1 «Recorran las calles de Jerusalén, observen con cuidado,
2 Aunque juran: “Por la vida del Señor”, de hecho juran en falso».
3 Señor, ¿acaso no buscan tus ojos la verdad? Golpeaste a esa gente, y no les dolió,
4 Entonces pensé: «Así es la plebe; siempre actúan como necios,
5 Me dirigiré a los líderes y les hablaré;
6 Por eso los herirá el león de la selva y los despedazará el lobo del desierto;
7 «¿Por qué habré de perdonarte? Tus hijos me han abandonado,
8 Son como caballos bien cebados y fogosos; todos relinchan por la mujer ajena.
9 ¿Y no los he de castigar por esto? —afirma el Señor—.
10 »Suban por los surcos de esta viña y arrásenla, pero no acaben con ella.
11 Pues las casas de Israel y de Judá me han sido más que infieles»,
12 Ellas han negado al Señor, y hasta dicen: «¡Dios no existe!
13 Los profetas son como el viento: la palabra del Señor no está en ellos.
14 Por eso, así dice el Señor, el Dios Todopoderoso:
15 »Pueblo de Israel, voy a traer contra ustedes una nación lejana,
16 Todos ellos son guerreros valientes; sus flechas presagian la muerte.
17 Acabarán con tu cosecha y tu alimento, devorarán a tus hijos e hijas,
18 »Sin embargo, aun en aquellos días no los destruiré por completo —afirma el Señor—.
19 Y, cuando te pregunten: “¿Por qué el Señor, nuestro Dios, nos ha hecho todo esto?”, tú les responderás: “Así como ustedes me han abandonado y en su propia tierra han servido a dioses extranjeros, así también en tierra extraña servirán a gente extranjera”.
20 »Anuncien esto entre los descendientes de Jacob y proclámenlo en Judá:
21 Escucha esto, pueblo necio e insensato, que tiene ojos, pero no ve,
22 ¿Acaso has dejado de temerme? —afirma el Señor—.
23 Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde; se ha descarriado, ha sido infiel.
24 No reflexionan ni dicen: “Temamos al Señor, nuestro Dios,
25 Las iniquidades de ustedes les han quitado estos beneficios;
26 Sin duda en mi pueblo hay malvados, que están al acecho como cazadores de aves,
27 Como jaulas llenas de pájaros, llenas de engaño están sus casas;
28 gordos y pedantes. Sus obras de maldad no tienen límite:
29 ¿Y no los he de castigar por esto? ¿No he de vengarme de semejante nación?
30 »Algo espantoso y terrible ha ocurrido en este país.
31 Los profetas profieren mentiras, los sacerdotes gobiernan a su antojo,