< Anterior |
Siguiente > |
1 En ti, oh Jehová, me he refugiado; No sea yo avergonzado jamás.
2 Socórreme y líbrame en tu justicia; Inclina tu oído y sálvame.
3 Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
4 Dios mío, líbrame de la mano del impío, De la mano del perverso y violento.
5 Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud.
6 En ti he sido sustentado desde el vientre; De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; De ti será siempre mi alabanza.
7 Como prodigio he sido a muchos, Y tú mi refugio fuerte.
8 Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día.
9 No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
10 Porque mis enemigos hablan de mí, Y los que acechan mi alma consultaron juntamente,
11 Diciendo: Dios lo ha desamparado; Perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre.
12 Oh Dios, no te alejes de mí; Dios mío, acude pronto en mi socorro.
13 Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma; Sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.
14 Mas yo esperaré siempre, Y te alabaré más y más.
15 Mi boca publicará tu justicia Y tus hechos de salvación todo el día, Aunque no sé su número.
16 Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor; Haré memoria de tu justicia, de la tuya sola.
17 Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, Y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
18 Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir,
19 Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso. Tú has hecho grandes cosas; Oh Dios, ¿quién como tú?
20 Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, Volverás a darme vida, Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.
21 Aumentarás mi grandeza, Y volverás a consolarme.
22 Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, Oh Dios mío; tu verdad cantaré a ti en el arpa, Oh Santo de Israel.
23 Mis labios se alegrarán cuando cante a ti, Y mi alma, la cual redimiste.
24 Mi lengua hablará también de tu justicia todo el día; Por cuanto han sido avergonzados, porque han sido confundidos los que mi mal procuraban.
1 En ti, Señor, me he refugiado; jamás me dejes quedar en vergüenza.
2 Por tu justicia, rescátame y líbrame; dígnate escucharme, y sálvame.
3 Sé tú mi roca de refugio adonde pueda yo siempre acudir;
4 Líbrame, Dios mío, de manos de los impíos, del poder de los malvados y violentos.
5 Tú, Soberano Señor, has sido mi esperanza; en ti he confiado desde mi juventud.
6 De ti he dependido desde que nací; del vientre materno me hiciste nacer.
7 Para muchos, soy motivo de asombro, pero tú eres mi refugio inconmovible.
8 Mi boca rebosa de alabanzas a tu nombre, y todo el día proclama tu grandeza.
9 No me rechaces cuando llegue a viejo; no me abandones cuando me falten las fuerzas.
10 Porque mis enemigos murmuran contra mí; los que me acechan se confabulan.
11 Y dicen: «¡Dios lo ha abandonado! ¡Persíganlo y agárrenlo, que nadie lo rescatará!»
12 Dios mío, no te alejes de mí; Dios mío, ven pronto a ayudarme.
13 Que perezcan humillados mis acusadores; que se cubran de oprobio y de ignominia
14 Pero yo siempre tendré esperanza, y más y más te alabaré.
15 Todo el día proclamará mi boca tu justicia y tu salvación,
16 Soberano Señor, relataré tus obras poderosas, y haré memoria de tu justicia,
17 Tú, oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y aún hoy anuncio todos tus prodigios.
18 Aun cuando sea yo anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios,
19 Oh Dios, tú has hecho grandes cosas; tu justicia llega a las alturas.
20 Me has hecho pasar por muchos infortunios, pero volverás a darme vida;
21 Acrecentarás mi honor y volverás a consolarme.
22 Por tu fidelidad, Dios mío, te alabaré con instrumentos de cuerda;
23 Gritarán de júbilo mis labios cuando yo te cante salmos,
24 Todo el día repetirá mi lengua la historia de tus justas acciones,