“ Por consiguiente, la esposa de Sansón empezó a llorarle encima y a decir: “Solamente me odias, sí, y no me amas. Hubo un enigma que propusiste a los hijos de mi pueblo, pero a mí no me lo has declarado”. Ante esto, él le dijo: “¡Si a mi propio padre y a mi propia madre no se lo he declarado!, ¿y acaso debo declarártelo a ti?”.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)