8 «¡Alaben al Señor, proclamen su nombre, testifiquen de sus proezas entre los pueblos!
9 ¡Cántenle, cántenle salmos! ¡Hablen de sus maravillosas obras!
10 ¡Gloríense en su nombre santo! ¡Alégrense de veras los que buscan al Señor!
11 ¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia!
12 ¡Recuerden las maravillas que ha realizado, los prodigios y los juicios que ha emitido!
13 »Descendientes de Israel, su siervo, hijos de Jacob, sus elegidos:
14 el Señor es nuestro Dios, sus juicios rigen en toda la tierra.
15 Él se acuerda siempre de su pacto, de la palabra que dio a mil generaciones;
16 del pacto que hizo con Abraham, y del juramento que le hizo a Isaac,
17 que confirmó como estatuto para Jacob, como pacto eterno para Israel:
18 “A ti te daré la tierra de Canaán como la herencia que te corresponde”.
19 Cuando apenas eran un puñado de vivientes, unos cuantos extranjeros en la tierra,
20 cuando iban de nación en nación y pasaban de reino en reino,
21 Dios no permitió que los oprimieran; por amor a ellos advirtió a los reyes:
22 “¡No toquen a mis ungidos! ¡No maltraten a mis profetas!”
23 »¡Que toda la tierra cante al Señor! ¡Proclamen su salvación cada día!
24 Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas a todos los pueblos.
25 Porque el Señor es grande, y digno de toda alabanza;
26 Nada son los dioses de los pueblos, pero el Señor fue quien hizo los cielos;
27 esplendor y majestad hay en su presencia; poder y alegría hay en su santuario.
28 »Tributen al Señor, familias de los pueblos, tributen al Señor la gloria y el poder;
29 tributen al Señor la gloria que corresponde a su nombre; preséntense ante él con ofrendas,
30 ¡Que tiemble ante él toda la tierra! Él afirmó el mundo, y este no se moverá.
31 ¡Alégrense los cielos, y regocíjese la tierra! Digan las naciones: “¡El Señor reina!”
32 »¡Que resuene el mar y todo cuanto contiene! ¡Que salte de alegría el campo y lo que hay en él!
34 »¡Alaben al Señor porque él es bueno, y su gran amor perdura para siempre!
35 Díganle: “¡Sálvanos, oh Dios, Salvador nuestro! Reúnenos y líbranos de entre los paganos,
36 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y para siempre!»
43 Luego todos regresaron a su casa, y David se fue a bendecir a su familia.