en la ciudad, de hombre a mujer, de joven a viejo y a toro y oveja y asno, a la destrucción a filo de espada.

22 Y a los dos hombres que habían servido de espías en el país, Josué dijo: “Entren en la casa de la mujer, la prostituta, y saquen de allí a la mujer y a todos los que le pertenezcan, tal como se lo han jurado”.

23 De modo que los jóvenes que habían hecho la obra de espiar entraron y sacaron a Rahab y a su padre y su madre y sus hermanos y a todos los que le pertenecían, sí, a toda su parentela la sacaron; y procedieron a ponerlos fuera del campamento de Israel.

24 Y quemaron la ciudad con fuego, y todo lo que en ella había. Solo la plata y el oro y los objetos de cobre y hierro los dieron al tesoro de la casa de Jehová.

25 Y a Rahab la prostituta y a la casa de su padre y a todos los que le pertenecían los conservó vivos Josué; y ella mora en medio de Israel hasta el día de hoy, porque escondió a los mensajeros que Josué envió para espiar a Jericó.

26 Entonces Josué hizo que en aquel tiempo en particular se pronunciara un juramento, y dijo: “Maldito sea delante de Jehová el hombre que se levante y de veras edifique esta ciudad, aun a Jericó. Pagando con la pérdida de su primogénito eche los fundamentos de ella, y pagando con la pérdida del menor de los suyos ponga sus puertas”.

27 Así que Jehová resultó estar con Josué, y la fama de este llegó a estar en toda la tierra.