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La Palabra de Dios preservada y viva

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1 Cuando Balaam llegó a ver que era bueno a los ojos de Jehová bendecir a Israel, no se fue como las otras veces para dar con agüeros de mala suerte, sino que dirigió su rostro hacia el desierto.

2 Cuando Balaam alzó los ojos y vio a Israel que residía por sus tribus, entonces el espíritu de Dios vino a estar sobre él.

3 Por lo tanto, dio principio a su expresión proverbial y dijo: “La expresión de Balaam hijo de Beor, y la expresión del hombre físicamente capacitado con ojo ya no sellado,

4 la expresión del que oye los dichos de Dios, que llegó a ver una visión del Todopoderoso mientras caía con los ojos destapados:

5 ¡Cuán bien parecidas son tus tiendas, oh Jacob, tus tabernáculos, oh Israel!

6 Como valles torrenciales se han extendido por larga distancia, como jardines junto al río. Como áloes que Jehová ha plantado, como cedros junto a las aguas.

7 El agua sigue saliendo en chorrillos de sus dos cubos de cuero, y su descendencia está junto a muchas aguas. Su rey también será más alto que Agag, y su reino será elevado.

8 Dios está sacándolo de Egipto; el veloz proceder de un toro salvaje es de él. Consumirá a las naciones, sus opresores, y roerá sus huesos, y las hará pedazos con las flechas suyas.

9 Se inclinó, se echó como el león, y, como león, ¿quién se atreve a hacer que se levante? Los que te bendigan son los benditos, y los que te maldigan son los malditos”.

10 Con eso la cólera de Balac se encendió contra Balaam y él batió las manos, y Balac pasó a decir a Balaam: “Fue para execrar a mis enemigos para lo que te llamé, y, ¡mira!, los has bendecido hasta el límite estas tres veces.

11 Y ahora vete corriendo a tu lugar. Me había dicho a mí mismo que sin falta iba a honrarte, pero, ¡mira!, Jehová te ha retenido de honor”.

12 A su vez Balaam dijo a Balac: “¿No fue también a tus mensajeros que me enviaste a quienes hablé y dije:

13 ‘Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría pasar más allá de la orden de Jehová para hacer cosa buena o mala de mi propio corazón. Cualquier cosa que Jehová hable es lo que yo hablaré’?

14 Y ahora aquí me voy a mi pueblo. Ven, sí, déjame avisarte lo que este pueblo hará a tu pueblo después, en el fin de los días”.

15 De modo que dio principio a su expresión proverbial y dijo: “La expresión de Balaam hijo de Beor, y la expresión del hombre físicamente capacitado con ojo ya no sellado,

16 la expresión del que oye los dichos de Dios, y el que conoce el conocimiento del Altísimo... Una visión del Todopoderoso llegó a ver mientras caía con los ojos destapados:

17 Lo veré, pero no ahora; lo contemplaré, pero no de cerca. Una estrella ciertamente saldrá de Jacob, y un cetro verdaderamente se levantará de Israel. Y él ciertamente partirá las sienes de [la cabeza de] Moab y el cráneo de todos los hijos de tumulto de guerra.

18 Y Edom tiene que llegar a ser posesión, sí, Seír tiene que llegar a ser la posesión de sus enemigos, mientras Israel va desplegando su ánimo.

19 Y de Jacob saldrá uno sojuzgando, y tendrá que destruir a todo sobreviviente de la ciudad”.

20 Cuando llegó a ver a Amaleq, prosiguió su expresión proverbial y pasó a decir: “Amaleq fue la primera de las naciones, pero su fin después será aun su perecer”.

21 Cuando llegó a ver a los quenitas, prosiguió su expresión proverbial y pasó a decir: “Duradera es tu morada, y en peñasco está puesta tu habitación.

22 Pero llegará a haber uno que queme a Qayín. ¿Cuánto falta hasta que te lleve cautivo Asiria?”.

23 Y prosiguió su expresión proverbial y pasó a decir: “¡Ay! ¿Quién sobrevivirá cuando Dios lo cause?

24 Y habrá naves de la costa de Kitim, y ciertamente afligirán a Asiria, y verdaderamente afligirán a Éber. Pero él también por fin perecerá”.

25 Después de eso, Balaam se levantó y se fue y volvió a su lugar. Y Balac también se fue por su propio camino.



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