“ Y los marineros empezaron a temer y a clamar por socorro, cada uno a su dios. Y siguieron arrojando al mar los objetos que había en la nave, para aligerar[la] de ellos. Pero Jonás mismo había bajado a las partes más recónditas de aquel barco de cubierta, y procedió a acostarse y a quedar profundamente dormido.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)