“ Sólo el toro primogénito o el cordero primogénito o el primogénito de la cabra no debes redimir. Son cosa santa. Su sangre debes rociar sobre el altar, y su grasa debes hacer humear como ofrenda hecha por fuego para olor conducente a descanso a Jehová.
.”
Traducción del Nuevo Mundo 1987 (tnm)