1 Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud,
2 antes que dejen de brillar el sol y la luz,
3 Un día temblarán los guardianes de la casa, y se encorvarán los hombres de batalla;
4 Se irán cerrando las puertas de la calle, irá disminuyendo el ruido del molino,
5 Sobrevendrá el temor por las alturas y por los peligros del camino.
6 Acuérdate de tu creador antes que se rompa el cordón de plata
7 Volverá entonces el polvo a la tierra, como antes fue,
8 Lo más absurdo de lo absurdo, ¡todo es un absurdo!
9 Además de ser sabio, el Maestro impartió conocimientos a la gente. Ponderó, investigó y ordenó muchísimos proverbios.
10 Procuró también hallar las palabras más adecuadas y escribirlas con honradez y veracidad.
11 Las palabras de los sabios son como aguijones. Como clavos bien puestos son sus colecciones de dichos, dados por un solo pastor.
12 Además de ellas, hijo mío, ten presente que el hacer muchos libros es algo interminable y que el mucho leer causa fatiga.
13 El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre.
14 Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.