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JUAN 10 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.

2 Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.

3 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.

4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

5 Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.

7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.

9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.

13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.

14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.

17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.

18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

19 Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras.

20 Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís?

21 Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?

22 Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,

23 y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.

24 Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.

27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

30 Yo y el Padre uno somos.

31 Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.

32 Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?

33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?

35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),

36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?

37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.

38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

39 Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos.

40 Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se quedó allí.

41 Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.

42 Y muchos creyeron en él allí.

  X


1 “Muy verdaderamente les digo: El que no entra en el aprisco de las ovejas por la puerta, sino que trepa por otra parte, ese es ladrón y saqueador.

2 Pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.

3 A este le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz, y él llama a sus propias ovejas por nombre y las saca fuera.

4 Cuando ha sacado todas las suyas propias, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

5 A un extraño de ningún modo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.”

6 Jesús les habló esta comparación; pero ellos no sabían lo que querían decir las cosas que les hablaba.

7 Por lo tanto Jesús dijo otra vez: “Muy verdaderamente les digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

8 Todos los que han venido en lugar de mí son ladrones y saqueadores; pero las ovejas no les han escuchado.

9 Yo soy la puerta; cualquiera que entra por mí será salvo, y entrará y saldrá y hallará pastos.

10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.

11 Yo soy el pastor excelente; el pastor excelente entrega su alma a favor de las ovejas.

12 El asalariado, que no es pastor, y a quien las ovejas no pertenecen como suyas propias, ve venir al lobo y abandona las ovejas y huye —y el lobo las arrebata y las desparrama—

13 porque es asalariado y no le importan las ovejas.

14 Yo soy el pastor excelente, y conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen a mí,

15 así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y yo entrego mi alma a favor de las ovejas.

16 ”Y tengo otras ovejas, que no son de este redil; a esas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser un solo rebaño, un solo pastor.

17 Por eso el Padre me ama, porque entrego mi alma, a fin de que la reciba de nuevo.

18 Nadie me la ha quitado, sino que la entrego por mi propia iniciativa. Tengo autoridad para entregarla, y tengo autoridad para recibirla de nuevo. El mandamiento acerca de esto lo recibí de mi Padre”.

19 Otra vez resultó una división entre los judíos a causa de estas palabras.

20 Muchos de ellos decían: “Demonio tiene, y está loco. ¿Por qué le escuchan?”.

21 Otros decían: “Estos no son dichos de un endemoniado. Un demonio no puede abrir los ojos a los ciegos, ¿verdad?”.

22 Por entonces se celebraba la fiesta de la dedicación en Jerusalén. Era invierno,

23 y Jesús estaba andando por el templo, en la columnata de Salomón.

24 Así que los judíos lo rodearon y se pusieron a decirle: “¿Hasta cuándo has de tener nuestras almas en suspenso? Si eres el Cristo, dínoslo francamente”.

25 Jesús les contestó: “Se lo dije a ustedes, y sin embargo no creen. Las obras que hago en el nombre de mi Padre, estas dan testimonio acerca de mí.

26 Pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.

27 Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen.

28 Y yo les doy vida eterna, y no serán destruidas nunca, y nadie las arrebatará de mi mano.

29 Lo que mi Padre me ha dado es algo mayor que todas las otras cosas, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre.

30 Yo y el Padre somos uno”.

31 Otra vez los judíos alzaron piedras para apedrearlo.

32 Jesús les respondió: “Muchas obras excelentes les exhibí de parte del Padre. ¿Por cuál de esas obras me apedrean?”.

33 Los judíos le contestaron: “No por obra excelente te apedreamos, sino por blasfemia, sí, porque tú, aunque eres hombre, te haces a ti mismo un dios”.

34 Jesús les contestó: “¿No está escrito en su Ley: ‘Yo dije: “Ustedes son dioses”’?

35 Si él llamó ‘dioses’ a aquellos contra quienes vino la palabra de Dios, y sin embargo la Escritura no puede ser nulificada,

36 ¿me dicen ustedes a mí, a quien el Padre santificó y despachó al mundo: ‘Blasfemas’, porque dije: Soy Hijo de Dios?

37 Si no hago las obras de mi Padre, no me crean.

38 Pero si las hago, aun cuando no me crean a mí, crean las obras, a fin de que lleguen a saber y continúen sabiendo que el Padre está en unión conmigo y yo estoy en unión con el Padre”.

39 Por eso, otra vez trataron de prenderlo; pero se les fue de las manos.

40 De modo que se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan bautizaba al principio, y se quedó allí.

41 Y muchas personas vinieron a él, y empezaron a decir: “Juan, en realidad, no ejecutó una sola señal, pero cuantas cosas dijo Juan acerca de este hombre, todas eran verdaderas”.

42 Y muchos pusieron fe en él allí.