1 Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob,
2 Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo;
3 Yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador;
4 A cambio de ti entregaré hombres; ¡a cambio de tu vida entregaré pueblos!
5 No temas, porque yo estoy contigo; desde el oriente traeré a tu descendencia,
6 Al norte le diré: “¡Entrégalos!” y al sur: “¡No los retengas!
7 Trae a todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria,
8 Saquen al pueblo ciego, aunque tiene ojos, al pueblo sordo, aunque tiene oídos.
9 Que se reúnan todas las naciones y se congreguen los pueblos.
10 «Ustedes son mis testigos —afirma el Señor—, son mis siervos escogidos,
11 Yo, yo soy el Señor, fuera de mí no hay ningún otro salvador.
12 Yo he anunciado, salvado y proclamado; yo entre ustedes, y no un dios extraño.
13 Desde los tiempos antiguos, yo soy. No hay quien pueda librar de mi mano.
14 Así dice el Señor, su Redentor, el Santo de Israel:
15 Yo soy el Señor, su santo; soy su rey, el creador de Israel».
16 Así dice el Señor, el que abrió un camino en el mar,
17 el que hizo salir carros de combate y caballos, ejército y guerrero al mismo tiempo,
18 «Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado.
19 ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta?
20 Me honran los animales salvajes, los chacales y los avestruces;
21 al pueblo que formé para mí mismo, para que proclame mi alabanza.
22 »Pero tú, Jacob, no me has invocado; tú, Israel, te has cansado de mí.
23 No me has traído el cordero de tus holocaustos, ni me has honrado con tus sacrificios.
24 No me has comprado caña aromática, ni me has saciado con el sebo de tus sacrificios.
25 »Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones
26 ¡Hazme recordar! Presentémonos a juicio; plantea el argumento de tu inocencia.
27 Tu primer antepasado pecó; tus voceros se rebelaron contra mí.
28 Por eso humillé a las autoridades del templo; entregué a Jacob a la destrucción total,