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MATEO 22 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:

2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo;

3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.

4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.

5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;

6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.

7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.

8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.

9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.

10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

11 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.

12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.

13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

15 Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra.

16 Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.

17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?

18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?

19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.

20 Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción?

21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.

22 Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron.

23 Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,

24 diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano.

25 Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.

26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.

27 Y después de todos murió también la mujer.

28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?

29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.

30 Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.

31 Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo:

32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.

33 Oyendo esto la gente, se admiraba de su doctrina.

34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una.

35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo:

36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?

37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

38 Este es el primero y grande mandamiento.

39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

41 Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó,

42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David.

43 El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:

44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?

45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?

46 Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.

  X


1 Tomando de nuevo la palabra, Jesús volvió a hablarles con ilustraciones, diciendo:

2 “El reino de los cielos ha llegado a ser semejante a un hombre, un rey, que hizo un banquete de bodas para su hijo.

3 Y envió sus esclavos a llamar a los invitados al banquete de bodas, pero ellos no quisieron venir.

4 De nuevo envió otros esclavos, diciendo: ‘Digan a los invitados: “¡Miren! He preparado mi comida, mis toros y animales cebados están degollados, y todas las cosas están listas. Vengan al banquete de bodas”’.

5 Pero ellos, sin que les importara, se fueron, uno a su propio campo, otro a su negocio comercial;

6 pero los demás, echando mano a los esclavos de él, los trataron insolentemente y los mataron.

7 ”Entonces el rey se airó, y envió sus ejércitos, y destruyó a aquellos asesinos y quemó su ciudad.

8 Luego dijo a sus esclavos: ‘El banquete de bodas por cierto está listo, pero los invitados no eran dignos.

9 Por eso, vayan a los caminos que salen de la ciudad, e inviten al banquete de bodas a cualquiera que hallen’.

10 Por consiguiente, aquellos esclavos salieron a los caminos y reunieron a cuantos hallaron, tanto a inicuos como a buenos; y la sala para las ceremonias de bodas quedó llena de los que se reclinaban a la mesa.

11 ”Cuando el rey entró para inspeccionar a los convidados, alcanzó a ver allí a un hombre no vestido con traje de boda.

12 De modo que le dijo: ‘Amigo, ¿cómo entraste aquí sin tener puesto traje de boda?’. Él enmudeció.

13 Entonces el rey dijo a sus sirvientes: ‘Átenlo de manos y pies y échenlo a la oscuridad de afuera. Allí es donde será [su] llanto y el crujir de [sus] dientes’.

14 ”Porque hay muchos invitados, pero pocos escogidos”.

15 Entonces los fariseos siguieron su camino y entraron en consejo a fin de entramparlo en su habla.

16 De modo que le despacharon discípulos de ellos, junto con partidarios de Herodes, a decir: “Maestro, sabemos que eres veraz y enseñas el camino de Dios en verdad, y no te importa nadie, porque no miras la apariencia exterior de los hombres.

17 Dinos, por lo tanto: ¿Qué te parece? ¿Es lícito pagar la capitación a César, o no?”.

18 Pero Jesús, conociendo la iniquidad de ellos, dijo: “¿Por qué me ponen a prueba, hipócritas?

19 Muéstrenme la moneda de la capitación”. Ellos le trajeron un denario.

20 Y él les dijo: “¿De quién es esta imagen e inscripción?”.

21 Dijeron: “De César”. En seguida les dijo: “Por lo tanto, paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios”.

22 Pues, al oír [aquello], se maravillaron; y dejándolo, se fueron.

23 En aquel día vinieron a él saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron:

24 “Maestro, Moisés dijo: ‘Si alguien muere sin tener hijos, su hermano tiene que tomar a su esposa en matrimonio y levantar prole a su hermano’.

25 Pues había con nosotros siete hermanos; y el primero se casó y falleció, y, no teniendo prole, dejó su esposa a su hermano.

26 Les pasó lo mismo también al segundo y al tercero, hasta el último de los siete.

27 Con posterioridad a todos, murió la mujer.

28 Por consiguiente, en la resurrección, ¿de cuál de los siete será ella esposa? Porque todos la tuvieron”.

29 En respuesta, Jesús les dijo: “Ustedes están equivocados, porque no conocen ni las Escrituras ni el poder de Dios;

30 porque, en la resurrección, ni se casan los hombres ni se dan en matrimonio las mujeres, sino que son como los ángeles en el cielo.

31 Respecto a la resurrección de los muertos, ¿no leyeron lo que les habló Dios al decir:

32 ‘Yo soy el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’? Él es el Dios, no de los muertos, sino de los vivos”.

33 Al oír [aquello], las muchedumbres quedaron atónitas de su enseñanza.

34 Los fariseos, después de oír que había hecho callar a los saduceos, se juntaron en un grupo.

35 Y uno de ellos, versado en la Ley, preguntó, para probarlo:

36 “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”.

37 Él le dijo: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente’.

38 Este es el más grande y el primer mandamiento.

39 El segundo, semejante a él, es este: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo’.

40 De estos dos mandamientos pende toda la Ley, y los Profetas”.

41 Luego, mientras estaban reunidos los fariseos, Jesús les preguntó:

42 “¿Qué les parece del Cristo? ¿De quién es hijo?”. Le dijeron: “De David”.

43 Él les dijo: “Entonces, ¿cómo es que David por inspiración lo llama ‘Señor’, diciendo:

44 ‘Jehová dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”’?

45 Por lo tanto, si David lo llama ‘Señor’, ¿cómo es él su hijo?”.

46 Y nadie podía decir una palabra en respuesta a él, ni se atrevió nadie desde aquel día a interrogarle ya más.