1 »¡Grita con toda tu fuerza, no te reprimas! Alza tu voz como trompeta.
2 Porque día tras día me buscan, y desean conocer mis caminos,
3 y hasta me reclaman: “¿Para qué ayunamos, si no lo tomas en cuenta?
4 Ustedes solo ayunan para pelear y reñir, y darse puñetazos a mansalva.
5 ¿Acaso el ayuno que he escogido es solo un día para que el hombre se mortifique?
6 »El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia
7 ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo,
8 Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora,
9 Llamarás, y el Señor responderá; pedirás ayuda, y él dirá: “¡Aquí estoy!”
10 si te dedicas a ayudar a los hambrientos y a saciar la necesidad del desvalido,
11 El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas,
12 Tu pueblo reconstruirá las ruinas antiguas y levantará los cimientos de antaño;
13 »Si dejas de profanar el sábado, y no haces negocios en mi día santo;
14 entonces hallarás tu gozo en el Señor; sobre las cumbres de la tierra te haré cabalgar,