“ Por fin David llegó a su casa en Jerusalén. Entonces el rey tomó a las diez mujeres, las concubinas que había dejado para cuidar la casa, y las puso en una casa de encierro, pero siguió proveyéndoles alimento. Y no tuvo relaciones con ellas, sino que ellas continuaron muy encerradas hasta el día en que murieron, en viudez con un [esposo] vivo.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)