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ESDRAS 9 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones.

2 Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado.

3 Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo.

4 Y se me juntaron todos los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde.

5 Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios,

6 y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo.

7 Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día.

8 Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre.

9 Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén.

10 Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos,

11 que prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia.

12 Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos, ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad; para que seáis fuertes y comáis el bien de la tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre.

13 Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y a causa de nuestro gran pecado, ya que tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos diste un remanente como este,

14 ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que cometen estas abominaciones? ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni quien escape?

15 Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha escapado, como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible estar en tu presencia a causa de esto.

  X


1 Y tan pronto como estas cosas fueron acabadas, los príncipes se me acercaron, diciendo: “El pueblo de Israel y los sacerdotes y los levitas no se han separado de los pueblos de los países en cuanto a sus cosas detestables, es decir, de los cananeos, los hititas, los perizitas, los jebuseos, los ammonitas, los moabitas, los egipcios y los amorreos.

2 Porque han aceptado a algunas de las hijas de ellos para sí y para sus hijos; y ellos, la descendencia santa, han llegado a estar mezclados con los pueblos de los países, y la mano de los príncipes y de los gobernantes diputados ha resultado ser prominente en esta infidelidad”.

3 Ahora bien, en cuanto oí esta cosa rasgué mi prenda de vestir y mi vestidura sin mangas, y empecé a arrancarme pelos de la cabeza y de la barba, y me quedé sentado en aturdimiento.

4 También vinieron reuniéndose a mí todos los que temblaban debido a las palabras del Dios de Israel contra la infidelidad del pueblo desterrado, mientras yo estuve sentado en aturdimiento hasta la ofrenda de grano del atardecer.

5 Y al [tiempo de] la ofrenda de grano del atardecer me levanté de mi humillación, con mi prenda de vestir y mi vestidura sin mangas rasgadas, y procedí a hincarme de rodillas y extender las palmas de las manos a Jehová mi Dios.

6 Y pasé a decir: “Oh Dios mío, de veras me da vergüenza y bochorno levantar mi rostro a ti, oh Dios mío, porque nuestros errores mismos se han multiplicado sobre nuestra cabeza y nuestra culpabilidad se ha hecho grande, aun hasta los cielos.

7 Desde los días de nuestros antepasados hemos estado en gran culpabilidad hasta este día; y debido a nuestros errores hemos sido dados, nosotros mismos, nuestros reyes, nuestros sacerdotes, en la mano de los reyes de los países, a la espada, al cautiverio y al saqueo y a vergüenza de rostro, como en este día.

8 Y ahora por un momentito ha venido favor de parte de Jehová nuestro Dios con el que se haya dejado que nos queden quienes escapen y con el darnos una clavija en su lugar santo, para hacer brillar nuestros ojos, oh Dios nuestro, y para darnos un poco de reavivamiento en nuestra servidumbre.

9 Porque somos siervos; y en nuestra servidumbre nuestro Dios no nos ha dejado, sino que extiende hacia nosotros bondad amorosa delante de los reyes de Persia, para darnos un reavivamiento, a fin de levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus lugares desolados, y para darnos un muro de piedra en Judá y en Jerusalén.

10 ”Y ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque hemos dejado tus mandamientos,

11 que tú mandaste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: ‘La tierra en que ustedes van a entrar para tomar posesión de ella es una tierra impura debido a la impureza de los pueblos de los países, a causa de sus cosas detestables con las cuales la han llenado de extremo a extremo por su inmundicia.

12 Y ahora, no den las hijas de ustedes a los hijos de ellos, ni acepten las hijas de ellos para los hijos de ustedes; y hasta tiempo indefinido no deben trabajar ustedes para la paz de ellos ni para su prosperidad, a fin de que ustedes se hagan fuertes y ciertamente coman lo bueno de la tierra y realmente tomen posesión [de ella] para sus hijos hasta tiempo indefinido’.

13 Y después de todo lo que nos ha sobrevenido por nuestras malas acciones y nuestra gran culpabilidad —porque tú mismo, oh Dios nuestro, has estimado nuestro error en menos de lo que es, y nos has dado quienes hayan escapado, tales como estos—

14 ¿vamos a ponernos de nuevo a quebrantar tus mandamientos y a formar alianzas de matrimonio con los pueblos de estas cosas detestables? ¿No te enojarás contra nosotros hasta el límite, de modo que no haya quien quede ni quien escape?

15 Oh Jehová el Dios de Israel, tú eres justo, porque nosotros hemos quedado como pueblo escapado, como en este día. Aquí estamos delante de ti en nuestra culpabilidad, pues es imposible estar de pie delante de ti a causa de esto”.