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1 Mi corazón está dispuesto, oh Dios; Cantaré y entonaré salmos; esta es mi gloria.
2 Despiértate, salterio y arpa; Despertaré al alba.
3 Te alabaré, oh Jehová, entre los pueblos; A ti cantaré salmos entre las naciones.
4 Porque más grande que los cielos es tu misericordia, Y hasta los cielos tu verdad.
5 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, Y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria.
6 Para que sean librados tus amados, Salva con tu diestra y respóndeme.
7 Dios ha dicho en su santuario: Yo me alegraré; Repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.
8 Mío es Galaad, mío es Manasés, Y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá es mi legislador.
9 Moab, la vasija para lavarme; Sobre Edom echaré mi calzado; Me regocijaré sobre Filistea.
10 ¿Quién me guiará a la ciudad fortificada? ¿Quién me guiará hasta Edom?
11 ¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado, Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos?
12 Danos socorro contra el adversario, Porque vana es la ayuda del hombre.
13 En Dios haremos proezas, Y él hollará a nuestros enemigos.
1 (Canción. Melodía de David.)par Mi corazón es constante, oh Dios. Ciertamente cantaré y produciré melodía, aun mi gloria.
2 Despierta, sí, oh instrumento de cuerdas; tú también, oh arpa. Ciertamente haré despertar el alba.
3 Te elogiaré entre los pueblos, oh Jehová; y te celebraré con melodía entre los grupos nacionales.
4 Porque tu bondad amorosa es grande hasta los cielos, y tu apego a la verdad hasta los cielos nublados.
5 Oh, sé ensalzado sobre los cielos, oh Dios; y sea tu gloria sobre toda la tierra.
6 A fin de que tus amados sean librados, oh, salva, sí, con tu diestra, y respóndeme.
7 Dios mismo ha hablado en su santidad: “Ciertamente me alborozaré, de veras repartiré a Siquem como porción; y mediré la llanura baja de Sucot.
8 Galaad me pertenece; Manasés me pertenece; y Efraín es la plaza fuerte del que me es cabeza; Judá es mi bastón de comandante.
9 Moab es la vasija en que me lavo. Sobre Edom arrojaré mi sandalia. Sobre Filistea gritaré en triunfo”.
10 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién, realmente, me guiará hasta Edom?
11 ¿No eres [tú], oh Dios, quien nos has desechado y quien no sales con nuestros ejércitos como Dios?
12 Danos auxilio, sí, de la angustia, puesto que la salvación por el hombre terrestre es inútil.
13 Por Dios conseguiremos energía vital, y él mismo pisoteará a nuestros adversarios.