< Anterior |
Siguiente > |
1 Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor,
2 dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.
3 Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.
4 Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo:
5 Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?
6 Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo.
7 Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro?
8 Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;
9 y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.
10 Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio,
11 desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa.
12 Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.
13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.
14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;
15 pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.
16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.
17 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.
18 Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí?
19 Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová?
20 ¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová.
21 Todas estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo.
22 Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
23 ¿Y quién como tu pueblo, como Israel, nación singular en la tierra? Porque fue Dios para rescatarlo por pueblo suyo, y para ponerle nombre, y para hacer grandezas a su favor, y obras terribles a tu tierra, por amor de tu pueblo que rescataste para ti de Egipto, de las naciones y de sus dioses.
24 Porque tú estableciste a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos por Dios.
25 Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho.
26 Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti.
27 Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica.
28 Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo.
29 Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.
1 Y aconteció que, cuando el rey moraba en su propia casa y Jehová mismo le había dado descanso de todos sus enemigos en derredor,
2 entonces el rey dijo a Natán el profeta: “Ve esto: yo moro en una casa de cedros mientras el arca del Dios [verdadero] mora en medio de telas de tienda”.
3 Ante esto, Natán dijo al rey: “Todo lo que esté en tu corazón... anda, hazlo, porque Jehová está contigo”.
4 Y aquella noche aconteció que la palabra de Jehová vino a Natán, y dijo:
5 “Ve, y tienes que decir a mi siervo David: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “¿Debes tú mismo edificarme una casa para que more en ella?
6 Porque yo no he morado en una casa desde el día en que hice subir de Egipto a los hijos de Israel hasta el día de hoy, sino que estuve andando de continuo en una tienda y en un tabernáculo.
7 Durante todo el tiempo que he estado andando entre todos los hijos de Israel, ¿hubo una palabra que hablara yo con una de las tribus de Israel a las que mandé pastorear a mi pueblo Israel, diciendo: ‘¿Por qué no me han edificado ustedes una casa de cedros?’”’.
8 Y ahora esto es lo que dirás a mi siervo David: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: “Yo mismo te tomé del apacentadero, de seguir al rebaño, para que llegaras a ser caudillo sobre mi pueblo Israel.
9 Y resultaré estar contigo adondequiera que en efecto vayas, y ciertamente cortaré a todos tus enemigos de delante de ti; y ciertamente haré para ti un gran nombre, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.
10 Y ciertamente señalaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré, y realmente residirá donde está, y ya no se le perturbará; y los hijos de la injusticia no volverán a afligirlo como lo hicieron al principio,
11 aun desde el día en que puse jueces al mando sobre mi pueblo Israel; y ciertamente te daré descanso de todos tus enemigos. ”’”Y Jehová te ha declarado que una casa es lo que Jehová hará para ti.
12 Cuando se cumplan tus días, y tengas que yacer con tus antepasados, entonces yo ciertamente levantaré tu descendencia después de ti, que saldrá de tus entrañas; y realmente estableceré con firmeza su reino.
13 Él es el que edificará una casa para mi nombre, y ciertamente estableceré el trono de su reino firmemente hasta tiempo indefinido.
14 Yo mismo llegaré a ser su padre, y él mismo llegará a ser mi hijo. Cuando él haga mal, entonces ciertamente lo censuraré con la vara de hombres y con los golpes de los hijos de Adán.
15 En cuanto a mi bondad amorosa, no se apartará de él como se la quité a Saúl, a quien quité por motivo de ti.
16 Y tu casa y tu reino ciertamente serán estables hasta tiempo indefinido delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un [trono] firmemente establecido hasta tiempo indefinido”’”.
17 Conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión fue como Natán habló a David.
18 Ante eso, el rey David entró y se sentó delante de Jehová y dijo: “¿Quién soy yo, oh Señor Soberano Jehová? ¿Y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí?
19 Como si esto aun fuera cosa pequeña a tus ojos, oh Señor Soberano Jehová, sin embargo, también hablas respecto a la casa de tu siervo hasta para un tiempo del futuro lejano; y esta es la ley dada para la humanidad, oh Señor Soberano Jehová.
20 ¿Y qué más puede añadir David y hablarte, cuando tú mismo conoces bien a tu siervo, oh Señor Soberano Jehová?
21 Por amor a tu palabra y de acuerdo con tu propio corazón has hecho todas estas cosas grandes para hacer que tu siervo las conozca.
22 Por eso eres realmente grande, oh Señor Soberano Jehová; porque no hay otro como tú, y no hay Dios fuera de ti entre todos aquellos acerca de quienes hemos oído con nuestros oídos.
23 ¿Y qué nación por sí en la tierra es como tu pueblo Israel, a quien Dios fue a redimírselo como pueblo y a asignarse un nombre y a hacer para ellos cosas grandes e inspiradoras de temor... a expulsar debido a tu pueblo —a quien te has redimido de Egipto— a las naciones y sus dioses?
24 Y procediste a establecer a tu pueblo Israel firmemente para ti como pueblo tuyo hasta tiempo indefinido; y tú mismo, oh Jehová, has llegado a ser su Dios.
25 ”Y ahora, Jehová Dios, la palabra que has hablado respecto a tu siervo y respecto a su casa, realízala hasta tiempo indefinido y haz tal como has hablado.
26 Y llegue a ser grande tu propio nombre hasta tiempo indefinido, y que se diga: ‘Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel’, y que la mismísima casa de tu siervo David llegue a ser firmemente establecida delante de ti.
27 Porque tú, Jehová de los ejércitos el Dios de Israel, has hecho una revelación al oído de tu siervo, diciendo: ‘Una casa te edificaré’. Por eso tu siervo ha cobrado corazón para orarte con esta oración.
28 Y ahora, oh Señor Soberano Jehová, tú eres el Dios [verdadero]; y en cuanto a tus palabras, resulten ser verdad, ya que prometes a tu siervo este bien.
29 Y ahora tómalo a tu cargo y bendice la casa de tu siervo [para que esta] continúe hasta tiempo indefinido delante de ti; porque tú mismo, oh Señor Soberano Jehová, has prometido, y debido a tu bendición sea bendita la casa de tu siervo hasta tiempo indefinido”.