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MATEO 20 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.

2 Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

3 Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados;

4 y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.

5 Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.

6 Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?

7 Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.

8 Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.

9 Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.

10 Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.

11 Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia,

12 diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.

13 El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario?

14 Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti.

15 ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?

16 Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.

17 Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo:

18 He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte;

19 y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará.

20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.

21 El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.

22 Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos.

23 El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.

24 Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.

25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.

26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,

27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;

28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

29 Al salir ellos de Jericó, le seguía una gran multitud.

30 Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

31 Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

32 Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga?

33 Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.

34 Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron.

  X


1 ”Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, un amo de casa, que salió muy de mañana para contratar obreros para su viña.

2 Cuando hubo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

3 Saliendo también cerca de la hora tercera, vio a otros que estaban de pie desocupados en la plaza del mercado;

4 y a aquellos dijo: ‘Ustedes también, vayan a la viña, y les daré lo que sea justo’.

5 De modo que ellos se fueron. Él volvió a salir cerca de la hora sexta, y de la nona, e hizo lo mismo.

6 Finalmente, salió cerca de la hora undécima y halló a otros de pie, y les dijo: ‘¿Por qué han estado de pie aquí desocupados todo el día?’.

7 Le dijeron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Les dijo: ‘Ustedes también vayan a la viña’.

8 ”Cuando empezó a anochecer, el amo de la viña dijo a su encargado: ‘Llama a los obreros y págales su salario, procediendo desde los últimos hasta los primeros’.

9 Cuando vinieron los hombres de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.

10 Por eso, cuando vinieron los primeros, concluyeron que ellos recibirían más; pero ellos también recibieron pago a razón de un denario.

11 Al recibirlo, se pusieron a murmurar contra el amo de casa

12 y dijeron: ‘¡Estos últimos trabajaron una sola hora; no obstante, los hiciste iguales a nosotros que soportamos el peso del día y el calor ardiente!’.

13 Mas él, respondiendo a uno de ellos, dijo: ‘Amigo, no te hago ningún mal. Conviniste conmigo por un denario, ¿no es verdad?

14 Toma lo tuyo y vete. Quiero dar a este último lo mismo que a ti.

15 ¿No me es lícito hacer lo que quiero con mis propias cosas? ¿O es inicuo tu ojo porque yo soy bueno?’.

16 De esta manera los últimos serán primeros, y los primeros, últimos”.

17 Estando ya para subir a Jerusalén, Jesús llevó aparte privadamente a los doce discípulos y les dijo en el camino:

18 “¡Miren! Subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sacerdotes principales y a los escribas, y lo condenarán a muerte,

19 y lo entregarán a [hombres de] las naciones para que se burlen de él y lo azoten y lo fijen en un madero, y al tercer día será levantado”.

20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, rindiéndole homenaje y pidiéndole algo.

21 Él le dijo: “¿Qué quieres?”. Ella le dijo: “Di la palabra para que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y uno a tu izquierda, en tu reino”.

22 Jesús dijo en contestación: “Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo estoy a punto de beber?”. Ellos le dijeron: “Podemos”.

23 Les dijo: “De cierto beberán mi copa, pero esto de sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es cosa mía darlo, sino que pertenece a aquellos para quienes ha sido preparado por mi Padre”.

24 Cuando los otros diez oyeron de esto, se indignaron con los dos hermanos.

25 Pero Jesús, llamándolos a sí, dijo: “Ustedes saben que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los grandes ejercen autoridad sobre ellas.

26 No es así entre ustedes; antes bien, el que quiera llegar a ser grande entre ustedes tiene que ser ministro de ustedes,

27 y el que quiera ser el primero entre ustedes tiene que ser esclavo de ustedes.

28 Así como el Hijo del hombre no vino para que se le ministrara, sino para ministrar y para dar su alma en rescate en cambio por muchos”.

29 Ahora bien, al salir ellos de Jericó, una gran muchedumbre lo siguió.

30 Y, ¡mire!, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que Jesús iba pasando, clamaron y dijeron: “¡Señor, ten misericordia de nosotros, Hijo de David!”.

31 Pero la muchedumbre les dijo con rigor que se callaran; sin embargo, ellos gritaron con más fuerza, diciendo: “¡Señor, ten misericordia de nosotros, Hijo de David!”.

32 De modo que Jesús se detuvo, los llamó, y dijo: “¿Qué quieren que les haga?”.

33 Le dijeron: “Señor, que se abran nuestros ojos”.

34 Enternecido, Jesús les tocó los ojos, y ellos inmediatamente recibieron la vista, y le siguieron.