< Anterior |
Siguiente > |
1 Bendice, alma mía, a Jehová. Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido; Te has vestido de gloria y de magnificencia.
2 El que se cubre de luz como de vestidura, Que extiende los cielos como una cortina,
3 Que establece sus aposentos entre las aguas, El que pone las nubes por su carroza, El que anda sobre las alas del viento;
4 El que hace a los vientos sus mensajeros, Y a las flamas de fuego sus ministros.
5 El fundó la tierra sobre sus cimientos; No será jamás removida.
6 Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los montes estaban las aguas.
7 A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron;
8 Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste.
9 Les pusiste término, el cual no traspasarán, Ni volverán a cubrir la tierra.
10 Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos; Van entre los montes;
11 Dan de beber a todas las bestias del campo; Mitigan su sed los asnos monteses.
12 A sus orillas habitan las aves de los cielos; Cantan entre las ramas.
13 El riega los montes desde sus aposentos; Del fruto de sus obras se sacia la tierra.
14 El hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre, Sacando el pan de la tierra,
15 Y el vino que alegra el corazón del hombre, El aceite que hace brillar el rostro, Y el pan que sustenta la vida del hombre.
16 Se llenan de savia los árboles de Jehová, Los cedros del Líbano que él plantó.
17 Allí anidan las aves; En las hayas hace su casa la cigüeña.
18 Los montes altos para las cabras monteses; Las peñas, madrigueras para los conejos.
19 Hizo la luna para los tiempos; El sol conoce su ocaso.
20 Pones las tinieblas, y es la noche; En ella corretean todas las bestias de la selva.
21 Los leoncillos rugen tras la presa, Y para buscar de Dios su comida.
22 Sale el sol, se recogen, Y se echan en sus cuevas.
23 Sale el hombre a su labor, Y a su labranza hasta la tarde.
24 ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios.
25 He allí el grande y anchuroso mar, En donde se mueven seres innumerables, Seres pequeños y grandes.
26 Allí andan las naves; Allí este leviatán que hiciste para que jugase en él.
27 Todos ellos esperan en ti, Para que les des su comida a su tiempo.
28 Les das, recogen; Abres tu mano, se sacian de bien.
29 Escondes tu rostro, se turban; Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven al polvo.
30 Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra.
31 Sea la gloria de Jehová para siempre; Alégrese Jehová en sus obras.
32 El mira a la tierra, y ella tiembla; Toca los montes, y humean.
33 A Jehová cantaré en mi vida; A mi Dios cantaré salmos mientras viva.
34 Dulce será mi meditación en él; Yo me regocijaré en Jehová.
35 Sean consumidos de la tierra los pecadores, Y los impíos dejen de ser. Bendice, alma mía, a Jehová. Aleluya.
1 Bendice a Jehová, oh alma mía. Oh Jehová Dios mío, te has mostrado muy grande. Con dignidad y esplendor te has vestido,
2 al envolverte en luz como en una prenda de vestir, y extender los cielos como una tela de tienda,
3 Aquel que edifica sus cámaras de arriba con vigas en las aguas mismas, que hace de las nubes su carro, que anda sobre las alas del viento,
4 que hace a sus ángeles espíritus, a sus ministros un fuego devorador.
5 Él ha fundado la tierra sobre sus lugares establecidos; no se le hará tambalear hasta tiempo indefinido, ni para siempre.
6 Con una profundidad acuosa precisamente como una prenda de vestir la cubriste. Las aguas estaban situadas por encima de las montañas mismas.
7 A tu reprensión empezaron a huir; al sonido de tu trueno se les hizo ir corriendo en pánico
8 —montañas procedieron a ascender, llanuras-valles procedieron a descender— al lugar que tú has fundado para ellas.
9 Un límite fijaste, más allá del cual no deberían pasar, para que no volvieran a cubrir la tierra.
10 Él está enviando manantiales en los valles torrenciales; entre las montañas siguen yendo.
11 De continuo dan de beber a todas las bestias salvajes del campo abierto; las cebras con regularidad apagan su sed.
12 Por encima de ellos posan las criaturas voladoras de los cielos; de entre el espeso follaje siguen emitiendo sonido.
13 Él está regando las montañas desde sus cámaras de arriba. Con el fruto de tus obras la tierra queda satisfecha.
14 Él está haciendo brotar hierba verde para las bestias, y vegetación para el servicio de la humanidad, para hacer salir alimento de la tierra,
15 y vino que regocija el corazón del hombre mortal, para hacer brillar el rostro con aceite, y pan que sustenta el mismísimo corazón del hombre mortal.
16 Los árboles de Jehová están satisfechos, los cedros del Líbano que él plantó,
17 donde los pájaros mismos hacen nidos. En cuanto a la cigüeña, los enebros son su casa.
18 Las montañas altas son para las cabras monteses; los peñascos son un refugio para los damanes.
19 Él ha hecho la luna para tiempos señalados; el sol mismo conoce bien dónde se pone.
20 Tú causas oscuridad, para que se haga de noche; en ella todos los animales salvajes del bosque se ponen en movimiento.
21 Los leoncillos crinados están rugiendo por la presa y por buscar su alimento de Dios mismo.
22 El sol empieza a brillar... se retiran, y se echan en sus propios escondites.
23 Sale el hombre a su actividad y a su servicio hasta el atardecer.
24 ¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones.
25 En cuanto a este mar, tan grande y ancho, allí hay cosas movientes sin número, criaturas vivientes, pequeñas así como grandes.
26 Allí van las naves; en cuanto a Leviatán, lo has formado para que juegue en él.
27 Todos ellos... te siguen esperando para que [les] des su alimento a su tiempo.
28 Lo que les das, ellos lo recogen. Abres tu mano... se satisfacen con cosas buenas.
29 Si ocultas tu rostro, se perturban. Si les quitas su espíritu, expiran, y a su polvo vuelven.
30 Si envías tu espíritu, son creados; y haces nueva la faz del suelo.
31 La gloria de Jehová resultará ser hasta tiempo indefinido. Jehová se regocijará en sus obras.
32 Él está mirando a la tierra, y ella tiembla; toca las montañas, y humean.
33 Ciertamente cantaré a Jehová durante toda mi vida; ciertamente produciré melodía a mi Dios mientras yo sea.
34 Sea placentera mi meditación acerca de él. Yo, por mi parte, me regocijaré en Jehová.
35 Los pecadores serán acabados de sobre la tierra; y en cuanto a los inicuos, ya no serán. Bendice a Jehová, oh alma mía. ¡Alaben a Jah!