1 Envíen corderos al gobernante del país, desde Selá, por el desierto,
2 Las mujeres de Moab, en los vados del Arnón,
3 «Danos un consejo; toma una decisión.
4 Deja que los fugitivos de Moab encuentren en ti un refugio;
5 El trono se fundará en la lealtad, y un descendiente de David
6 Hemos sabido que Moab es extremadamente orgulloso;
7 Por eso gimen los moabitas; todos ellos gimen por Moab.
8 Se han marchitado los campos de Hesbón, lo mismo que las vides de Sibma.
9 Por eso lloro, como llora Jazer, por los viñedos de Sibma.
10 Ya no hay en los huertos alegría ni regocijo. Nadie canta ni grita en los viñedos,
11 Por eso vibran mis entrañas por Moab como las cuerdas de un arpa;
12 Por más que acuda Moab a sus altares paganos no logrará sino fatigarse;
13 Esta es la palabra que el Señor pronunció en el pasado contra Moab.
14 Pero ahora el Señor dice: «Dentro de tres años, contados como los cuenta un jornalero, el esplendor de Moab y de toda su inmensa multitud será despreciado, y muy pocos y débiles serán sus sobrevivientes».