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PROVERBIOS 8 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 ¿No clama la sabiduría, Y da su voz la inteligencia?

2 En las alturas junto al camino, A las encrucijadas de las veredas se para;

3 En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad, A la entrada de las puertas da voces:

4 Oh hombres, a vosotros clamo; Dirijo mi voz a los hijos de los hombres.

5 Entended, oh simples, discreción; Y vosotros, necios, entrad en cordura.

6 Oíd, porque hablaré cosas excelentes, Y abriré mis labios para cosas rectas.

7 Porque mi boca hablará verdad, Y la impiedad abominan mis labios.

8 Justas son todas las razones de mi boca; No hay en ellas cosa perversa ni torcida.

9 Todas ellas son rectas al que entiende, Y razonables a los que han hallado sabiduría.

10 Recibid mi enseñanza, y no plata; Y ciencia antes que el oro escogido.

11 Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella.

12 Yo, la sabiduría, habito con la cordura, Y hallo la ciencia de los consejos.

13 El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco.

14 Conmigo está el consejo y el buen juicio; Yo soy la inteligencia; mío es el poder.

15 Por mí reinan los reyes, Y los príncipes determinan justicia.

16 Por mí dominan los príncipes, Y todos los gobernadores juzgan la tierra.

17 Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan.

18 Las riquezas y la honra están conmigo; Riquezas duraderas, y justicia.

19 Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; Y mi rédito mejor que la plata escogida.

20 Por vereda de justicia guiaré, Por en medio de sendas de juicio,

21 Para hacer que los que me aman tengan su heredad, Y que yo llene sus tesoros.

22 Jehová me poseía en el principio, Ya de antiguo, antes de sus obras.

23 Eternamente tuve el principado, desde el principio, Antes de la tierra.

24 Antes de los abismos fui engendrada; Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.

25 Antes que los montes fuesen formados, Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;

26 No había aún hecho la tierra, ni los campos, Ni el principio del polvo del mundo.

27 Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;

28 Cuando afirmaba los cielos arriba, Cuando afirmaba las fuentes del abismo;

29 Cuando ponía al mar su estatuto, Para que las aguas no traspasasen su mandamiento; Cuando establecía los fundamentos de la tierra,

30 Con él estaba yo ordenándolo todo, Y era su delicia de día en día, Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

31 Me regocijo en la parte habitable de su tierra; Y mis delicias son con los hijos de los hombres.

32 Ahora, pues, hijos, oídme, Y bienaventurados los que guardan mis caminos.

33 Atended el consejo, y sed sabios, Y no lo menospreciéis.

34 Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas cada día, Aguardando a los postes de mis puertas.

35 Porque el que me halle, hallará la vida, Y alcanzará el favor de Jehová.

36 Mas el que peca contra mí, defrauda su alma; Todos los que me aborrecen aman la muerte.

  X


1 ¿No sigue clamando la sabiduría, y no sigue dando su voz el discernimiento?

2 En la cima de las alturas, junto al camino, en el cruce de las veredas se ha apostado.

3 Al lado de las puertas, a la boca del pueblo, en el lugar de acceso de las entradas sigue clamando a gritos:

4 “A ustedes, oh hombres, estoy llamando, y mi voz se dirige a los hijos de los hombres.

5 Oh inexpertos, entiendan sagacidad; y ustedes los estúpidos, entiendan corazón.

6 Escuchen, porque acerca de las cosas de primera importancia hablo, y el abrir mis labios tiene que ver con la rectitud.

7 Porque en voz baja mi paladar profiere la verdad misma; y la iniquidad es cosa detestable a mis labios.

8 Todos los dichos de mi boca son en justicia. Entre ellos no hay nada avieso ni torcido.

9 Todos ellos son derechos al que discierne, y rectos a los que hallan conocimiento.

10 Acepten mi disciplina y no plata, y conocimiento más bien que oro escogido.

11 Porque la sabiduría es mejor que los corales, y todos los otros deleites mismos no pueden ser igualados a ella.

12 ”Yo, la sabiduría, he residido con la sagacidad y hallo hasta el conocimiento de las capacidades de pensar.

13 El temor de Jehová significa odiar lo malo. El propio ensalzamiento y el orgullo y el mal camino y la boca perversa he odiado.

14 Yo tengo consejo y sabiduría práctica. Yo... entendimiento; yo tengo poderío.

15 Por mí reyes mismos siguen reinando, y altos funcionarios mismos siguen decretando justicia.

16 Por mí príncipes mismos siguen gobernando como príncipes, y todos los nobles están juzgando en justicia.

17 A los que me aman, yo misma los amo, y los que me buscan son los que me hallan.

18 Riquezas y gloria están conmigo, valores hereditarios y justicia.

19 Mi fruto es mejor que el oro, aun que el oro refinado; y mi producto, que la plata escogida.

20 En el camino de la justicia ando yo, en medio de las veredas del juicio,

21 para hacer que los que me aman tomen posesión de sustancia; y sus almacenes mantengo llenos.

22 ”Jehová mismo me produjo como el principio de su camino, el más temprano de sus logros de mucho tiempo atrás.

23 Desde tiempo indefinido fui instalada, desde el comienzo, desde tiempos anteriores a la tierra.

24 Cuando no había profundidades acuosas fui producida como con dolores de parto, cuando no había manantiales cargados pesadamente de agua.

25 Antes que las montañas mismas se hubieran asentado, primero que las colinas, fui producida como con dolores de parto,

26 cuando aún no había hecho él la tierra ni los espacios abiertos ni la primera parte de las masas de polvo de la tierra productiva.

27 Cuando él preparó los cielos, yo estaba allí; cuando decretó un círculo sobre la haz de la profundidad acuosa,

28 cuando afirmó las masas de nubes arriba, cuando hizo fuertes las fuentes de la profundidad acuosa,

29 cuando fijó para el mar su decreto de que las aguas mismas no pasaran más allá de su orden, cuando decretó los fundamentos de la tierra,

30 entonces llegué a estar a su lado como un obrero maestro, y llegué a ser aquella con quien él estuvo especialmente encariñado día a día, y estuve alegre delante de él todo el tiempo,

31 pues estuve alegre por el terreno productivo de su tierra, y las cosas que fueron el objeto de mi cariño estuvieron con los hijos de los hombres.

32 ”Y ahora, oh hijos, escúchenme; sí, felices son los que guardan mis caminos mismos.

33 Escuchen la disciplina y háganse sabios, y no muestren ningún descuido.

34 Feliz es el hombre que me está escuchando al mantenerse despierto a mis puertas día a día, vigilando a los postes de mis entradas.

35 Porque el que me halla ciertamente halla la vida, y consigue buena voluntad de Jehová.

36 Pero el que no me alcanza hace violencia a su alma; todos los que me odian con intensidad son los que de veras aman la muerte”.