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2 CRONICAS 6 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad.

2 Yo pues he edificado una casa de morada para ti, y una habitación en que mores para siempre.

3 Y volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel: y toda la congregación de Israel estaba en pie.

4 Y él dijo: Bendito sea Jehová Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que prometió con su boca a David mi padre, diciendo:

5 Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel.

6 Mas a Jerusalen he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel.

7 Y David mi padre tuvo en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel.

8 Mas Jehová dijo a David mi padre: Respecto a haber tenido en tu corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en haber tenido esto en tu corazón.

9 Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre.

10 Y Jehová ha cumplido su palabra que había dicho, pues me levanté yo en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado casa al nombre de Jehová Dios de Israel.

11 Y en ella he puesto el arca, en la cual está el pacto de Jehová que celebró con los hijos de Israel.

12 Se puso luego Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos.

13 Porque Salomón había hecho un estrado de bronce, de cinco codos de largo, de cinco codos de ancho, y de altura de tres codos, y lo había puesto en medio del atrio: y se puso sobre él, se arrodilló delante de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos al cielo, y dijo:

14 Jehová Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia con tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón;

15 Que has guardado a tu siervo David mi padre lo que le prometiste: tú lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como se ve en este día.

16 Ahora pues, Jehová Dios de Israel, guarda a tu siervo David mi padre lo que le has prometido, diciendo: No faltará de ti varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino, andando en mi ley, como tú has andado delante de mí.

17 Ahora pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase tu palabra que dijiste a tu siervo David.

18 Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener: ¿cuánto menos esta casa que he edificado?

19 Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová Dios mío, para oir el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti.

20 Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste, Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar.

21 Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada: que oigas y perdones.

22 Si alguno pecare contra su prójimo, y se le exigiere juramento, y viniere a jurar ante tu altar en esta casa,

23 tú oirás desde los cielos, y actuarás, y juzgarás a tus siervos, dando la paga al impío, haciéndole recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo al darle conforme a su justicia.

24 Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de los enemigos, por haber prevaricado contra ti, y se convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare delante de ti en esta casa,

25 tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y les harás volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres.

26 Si los cielos se cerraren, y no hubiere lluvias por haber pecado contra ti, si oraren a ti hacia este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres,

27 tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, que diste por heredad a tu pueblo.

28 Si hubiere hambre en la tierra, o si hubiere pestilencia, si hubiere tizoncillo o añublo, langosta o pulgón; o si los sitiaren sus enemigos en la tierra donde moren; cualquiera plaga o enfermedad que sea;

29 Toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos hacia esta casa,

30 Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y perdonarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque solo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres;

31 Para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivieren sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.

32 Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras a causa de tu gran nombre, y de tu mano poderosa, y de tu brazo extendido, si viniere, y orare hacia esta casa,

33 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme a todas las cosas por las cuales hubiere clamado a ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman así como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo he edificado.

34 Si tu pueblo saliere a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú les enviares, y oraren a ti hacia esta ciudad que tú elegiste, hacia la casa que he edificado a tu nombre,

35 Tú oirás desde los cielos su oración y su ruego, y ampararás su causa.

36 Si pecaren contra ti, (pues no hay hombre que no peque,) y te enojares contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos a tierra de enemigos, lejos o cerca,

37 y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos, hemos hecho inicuamente, impíamente hemos hecho;

38 Si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia la tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tu elegiste, y hacia la casa que he edificado a tu nombre;

39 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, y ampararás su causa, y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti.

40 Ahora pues, oh Dios mío, te ruego estén abiertos tus ojos, y atentos tus oídos a la oración en este lugar.

41 Oh Jehová Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu poder; oh Jehová Dios, sean vestidos de salvación tus sacerdotes, y tus santos se regocijen en tu bondad.

42 Jehová Dios, no rechaces a tu ungido: acuérdate de tus misericordias para con David tu siervo.

  X


1 Fue entonces cuando Salomón dijo: “Jehová mismo dijo que había de residir en las densas tinieblas;

2 y yo, por mi parte, te he edificado una casa de morada excelsa y un lugar establecido donde mores hasta tiempo indefinido”.

3 Entonces el rey volvió el rostro y se puso a bendecir a toda la congregación de Israel, mientras toda la congregación de Israel estaba de pie.

4 Y él pasó a decir: “Bendito sea Jehová el Dios de Israel, que habló con su propia boca con David mi padre y por sus propias manos ha dado cumplimiento, al haber dicho:

5 ‘Desde el día en que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto no he escogido ciudad de todas las tribus de Israel para edificar una casa para que mi nombre resulte estar allí, y no he escogido un hombre para que llegue a ser caudillo sobre mi pueblo Israel.

6 Pero escogeré a Jerusalén para que mi nombre resulte estar allí, y escogeré a David para que llegue a estar sobre mi pueblo Israel’.

7 Y llegó a estar junto al corazón de David mi padre el edificar una casa al nombre de Jehová el Dios de Israel.

8 Pero Jehová dijo a David mi padre: ‘Por motivo de que resultó estar junto a tu corazón el edificar una casa a mi nombre, hiciste bien porque resultó estar junto a tu corazón.

9 Solo que tú mismo no edificarás la casa, sino que tu hijo que ha de salir de tus lomos es el que edificará la casa a mi nombre’.

10 Y Jehová procedió a realizar su palabra que había hablado, para que me levantara yo en el lugar de David mi padre y me sentara sobre el trono de Israel, tal como había hablado Jehová, y para que edificara la casa al nombre de Jehová el Dios de Israel,

11 y para que colocara allí el Arca donde está el pacto de Jehová que él celebró con los hijos de Israel”.

12 Y él procedió a ponerse de pie delante del altar de Jehová, enfrente de toda la congregación de Israel, y ahora extendió las palmas de las manos.

13 (Pues Salomón había hecho una plataforma de cobre y entonces la había puesto en medio del recinto. Su longitud era de cinco codos, y su anchura de cinco codos, y su altura de tres codos; y él siguió puesto de pie sobre ella.) Y procedió a hincarse de rodillas enfrente de toda la congregación de Israel y a extender las palmas de las manos a los cielos.

14 Y pasó a decir: “Oh Jehová el Dios de Israel, no hay Dios como tú en los cielos ni en la tierra, que guardas el pacto y la bondad amorosa para con tus siervos que están andando delante de ti con todo su corazón;

15 tú que has guardado para con tu siervo David mi padre lo que le prometiste, de modo que hiciste la promesa con tu boca, y con tu propia mano has efectuado el cumplimiento como en este día.

16 Y ahora, oh Jehová el Dios de Israel, guarda para con tu siervo David mi padre lo que le prometiste, al decir: ‘No será cortado hombre tuyo de delante de mí para que se siente sobre el trono de Israel, con tal que tus hijos cuiden su camino andando en mi ley, así como tú has andado delante de mí’.

17 Y ahora, oh Jehová el Dios de Israel, que tu promesa que has prometido a tu siervo David resulte fidedigna.

18 ”Pero ¿verdaderamente morará Dios con la humanidad sobre la tierra? ¡Mira! El cielo, sí, el cielo de los cielos mismos, no puede contenerte; ¡cuánto menos, pues, esta casa que yo he edificado!

19 Y tienes que volverte hacia la oración de tu siervo y a su petición de favor, oh Jehová mi Dios, y escuchar el clamor rogativo y la oración con que tu siervo está orando delante de ti,

20 para que tus ojos resulten estar abiertos hacia esta casa día y noche, hacia el lugar donde dijiste que pondrías tu nombre, por medio de escuchar la oración con que tu siervo ore hacia este lugar.

21 Y tienes que escuchar las súplicas de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren hacia este lugar, para que tú mismo oigas desde el lugar de tu morada, desde los cielos; y tienes que oír y perdonar.

22 ”Si un hombre peca contra su semejante y realmente le impone una maldición para hacer que esté expuesto a la maldición, y realmente viene [a estar en] la maldición delante de tu altar en esta casa,

23 entonces dígnate oír tú mismo desde los cielos, y tienes que actuar, y juzgar a tus siervos de modo que se le pague al inicuo, y se le ponga su proceder sobre su propia cabeza, y se pronuncie justo al justo, y se le dé conforme a su propia justicia.

24 ”Y si tu pueblo Israel es derrotado delante de un enemigo por haber seguido pecando contra ti, y verdaderamente se vuelven y elogian tu nombre y oran y hacen petición de favor delante de ti en esta casa,

25 entonces dígnate oír tú mismo desde los cielos, y tienes que perdonar el pecado de tu pueblo Israel y traerlos de vuelta al suelo que diste a ellos y a sus antepasados.

26 ”Cuando los cielos estén cerrados de modo que no ocurra lluvia porque ellos han seguido pecando contra ti, y realmente oren hacia este lugar y elogien tu nombre, [y] de su pecado se vuelvan porque seguiste afligiéndolos,

27 entonces dígnate oír tú mismo desde los cielos, y tienes que perdonar el pecado de tus siervos, sí, de tu pueblo Israel, porque los instruyes respecto al buen camino en que deben andar; y tienes que dar lluvia sobre tu tierra que has dado a tu pueblo como posesión hereditaria.

28 ”En caso de que ocurra un hambre en el país, en caso de que ocurra una peste, en caso de que ocurran abrasamiento y tizón, langostas y cucarachas; en caso de que sus enemigos los sitien en la tierra de sus puertas —cualquier clase de plaga y cualquier clase de dolencia—

29 sea cual fuere la oración, sea cual fuere la petición de favor que se haga de parte de cualquier hombre o de todo tu pueblo Israel —porque ellos conocen cada cual su propia plaga y su propio dolor—; cuando él realmente extienda las palmas de las manos hacia esta casa,

30 entonces dígnate oír tú mismo desde los cielos, el lugar de tu morada, y tienes que perdonar y dar a cada uno conforme a todos sus caminos, porque tú conoces su corazón (porque solo tú mismo conoces bien el corazón de los hijos de la humanidad);

31 a fin de que te teman, andando en tus caminos todos los días en que estén vivos sobre la superficie del suelo que diste a nuestros antepasados.

32 ”Y también al extranjero que no es parte de tu pueblo Israel y que realmente venga de una tierra distante a causa de tu gran nombre y tu mano fuerte y tu brazo extendido, y realmente vengan y oren hacia esta casa,

33 entonces dígnate escuchar tú mismo desde los cielos, desde el lugar establecido de tu morada, y tienes que hacer conforme a todo aquello por lo cual el extranjero clame a ti; a fin de que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman lo mismo que lo hace tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre ha sido llamado sobre esta casa que yo he edificado.

34 ”En caso de que tu pueblo salga a la guerra contra sus enemigos por el camino en que los envíes, y verdaderamente te oren en la dirección de esta ciudad que has escogido y de la casa que he edificado a tu nombre,

35 entonces tienes que oír desde los cielos su oración y su petición de favor, y tienes que ejecutarles juicio.

36 ”En caso de que pequen contra ti (porque no hay hombre que no peque), y tengas que estar enojado contra ellos y abandonarlos a un enemigo, y sus apresadores realmente se los lleven cautivos a un país distante o cercano;

37 y verdaderamente recobren el juicio en el país adonde hayan sido llevados cautivos, y realmente se vuelvan y te dirijan petición de favor en el país donde estén cautivos, diciendo: ‘Hemos pecado, hemos errado y hemos obrado inicuamente’;

38 y verdaderamente se vuelvan a ti con todo su corazón y con toda su alma en el país donde estén cautivos a los que se los hayan llevado cautivos, y verdaderamente oren en la dirección de su tierra que tú diste a sus antepasados y de la ciudad que has escogido y de la casa que he edificado a tu nombre;

39 entonces tienes que oír desde los cielos —desde el lugar establecido de tu morada— su oración y sus peticiones de favor, y tienes que ejecutarles juicio y perdonar a tu pueblo que ha pecado contra ti.

40 ”Ahora, oh Dios mío, por favor, que tus ojos resulten estar abiertos y tus oídos atentos a la oración respecto a este lugar.

41 Y ahora levántate, oh Jehová Dios, sí, [para entrar] en tu descanso, tú y el Arca de tu fuerza. Que tus sacerdotes mismos, oh Jehová Dios, sean vestidos de salvación, y que los mismos que te son leales se regocijen en el bien.

42 Oh Jehová Dios, no vuelvas atrás el rostro de tu ungido. Oh, acuérdate, sí, de las bondades amorosas para con David tu siervo”.