< Anterior |
Siguiente > |
1 Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle.
2 Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos;
3 y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.
4 Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.
5 Porque ni aun sus hermanos creían en él.
6 Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto.
7 No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas.
8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido.
9 Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.
10 Pero después que sus hermanos habían subido, entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto.
11 Y le buscaban los judíos en la fiesta, y decían: ¿Dónde está aquél?
12 Y había gran murmullo acerca de él entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo.
13 Pero ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos.
14 Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba.
15 Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?
16 Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.
17 El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.
18 El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.
19 ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme?
20 Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿quién procura matarte?
21 Jesús respondió y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis.
22 Por cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres); y en el día de reposo circuncidáis al hombre.
23 Si recibe el hombre la circuncisión en el día de reposo, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en el día de reposo sané completamente a un hombre?
24 No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.
25 Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es éste a quien buscan para matarle?
26 Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo?
27 Pero éste, sabemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.
28 Jesús entonces, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo: A mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis.
29 Pero yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió.
30 Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora.
31 Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace?
32 Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba de él estas cosas; y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que le prendiesen.
33 Entonces Jesús dijo: {Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, e iré al que me envió.
34 Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir.
35 Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿Adónde se irá éste, que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y enseñará a los griegos?
36 ¿Qué significa esto que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir?
37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
40 Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta.
41 Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo?
42 ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?
43 Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él.
44 Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano.
45 Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído?
46 Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!
47 Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados?
48 ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?
49 Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es.
50 Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos:
51 ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?
52 Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.
53 Cada uno se fue a su casa;
1 Ahora bien, después de estas cosas Jesús continuó andando por Galilea, pues no quería andar por Judea, porque los judíos procuraban matarlo.
2 Sin embargo, estaba cerca la fiesta de los judíos, la fiesta de los tabernáculos.
3 Por eso sus hermanos le dijeron: “Sal de aquí y ve a Judea, para que tus discípulos también contemplen las obras que haces.
4 Porque nadie hace cosa alguna en secreto mientras él mismo procura ser conocido públicamente. Si haces estas cosas, manifiéstate al mundo”.
5 Sus hermanos, de hecho, no ejercían fe en él.
6 Por lo tanto, Jesús les dijo: “Mi debido tiempo todavía no está presente, pero el debido tiempo de ustedes siempre está disponible.
7 El mundo no tiene razón para odiarlos a ustedes, pero a mí me odia, porque doy testimonio, respecto a él, de que sus obras son inicuas.
8 Ustedes suban a la fiesta; yo no subo todavía a esta fiesta, porque mi debido tiempo todavía no ha llegado cabalmente”.
9 Así fue que, después de decirles estas cosas, permaneció en Galilea.
10 Pero cuando sus hermanos hubieron subido a la fiesta, entonces él mismo también subió, no abiertamente, sino como en secreto.
11 Por consiguiente, los judíos se pusieron a buscarlo en la fiesta y a decir: “¿Dónde está ese?”.
12 Y había mucha habla restringida acerca de él entre las muchedumbres. Algunos decían: “Es hombre bueno”. Otros decían: “No lo es, sino que extravía a la muchedumbre”.
13 Nadie, por supuesto, hablaba de él públicamente, por temor a los judíos.
14 Cuando la mitad de la fiesta ya había pasado, Jesús subió al templo y se puso a enseñar.
15 Por eso los judíos se admiraban, y decían: “¿Cómo tiene este hombre conocimiento de letras, cuando no ha estudiado en las escuelas?”.
16 Jesús, a su vez, les contestó y dijo: “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me ha enviado.
17 Si alguien desea hacer la voluntad de Él, conocerá respecto a la enseñanza si es de Dios o si hablo por mí mismo.
18 El que habla por sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que lo envió, este es veraz, y no hay injusticia en él.
19 Moisés les dio la Ley, ¿no es verdad? Pero ninguno de ustedes obedece la Ley. ¿Por qué procuran matarme?”.
20 La muchedumbre contestó: “Demonio tienes. ¿Quién procura matarte?”.
21 En respuesta, Jesús les dijo: “Un hecho ejecuté, y todos ustedes están admirados.
22 Por esto Moisés les ha dado la circuncisión —no que sea de Moisés, sino que es de los antepasados— y ustedes circuncidan a un hombre en sábado.
23 Si un hombre recibe la circuncisión en sábado para que no sea quebrada la ley de Moisés, ¿se encolerizan violentamente contra mí porque hice que un hombre quedara completamente bien de salud en sábado?
24 Dejen de juzgar por la apariencia exterior, pero juzguen con juicio justo”.
25 Por lo tanto, algunos de los habitantes de Jerusalén se pusieron a decir: “Este es el hombre a quien procuran matar, ¿no es verdad?
26 Y sin embargo, ¡miren!, habla en público, y no le dicen nada. Los gobernantes no han llegado a conocer con certeza que este sea el Cristo, ¿verdad?
27 Antes bien, nosotros sabemos de dónde es este hombre; sin embargo, cuando venga el Cristo, nadie ha de saber de dónde es”.
28 Por lo tanto, Jesús clamó mientras enseñaba en el templo, y dijo: “Ustedes me conocen, y también saben de dónde soy. Además, yo no he venido por mi propia iniciativa, pero el que me ha enviado es real, y ustedes no lo conocen.
29 Yo lo conozco, porque soy representante de parte de él, y Aquel me ha enviado”.
30 Por consiguiente, empezaron a buscar cómo apoderarse de él, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.
31 Aun así, muchos de la muchedumbre pusieron fe en él; y empezaron a decir: “Cuando llegue el Cristo, él no ejecutará más señales que las que ha ejecutado este hombre, ¿verdad?”.
32 Los fariseos oyeron a la muchedumbre que murmuraba estas cosas acerca de él, y los sacerdotes principales y los fariseos despacharon oficiales para que se apoderaran de él.
33 Por lo tanto Jesús dijo: “Continúo con ustedes un poco de tiempo todavía antes de irme al que me ha enviado.
34 Ustedes me buscarán, pero no me hallarán, y donde yo esté ustedes no pueden venir”.
35 Por consiguiente, los judíos dijeron entre sí: “¿Adónde piensa ir este, de modo que nosotros no hayamos de hallarlo? No piensa ir a los [judíos] dispersos entre los griegos y enseñar a los griegos, ¿verdad?
36 ¿Qué significa este dicho que dijo: ‘Me buscarán, pero no me hallarán, y donde yo esté ustedes no pueden venir’?”.
37 Ahora bien, en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús estaba de pie, y clamó, diciendo: “Si alguien tiene sed, venga a mí y beba.
38 El que pone fe en mí, así como ha dicho la Escritura: ‘De su parte más interior fluirán corrientes de agua viva’”.
39 Sin embargo, dijo esto respecto al espíritu que estaban para recibir los que ponían fe en él; porque aún no había espíritu, por cuanto Jesús todavía no había sido glorificado.
40 Por eso, algunos de la muchedumbre que oyeron estas palabras se pusieron a decir: “Este con certeza es El Profeta”.
41 Otros decían: “Este es el Cristo”. Pero algunos decían: “El Cristo no viene realmente de Galilea, ¿verdad?
42 ¿No ha dicho la Escritura que el Cristo viene de la prole de David, y de Belén, la aldea donde David solía estar?”.
43 Así que se produjo una división respecto a él entre la muchedumbre.
44 Algunos de ellos, pues, querían apoderarse de él, pero nadie echó las manos sobre él.
45 Por lo tanto, los oficiales volvieron a los sacerdotes principales y fariseos, y estos les dijeron: “¿Por qué no lo trajeron?”.
46 Los oficiales respondieron: “Jamás ha hablado [otro] hombre así”.
47 A su vez, los fariseos contestaron: “Ustedes no se han dejado extraviar también, ¿verdad?
48 Ni uno de los gobernantes o de los fariseos ha puesto fe en él, ¿verdad?
49 Pero esta muchedumbre que no conoce la Ley son unos malditos”.
50 Nicodemo, que antes había venido a él, y que era uno de ellos, les dijo:
51 “Nuestra ley no juzga a un hombre a menos que primero haya oído de parte de él y llegado a saber lo que hace, ¿verdad?”.
52 En respuesta, le dijeron: “Tú no eres también de Galilea, ¿verdad? Escudriña, y ve que de Galilea no ha de ser levantado ningún profeta”.
53 Los manuscritos u1488?BSys omiten los versículos 53 hasta el capítulo 8, versículo 11, que dicen (con algunas variantes en los diversos textos y versiones griegos) como sigue:par {cf2 Entonces se fueron cada uno a su casa.