“ A lo cual dijo Joab: “¡No me detenga yo así delante de ti!”. Con eso, tomó tres dardos en la palma de la mano y procedió a clavarlos en el corazón de Absalón mientras este todavía estaba vivo en el corazón del árbol grande.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)