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2 SAMUEL 13 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Aconteció después de esto, que teniendo Absalón hijo de David una hermana hermosa que se llamaba Tamar, se enamoró de ella Amnón hijo de David.

2 Y estaba Amnón angustiado hasta enfermarse por Tamar su hermana, pues por ser ella virgen, le parecía a Amnón que sería difícil hacerle cosa alguna.

3 Y Amnón tenía un amigo que se llamaba Jonadab, hijo de Simea, hermano de David; y Jonadab era hombre muy astuto.

4 Y éste le dijo: Hijo del rey, ¿por qué de día en día vas enflaqueciendo así? ¿No me lo descubrirás a mí? Y Amnón le respondió: Yo amo a Tamar la hermana de Absalón mi hermano.

5 Y Jonadab le dijo: Acuéstate en tu cama, y finge que estás enfermo; y cuando tu padre viniere a visitarte, dile: Te ruego que venga mi hermana Tamar, para que me dé de comer, y prepare delante de mí alguna vianda, para que al verla yo la coma de su mano.

6 Se acostó, pues, Amnón, y fingió que estaba enfermo; y vino el rey a visitarle. Y dijo Amnón al rey: Yo te ruego que venga mi hermana Tamar, y haga delante de mí dos hojuelas, para que coma yo de su mano.

7 Y David envió a Tamar a su casa, diciendo: Ve ahora a casa de Amnón tu hermano, y hazle de comer.

8 Y fue Tamar a casa de su hermano Amnón, el cual estaba acostado; y tomó harina, y amasó, e hizo hojuelas delante de él y las coció.

9 Tomó luego la sartén, y las sacó delante de él; mas él no quiso comer. Y dijo Amnón: Echad fuera de aquí a todos. Y todos salieron de allí.

10 Entonces Amnón dijo a Tamar: Trae la comida a la alcoba, para que yo coma de tu mano. Y tomando Tamar las hojuelas que había preparado, las llevó a su hermano Amnón a la alcoba.

11 Y cuando ella se las puso delante para que comiese, asió de ella, y le dijo: Ven, hermana mía, acuéstate conmigo.

12 Ella entonces le respondió: No, hermano mío, no me hagas violencia; porque no se debe hacer así en Israel. No hagas tal vileza.

13 Porque ¿adónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los perversos en Israel. Te ruego pues, ahora, que hables al rey, que él no me negará a ti.

14 Mas él no la quiso oír, sino que pudiendo más que ella, la forzó, y se acostó con ella.

15 Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate, y vete.

16 Y ella le respondió: No hay razón; mayor mal es este de arrojarme, que el que me has hecho. Mas él no la quiso oír,

17 sino que llamando a su criado que le servía, le dijo: Echame a ésta fuera de aquí, y cierra tras ella la puerta.

18 Y llevaba ella un vestido de diversos colores, traje que vestían las hijas vírgenes de los reyes. Su criado, pues, la echó fuera, y cerró la puerta tras ella.

19 Entonces Tamar tomó ceniza y la esparció sobre su cabeza, y rasgó la ropa de colores de que estaba vestida, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando.

20 Y le dijo su hermano Absalón: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Pues calla ahora, hermana mía; tu hermano es; no se angustie tu corazón por esto. Y se quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano.

21 Y luego que el rey David oyó todo esto, se enojó mucho.

22 Mas Absalón no habló con Amnón ni malo ni bueno; aunque Absalón aborrecía a Amnón, porque había forzado a Tamar su hermana.

23 Aconteció pasados dos años, que Absalón tenía esquiladores en Baal-hazor, que está junto a Efraín; y convidó Absalón a todos los hijos del rey.

24 Y vino Absalón al rey, y dijo: He aquí, tu siervo tiene ahora esquiladores; yo ruego que venga el rey y sus siervos con tu siervo.

25 Y respondió el rey a Absalón: No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos gravosos. Y aunque porfió con él, no quiso ir, mas le bendijo.

26 Entonces dijo Absalón: Pues si no, te ruego que venga con nosotros Amnón mi hermano. Y el rey le respondió: ¿Para qué ha de ir contigo?

27 Pero como Absalón le importunaba, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey.

28 Y Absalón había dado orden a sus criados, diciendo: Os ruego que miréis cuando el corazón de Amnón esté alegre por el vino; y al decir yo: Herid a Amnón, entonces matadle, y no temáis, pues yo os lo he mandado. Esforzaos, pues, y sed valientes.

29 Y los criados de Absalón hicieron con Amnón como Absalón les había mandado. Entonces se levantaron todos los hijos del rey, y montaron cada uno en su mula, y huyeron.

30 Estando ellos aún en el camino, llegó a David el rumor que decía: Absalón ha dado muerte a todos los hijos del rey, y ninguno de ellos ha quedado.

31 Entonces levantándose David, rasgó sus vestidos, y se echó en tierra, y todos sus criados que estaban junto a él también rasgaron sus vestidos.

32 Pero Jonadab, hijo de Simea hermano de David, habló y dijo: No diga mi señor que han dado muerte a todos los jóvenes hijos del rey, pues sólo Amnón ha sido muerto; porque por mandato de Absalón esto había sido determinado desde el día en que Amnón forzó a Tamar su hermana.

33 Por tanto, ahora no ponga mi señor el rey en su corazón ese rumor que dice: Todos los hijos del rey han sido muertos; porque sólo Amnón ha sido muerto.

34 Y Absalón huyó. Entre tanto, alzando sus ojos el joven que estaba de atalaya, miró, y he aquí mucha gente que venía por el camino a sus espaldas, del lado del monte.

35 Y dijo Jonadab al rey: He allí los hijos del rey que vienen; es así como tu siervo ha dicho.

36 Cuando él acabó de hablar, he aquí los hijos del rey que vinieron, y alzando su voz lloraron. Y también el mismo rey y todos sus siervos lloraron con muy grandes lamentos.

37 Mas Absalón huyó y se fue a Talmai hijo de Amiud, rey de Gesur. Y David lloraba por su hijo todos los días.

38 Así huyó Absalón y se fue a Gesur, y estuvo allá tres años.

39 Y el rey David deseaba ver a Absalón; pues ya estaba consolado acerca de Amnón, que había muerto.

  X


1 Y después de tales cosas aconteció que Absalón hijo de David tenía una hermana hermosa cuyo nombre era Tamar, y Amnón hijo de David se enamoró de ella.

2 Y esto tenía a Amnón tan angustiado que se sentía enfermo por causa de Tamar su hermana, porque ella era virgen, y era difícil a los ojos de Amnón hacerle cosa alguna.

3 Ahora bien, Amnón tenía un compañero cuyo nombre era Jehonadab, hijo de Simeah, hermano de David; y Jehonadab era un hombre muy sabio.

4 Así que le dijo: “¿Por qué estás tú, el hijo del rey, tan abatido, mañana a mañana? ¿No quieres informarme?”. Ante esto, Amnón le dijo: “De Tamar la hermana de Absalón mi hermano estoy enamorado”.

5 Ante aquello, Jehonadab le dijo: “Acuéstate en tu cama y fíngete enfermo. Y tu padre ciertamente vendrá a verte, y tienes que decirle: ‘Por favor, que entre Tamar mi hermana y me dé pan como a un paciente, y tendrá que hacer el pan de la consolación ante mis ojos para que yo lo vea, y tendré que comer de su mano’”.

6 Por consiguiente, Amnón se acostó y se fingió enfermo, y por lo tanto el rey entró a verlo. Entonces Amnón dijo al rey: “Por favor, que entre Tamar mi hermana y haga ante mis ojos dos tortas en forma de corazón, para que yo, como paciente, tome pan de su mano”.

7 Ante aquello, David envió [recado] a Tamar en la casa, y dijo: “Ve, por favor, a la casa de Amnón tu hermano y hazle el pan de la consolación”.

8 De modo que Tamar fue a casa de Amnón su hermano mientras él estaba acostado. Entonces ella tomó la pasta de harina y la amasó e hizo las tortas ante sus ojos y coció las tortas en forma de corazón.

9 Por fin tomó la sartén honda y la vertió delante de él, pero Amnón rehusó comer, y dijo: “¡Hagan salir a todos de junto a mí!”. Entonces todos salieron de donde estaba él.

10 Amnón ahora dijo a Tamar: “Trae el pan de la consolación al cuarto interior, para que, como paciente, lo tome de tu mano”. Por lo tanto Tamar tomó las tortas en forma de corazón que había hecho y las llevó a Amnón su hermano dentro del cuarto interior.

11 Cuando ella se acercó a él para que comiera, él en seguida se agarró de ella y le dijo: “Ven, acuéstate conmigo, hermana mía”.

12 Sin embargo, ella le dijo: “¡No, hermano mío! No me humilles; pues no suele hacerse así en Israel. No hagas esta locura deshonrosa.

13 Y yo... ¿adónde haré ir mi oprobio? Y tú... tú llegarás a ser como uno de los insensatos en Israel. Y ahora habla, por favor, al rey; porque él no me retendrá de ti”.

14 Y él no consintió en escuchar su voz, sino que usó fuerza superior a la de ella y la humilló y se acostó con ella.

15 Y Amnón empezó a odiarla con un odio sumamente grande, porque el odio con que la odió fue mayor que el amor con que la había amado, de modo que Amnón le dijo: “¡Levántate, vete!”.

16 Ante esto, ella le dijo: “¡No, hermano mío; porque esta maldad de enviarme es mayor que la otra que has hecho conmigo!”. Y él no consintió en escucharla.

17 Con eso, él llamó a su servidor que lo atendía y dijo: “Envía a esta persona de junto a mí, por favor, afuera, y echa el cerrojo a la puerta tras ella”.

18 (Ahora bien, ella llevaba puesto un traje talar rayado; porque así solían vestir las hijas del rey, las vírgenes, con vestiduras sin mangas.) De modo que su criado procedió a sacarla completamente afuera, y echó el cerrojo a la puerta tras ella.

19 Entonces Tamar se puso ceniza sobre la cabeza, y rasgó el traje talar rayado que llevaba puesto; y mantuvo las manos puestas sobre la cabeza y se fue andando de allí, dando gritos al andar.

20 Ante esto, Absalón su hermano le dijo: “¿Acaso fue tu hermano Amnón quien estuvo contigo? Y ahora, hermana mía, calla. Es tu hermano. No pongas tu corazón en este asunto”. Y Tamar empezó a morar, impidiéndosele asociación [con otros], en la casa de Absalón su hermano.

21 Y el rey David mismo oyó todas estas cosas, y se encolerizó mucho.

22 Y Absalón no habló con Amnón ni malo ni bueno; pues Absalón odiaba a Amnón por el hecho de que había humillado a Tamar su hermana.

23 Y resultó, después de dos años completos, que Absalón llegó a tener esquiladores en Baal-hazor, que está cerca de Efraín; y Absalón procedió a invitar a todos los hijos del rey.

24 Así que Absalón entró a donde el rey y dijo: “¡Ve que tu siervo tiene esquiladores! Vaya el rey, por favor, y también sus siervos, con tu siervo”.

25 Pero el rey dijo a Absalón: “¡No, hijo mío! No vayamos todos, por favor, para no ser una carga sobre ti”. Aunque siguió instándolo, no consintió en ir, pero lo bendijo.

26 Por fin dijo Absalón: “Si no [tú], que Amnón mi hermano vaya con nosotros, por favor”. A lo que dijo el rey: “¿Por qué debe ir él contigo?”.

27 Y Absalón empezó a instarlo, de modo que él envió a Amnón y a todos los hijos del rey con él.

28 Entonces Absalón dio orden a sus servidores, y dijo: “Vean, por favor, que tan pronto como el corazón de Amnón esté de humor alegre con el vino, y yo ciertamente les diga: ‘¡Derriben a Amnón!’, entonces tienen que darle muerte. No tengan miedo. ¿No les he dado orden yo mismo a ustedes? Sean fuertes y prueben que son hombres valientes”.

29 Y los servidores de Absalón procedieron a hacer a Amnón tal como Absalón había mandado; y todos los otros hijos del rey empezaron a levantarse y a montar cada uno en su mulo y a huir.

30 Y aconteció que, estando ellos en camino, llegó a David el informe mismo, que decía: “Absalón ha derribado a todos los hijos del rey, y ni siquiera uno de ellos ha quedado”.

31 Ante esto, el rey se levantó y rasgó su ropa y se acostó sobre la tierra, y todos sus siervos estaban parados junto a él con sus prendas de vestir rasgadas.

32 Sin embargo, Jehonadab hijo de Simeah, hermano de David, respondió y dijo: “No piense mi señor que es a todos los jóvenes, los hijos del rey, a quienes han dado muerte, porque es Amnón solo el que ha muerto, porque por orden de Absalón ha ocurrido como algo señalado desde el día en que él humilló a Tamar su hermana.

33 Y ahora no reciba en su corazón mi señor el rey la palabra que dice: ‘Todos los hijos mismos del rey han muerto’; antes bien, es Amnón solo el que ha muerto”.

34 Entretanto, Absalón se puso en fuga. Más tarde, el joven, el atalaya, alzó los ojos y vio, y, ¡mire!, había mucha gente que venía del camino detrás de él, junto a la falda de la montaña.

35 Por lo cual Jehonadab dijo al rey: “¡Mira! Los hijos mismos del rey han entrado. Conforme a la palabra de tu siervo, así ha sucedido”.

36 Y aconteció que, en cuanto acabó de hablar, sucedió que los hijos mismos del rey entraron, y se pusieron a alzar la voz y llorar; y hasta el rey y todos sus siervos lloraron con un llanto sumamente grande.

37 En cuanto a Absalón, huyó para irse a donde Talmai hijo de Amihud el rey de Guesur. Y [David] continuó de duelo por su hijo todos los días.

38 En cuanto a Absalón, huyó y logró irse a Guesur; y llegó a estar allí tres años.

39 Por fin [el alma de] David el rey anheló salir a donde Absalón; pues se había consolado respecto de Amnón, porque este estaba muerto.