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GENESIS 28 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Entonces Isaac llamó a Jacob, y lo bendijo, y le mandó diciendo: No tomes mujer de las hijas de Canaán.

2 Levántate, ve a Padan-aram, a casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí mujer de las hijas de Labán, hermano de tu madre.

3 Y el Dios omnipotente te bendiga, y te haga fructificar y te multiplique, hasta llegar a ser multitud de pueblos;

4 y te dé la bendición de Abraham, y a tu descendencia contigo, para que heredes la tierra en que moras, que Dios dio a Abraham.

5 Así envió Isaac a Jacob, el cual fue a Padan-aram, a Labán hijo de Betuel arameo, hermano de Rebeca madre de Jacob y de Esaú.

6 Y vio Esaú cómo Isaac había bendecido a Jacob, y le había enviado a Padan-aram, para tomar para sí mujer de allí; y que cuando le bendijo, le había mandado diciendo: No tomarás mujer de las hijas de Canaán;

7 y que Jacob había obedecido a su padre y a su madre, y se había ido a Padan-aram.

8 Vio asimismo Esaú que las hijas de Canaán parecían mal a Isaac su padre;

9 y se fue Esaú a Ismael, y tomó para sí por mujer a Mahalat, hija de Ismael hijo de Abraham, hermana de Nebaiot, además de sus otras mujeres.

10 Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán.

11 Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar.

12 Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.

13 Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.

14 Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.

15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.

16 Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.

17 Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.

18 Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella.

19 Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero.

20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir,

21 y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios.

22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

  X


1 Por consiguiente, Isaac llamó a Jacob y lo bendijo y le mandó y le dijo: “No debes tomar esposa de las hijas de Canaán.

2 Levántate, ve a Padán-aram, a la casa de Betuel, padre de tu madre, y de allí tómate una esposa de las hijas de Labán el hermano de tu madre.

3 Y Dios Todopoderoso te bendecirá y te hará fructífero y te multiplicará, y ciertamente llegarás a ser una congregación de pueblos.

4 Y a ti te dará la bendición de Abrahán, a ti y a tu descendencia contigo, para que tomes posesión de la tierra de tus residencias como forastero, que Dios ha dado a Abrahán”.

5 De modo que Isaac envió a Jacob, y este partió para Padán-aram, hacia Labán hijo de Betuel el sirio, hermano de Rebeca, madre de Jacob y Esaú.

6 Cuando Esaú vio que Isaac había bendecido a Jacob y lo había enviado a Padán-aram para que se tomara esposa de allá, y que cuando lo bendijo le impuso el mandato, diciendo: “No tomes esposa de las hijas de Canaán”;

7 y que Jacob estaba obedeciendo a su padre y a su madre y estaba yendo a Padán-aram;

8 entonces vio Esaú que las hijas de Canaán eran desagradables a los ojos de Isaac su padre.

9 Por lo tanto Esaú fue a Ismael y tomó por esposa a Mahalat la hija de Ismael el hijo de Abrahán, la hermana de Nebayot, además de sus otras esposas.

10 Y Jacob continuó su salida de Beer-seba y siguió encaminándose hacia Harán.

11 Con el tiempo llegó a un lugar y se puso a pasar la noche allí porque se había puesto el sol. De modo que tomó una de las piedras del lugar y la puso como apoyo para su cabeza, y se acostó en aquel lugar.

12 Y empezó a soñar, y, ¡mire!, allí estaba una escalera situada sobre la tierra, y su parte superior alcanzaba hasta los cielos; y, ¡mire!, allí estaban los ángeles de Dios ascendiendo y descendiendo por ella.

13 Y, ¡mire!, allí estaba Jehová apostado por encima de ella, y procedió a decir: “Yo soy Jehová el Dios de Abrahán tu padre y el Dios de Isaac. La tierra sobre la cual estás acostado, a ti te la voy a dar, y a tu descendencia.

14 Y tu descendencia ciertamente llegará a ser como las partículas de polvo de la tierra, y ciertamente te extenderás hacia el oeste y hacia el este y hacia el norte y hacia el sur, y por medio de ti y por medio de tu descendencia todas las familias del suelo ciertamente se bendecirán.

15 Y aquí estoy yo contigo y ciertamente te guardaré en todo el camino por el cual estás yendo, y ciertamente te haré volver a este suelo, porque no voy a dejarte hasta que realmente haya hecho lo que te he hablado”.

16 Entonces Jacob despertó de su sueño y dijo: “Verdaderamente Jehová está en este lugar, y yo mismo no lo sabía”.

17 Y se llenó de temor, y añadió: “¡Cuán inspirador de temor es este lugar! Esta no es otra cosa sino la casa de Dios, y esta es la puerta de los cielos”.

18 Así que Jacob se levantó muy de mañana y tomó la piedra que estaba allí como apoyo de su cabeza y la erigió como columna y derramó aceite sobre la parte superior de ella.

19 Además, llamó a aquel lugar por nombre Betel; pero, de hecho, Luz era el nombre de la ciudad anteriormente.

20 Y Jacob pasó a hacer un voto, diciendo: “Si continúa Dios conmigo y con certeza me guarda en este camino por el cual estoy yendo, y con certeza me da pan que comer y prendas de vestir que ponerme,

21 y con certeza vuelvo en paz a la casa de mi padre, entonces Jehová habrá resultado ser mi Dios.

22 Y esta piedra que he erigido como columna llegará a ser casa de Dios, y en cuanto a todo lo que me des, sin falta te daré la décima parte de ello”.