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PROVERBIOS 23 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Cuando te sientes a comer con algún señor, Considera bien lo que está delante de ti,

2 Y pon cuchillo a tu garganta, Si tienes gran apetito.

3 No codicies sus manjares delicados, Porque es pan engañoso.

4 No te afanes por hacerte rico; Sé prudente, y desiste.

5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas Como alas de águila, y volarán al cielo.

6 No comas pan con el avaro, Ni codicies sus manjares;

7 Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo.

8 Vomitarás la parte que comiste, Y perderás tus suaves palabras.

9 No hables a oídos del necio, Porque menospreciará la prudencia de tus razones.

10 No traspases el lindero antiguo, Ni entres en la heredad de los huérfanos;

11 Porque el defensor de ellos es el Fuerte, El cual juzgará la causa de ellos contra ti.

12 Aplica tu corazón a la enseñanza, Y tus oídos a las palabras de sabiduría.

13 No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá.

14 Lo castigarás con vara, Y librarás su alma del Seol.

15 Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, También a mí se me alegrará el corazón;

16 Mis entrañas también se alegrarán Cuando tus labios hablaren cosas rectas.

17 No tenga tu corazón envidia de los pecadores, Antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo;

18 Porque ciertamente hay fin, Y tu esperanza no será cortada.

19 Oye, hijo mío, y sé sabio, Y endereza tu corazón al camino.

20 No estés con los bebedores de vino, Ni con los comedores de carne;

21 Porque el bebedor y el comilón empobrecerán, Y el sueño hará vestir vestidos rotos.

22 Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.

23 Compra la verdad, y no la vendas; La sabiduría, la enseñanza y la inteligencia.

24 Mucho se alegrará el padre del justo, Y el que engendra sabio se gozará con él.

25 Alégrense tu padre y tu madre, Y gócese la que te dio a luz.

26 Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.

27 Porque abismo profundo es la ramera, Y pozo angosto la extraña.

28 También ella, como robador, acecha, Y multiplica entre los hombres los prevaricadores.

29 ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?

30 Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.

31 No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;

32 Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor.

33 Tus ojos mirarán cosas extrañas, Y tu corazón hablará perversidades.

34 Serás como el que yace en medio del mar, O como el que está en la punta de un mastelero.

35 Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; Me azotaron, mas no lo sentí; Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.

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1 En caso de que te sientes a alimentarte con un rey, debes considerar con diligencia lo que está delante de ti,

2 y tienes que poner un cuchillo a tu garganta si eres dueño [de un deseo] del alma.

3 No muestres que apeteces sus platos sabrosos, puesto que es el alimento de mentiras.

4 No te afanes por obtener riquezas. Cesa de tu propio entendimiento.

5 ¿Has hecho que tus ojos les echen un vistazo, cuando no son nada? Porque sin falta se hacen para sí alas como las de un águila y vuelan hacia los cielos.

6 No te alimentes con el alimento de ninguno de ojo no generoso, ni muestres apetecer sus platos sabrosos.

7 Porque como quien ha calculado dentro de su alma, así es él. “Come y bebe”, te dice, pero su corazón mismo no está contigo.

8 Tu bocado que has comido, lo vomitarás, y habrás malgastado tus palabras agradables.

9 A oídos de un estúpido no hables, porque despreciará tus palabras discretas.

10 No muevas hacia atrás el lindero de antaño, ni entres en el campo de los huérfanos de padre.

11 Porque su Redentor es fuerte; él mismo defenderá la causa que ellos tienen contigo.

12 De veras trae tu corazón a la disciplina, y tu oído a los dichos del conocimiento.

13 No retengas del simple muchacho la disciplina. En caso de que le pegues con la vara, no morirá.

14 Con la vara tú mismo debes pegarle, para que libres su mismísima alma del Seol mismo.

15 Hijo mío, si tu corazón se ha hecho sabio, se regocijará mi corazón, sí, el mío.

16 Y mis riñones se alborozarán cuando tus labios hablen rectitud.

17 No envidie tu corazón a los pecadores; antes bien, esté en el temor de Jehová todo el día.

18 Porque en tal caso existirá un futuro, y tu propia esperanza no será cortada.

19 Tú, oh hijo mío, oye y hazte sabio, y guía tu corazón por el camino.

20 No llegues a estar entre los que beben vino en exceso, entre los que son comedores glotones de carne.

21 Porque el borracho y el glotón vendrán a parar en la pobreza, y el adormecimiento vestirá a uno de meros andrajos.

22 Escucha a tu padre, que causó tu nacimiento, y no desprecies a tu madre simplemente porque ha envejecido.

23 Compra la verdad misma y no la vendas... sabiduría y disciplina y entendimiento.

24 Sin falta el padre de un justo estará gozoso; el que llega a ser padre de un sabio también se regocijará en él.

25 Tu padre y tu madre se regocijarán, y la que te dio a luz estará gozosa.

26 Hijo mío, de veras dame tu corazón, y que esos ojos tuyos se complazcan en mis propios caminos.

27 Pues la prostituta es un hoyo profundo, y la extranjera es un pozo angosto.

28 De seguro ella, justamente como un salteador, está al acecho; y entre los hombres ella aumenta los traicioneros.

29 ¿Quién tiene el ¡ay!? ¿Quién tiene desasosiego? ¿Quién tiene contiendas? ¿Quién tiene preocupación? ¿Quién tiene heridas sin causa? ¿Quién tiene deslustre de ojos?

30 Los que se quedan largo tiempo con el vino, los que entran en busca de vino mezclado.

31 No mires el vino cuando rojea, cuando luce centelleante en la copa, [cuando] baja con suavidad.

32 A su fin muerde justamente como una serpiente, y segrega veneno justamente como una víbora.

33 Tus propios ojos verán cosas extrañas, y tu propio corazón hablará cosas perversas.

34 Y ciertamente llegarás a ser como uno que está acostado en el corazón del mar, hasta como uno que está acostado en el tope de un mástil.

35 “Me han golpeado, pero no enfermé; me han herido, pero no lo supe. ¿Cuándo despertaré? Lo buscaré todavía más.”