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HECHOS 19 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos,

2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.

3 Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.

4 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.

5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.

6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.

7 Eran por todos unos doce hombres.

8 Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios.

9 Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.

10 Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.

11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo,

12 de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.

13 Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo.

14 Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto.

15 Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?

16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.

17 Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús.

18 Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos.

19 Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata.

20 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.

21 Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma.

22 Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por algún tiempo en Asia.

23 Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino.

24 Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices;

25 a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza;

26 pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos.

27 Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.

28 Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!

29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo.

30 Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron.

31 También algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado, rogándole que no se presentase en el teatro.

32 Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido.

33 Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo.

34 Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!

35 Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter?

36 Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente.

37 Porque habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa.

38 Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros.

39 Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir.

40 Porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso.

41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.

  X


1 En el transcurso de los sucesos, mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo pasó por las partes del interior y bajó a Éfeso, y halló a algunos discípulos;

2 y les dijo: “¿Recibieron espíritu santo cuando se hicieron creyentes?”. Ellos le dijeron: “¡Si nunca hemos oído si hay o no espíritu santo!”.

3 Y él dijo: “Entonces, ¿en qué fueron bautizados?”. Dijeron: “En el bautismo de Juan”.

4 Pablo dijo: “Juan bautizó con el bautismo [en símbolo] de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyeran en el que había de venir después de él, es decir, en Jesús”.

5 Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús.

6 Y cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el espíritu santo, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar.

7 En conjunto, eran unos doce varones.

8 Entrando en la sinagoga, él habló con denuedo por tres meses, pronunciando discursos y usando persuasión respecto al reino de Dios.

9 Pero cuando algunos persistieron en endurecerse y en no creer, y hablaban perjudicialmente acerca del Camino delante de la multitud, se retiró de ellos y separó de ellos a los discípulos, y pronunciaba discursos diariamente en [la sala de conferencias de] la escuela de Tirano.

10 Esto se efectuó por dos años, de modo que todos los que habitaban en el [distrito de] Asia oyeron la palabra del Señor, tanto judíos como griegos.

11 Y Dios siguió ejecutando obras extraordinarias de poder mediante las manos de Pablo,

12 de manera que hasta llevaban paños y delantales de su cuerpo a los dolientes, y las dolencias los dejaban, y los espíritus inicuos salían.

13 Pero ciertos individuos de los judíos ambulantes que practicaban la expulsión de demonios también intentaron nombrar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus inicuos, diciendo: “Les ordeno solemnemente por Jesús a quien Pablo predica”.

14 Ahora bien, había siete hijos de cierto Esceva, sacerdote principal judío, que hacían esto.

15 Pero, en respuesta, el espíritu inicuo les dijo: “Conozco a Jesús, y sé quién es Pablo; pero ustedes, ¿quiénes son?”.

16 Con eso, el hombre en quien estaba el espíritu inicuo se echó sobre ellos de un salto, logró el dominio de uno tras otro, y prevaleció contra ellos, de modo que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.

17 Esto llegó a ser conocido de todos, tanto de los judíos como de los griegos que moraban en Éfeso; y cayó temor sobre todos ellos, y el nombre del Señor Jesús siguió siendo engrandecido.

18 Y muchos de los que se habían hecho creyentes venían y confesaban e informaban acerca de sus prácticas abiertamente.

19 De hecho, buen número de los que habían practicado artes mágicas juntaron sus libros y los quemaron delante de todos. Y calcularon en conjunto los precios de ellos y hallaron que valían cincuenta mil piezas de plata.

20 Así, de una manera poderosa, la palabra de Jehová siguió creciendo y prevaleciendo.

21 Ahora bien, cuando estas cosas se habían completado, Pablo se propuso en su espíritu que, después de pasar por Macedonia y Acaya, haría el viaje a Jerusalén, y dijo: “Después que llegue allá tengo que ver también a Roma”.

22 De modo que despachó a Macedonia a dos de los que le servían, Timoteo y Erasto, pero él mismo se detuvo por algún tiempo en el [distrito de] Asia.

23 En aquel mismo tiempo surgió un disturbio no pequeño acerca del Camino.

24 Porque cierto hombre, de nombre Demetrio, platero, haciendo en plata templetes de Ártemis, proporcionaba a los artífices no poca ganancia;

25 y reunió a estos y a los que trabajaban en cosas semejantes y dijo: “Varones, bien saben ustedes que de este negocio nos viene nuestra prosperidad.

26 También, contemplan y oyen cómo, no solo en Éfeso, sino en casi todo el [distrito de] Asia, este Pablo ha persuadido a una muchedumbre considerable y los ha vuelto a otra opinión, diciendo que no son dioses los que son hechos con las manos.

27 Además, existe el peligro, no solo de que esta ocupación nuestra caiga en descrédito, sino también de que el templo de la gran diosa Ártemis sea tenido en nada, y hasta su magnificencia que todo el [distrito de] Asia y la tierra habitada adora esté a punto de ser reducida a nada”.

28 Al oír esto y llenarse de cólera, los hombres empezaron a gritar, diciendo: “¡Grande es Ártemis de los efesios!”.

29 De modo que la ciudad se llenó de confusión, y de común acuerdo entraron precipitadamente en el teatro, llevando consigo por la fuerza a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de viaje de Pablo.

30 Por su parte, Pablo quería ir adentro a la gente, pero los discípulos no se lo permitían.

31 Hasta algunos de los comisionados de fiestas y juegos, que eran amigables con él, enviaron a donde él y empezaron a suplicarle que no se arriesgara en el teatro.

32 Lo cierto es que unos gritaban una cosa y otros otra; porque la asamblea estaba en confusión, y la mayoría de ellos no sabía por qué razón se habían reunido.

33 Así que, juntos, sacaron a Alejandro de entre la muchedumbre, empujado por los judíos hacia el frente; y Alejandro hizo señas con la mano y quería presentar su defensa ante el pueblo.

34 Pero cuando reconocieron que era judío, se levantó un mismo grito de parte de todos, y ellos vociferaron por unas dos horas: “¡Grande es Ártemis de los efesios!”.

35 Por fin, cuando el registrador de la ciudad hubo aquietado a la muchedumbre, dijo: “Varones de Éfeso, ¿quién verdaderamente hay de la humanidad que no sepa que la ciudad de los efesios es la guardiana del templo de la gran Ártemis y de la imagen que cayó del cielo?

36 Por lo tanto, puesto que estas cosas son indiscutibles, es conveniente que ustedes se mantengan sosegados y que no obren precipitadamente.

37 Porque han traído a estos varones, que ni son saqueadores de templos ni blasfemadores de nuestra diosa.

38 Por lo tanto, si Demetrio y los artífices que están con él sí tienen causa contra alguien, hay días en que los tribunales celebran sesiones, y hay procónsules; presenten cargos unos contra otros.

39 Sin embargo, si ustedes están buscando algo más allá de eso, tendrá que decidirse en una asamblea formal.

40 Porque verdaderamente estamos en peligro de ser acusados de sedición por el asunto de hoy, pues no existe ni una sola causa que nos permita dar razón de esta chusma desordenada”.

41 Y cuando hubo dicho estas cosas, despidió a la asamblea.