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LUCAS 20 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 Sucedió un día, que enseñando Jesús al pueblo en el templo, y anunciando el evangelio, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos,

2 y le hablaron diciendo: Dinos: ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿o quién es el que te ha dado esta autoridad?

3 Respondiendo Jesús, les dijo: Os haré yo también una pregunta; respondedme:

4 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?

5 Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?

6 Y si decimos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque están persuadidos de que Juan era profeta.

7 Y respondieron que no sabían de dónde fuese.

8 Entonces Jesús les dijo: Yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas.

9 Comenzó luego a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, la arrendó a labradores, y se ausentó por mucho tiempo.

10 Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; pero los labradores le golpearon, y le enviaron con las manos vacías.

11 Volvió a enviar otro siervo; mas ellos a éste también, golpeado y afrentado, le enviaron con las manos vacías.

12 Volvió a enviar un tercer siervo; mas ellos también a éste echaron fuera, herido.

13 Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizás cuando le vean a él, le tendrán respeto.

14 Mas los labradores, al verle, discutían entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra.

15 Y le echaron fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña?

16 Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Dios nos libre!

17 Pero él, mirándolos, dijo: ¿Qué, pues, es lo que está escrito: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo?

18 Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará.

19 Procuraban los principales sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al pueblo.

20 Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, a fin de sorprenderle en alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador.

21 Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad.

22 ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?

23 Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis?

24 Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César.

25 Entonces les dijo: {Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.

26 Y no pudieron sorprenderle en palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta, callaron.

27 Llegando entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección, le preguntaron,

28 diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano.

29 Hubo, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin hijos.

30 Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos.

31 La tomó el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia.

32 Finalmente murió también la mujer.

33 En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?

34 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento;

35 mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento.

36 Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.

37 Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.

38 Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.

39 Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho.

40 Y no osaron preguntarle nada más.

41 Entonces él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?

42 Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra,

43 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

44 David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?

45 Y oyéndole todo el pueblo, dijo a sus discípulos:

46 Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas;

47 que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor condenación.

  X


1 En uno de aquellos días, mientras él enseñaba al pueblo en el templo y declaraba las buenas nuevas, se acercaron los sacerdotes principales y los escribas con los ancianos,

2 y tomaron la palabra, y le dijeron: “Dinos con qué autoridad haces estas cosas, o quién es el que te dio esta autoridad”.

3 Respondiendo, él les dijo: “Yo también les haré una pregunta, y díganme ustedes:

4 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?”.

5 Entonces ellos sacaron conclusiones entre sí, diciendo: “Si decimos: ‘Del cielo’, dirá: ‘¿Por qué no le creyeron?’.

6 Pero si decimos: ‘De los hombres’, todo el pueblo, sin excepción, nos apedreará, porque están persuadidos de que Juan era profeta”.

7 De modo que respondieron que no sabían de dónde.

8 Y Jesús les dijo: “Tampoco les digo yo con qué autoridad hago estas cosas”.

9 Entonces comenzó a decir al pueblo esta ilustración: “Un hombre plantó una viña y la arrendó a cultivadores, y viajó al extranjero por un tiempo bastante largo.

10 Pero a su debido tiempo envió un esclavo a los cultivadores, para que le dieran parte del fruto de la viña. Los cultivadores, sin embargo, lo despidieron sin nada, después de golpearlo severamente.

11 Pero él lo repitió y envió un esclavo diferente. A aquel también lo golpearon severamente y lo deshonraron y lo despidieron sin nada.

12 Aún volvió a enviarles un tercero; a este también lo hirieron y lo echaron fuera.

13 Entonces el dueño de la viña dijo: ‘¿Qué haré? Enviaré a mi hijo el amado. Probablemente a este lo respeten’.

14 Cuando los cultivadores alcanzaron a verlo, se pusieron a razonar unos con otros, diciendo: ‘Este es el heredero; matémoslo, para que la herencia llegue a ser nuestra’.

15 Con eso, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Entonces, ¿qué les hará el dueño de la viña?

16 Vendrá y destruirá a estos cultivadores y dará la viña a otros”. Al oír [esto], ellos dijeron: “¡Jamás suceda eso!”.

17 Pero él los miró, y dijo: “Entonces, ¿qué significa esto que está escrito: ‘La piedra que los edificadores rechazaron, esta ha llegado a ser la principal piedra angular’?

18 Todo el que caiga sobre esa piedra será hecho añicos. En cuanto a cualquiera sobre quien ella caiga, lo pulverizará”.

19 Los escribas y los sacerdotes principales entonces procuraron echar las manos sobre él en aquella misma hora, pero temieron al pueblo; pues percibieron que él, al hablar esta ilustración, estaba pensando en ellos.

20 Y, después de observarlo detenidamente, enviaron hombres a quienes habían contratado secretamente para que se fingieran justos, a fin de sorprenderlo en su habla, para así entregarlo al gobierno y a la autoridad del gobernador.

21 Y le interrogaron, diciendo: “Maestro, sabemos que hablas y enseñas correctamente y no muestras parcialidad, sino que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad:

22 ¿Nos es lícito pagar impuesto a César, o no?”.

23 Pero él echó de ver su astucia, y les dijo:

24 “Muéstrenme un denario. ¿De quién es la imagen e inscripción que tiene?”. Ellos dijeron: “De César”.

25 Él les dijo: “Sin falta, entonces, paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios”.

26 Pues bien, no pudieron sorprenderlo en este dicho delante del pueblo, pero, asombrados de su respuesta, no dijeron nada.

27 Sin embargo, algunos de los saduceos, los que dicen que no hay resurrección, se acercaron y le interrogaron,

28 diciendo: “Maestro, Moisés nos escribió: ‘Si el hermano de algún hombre muere mientras tiene esposa, pero esta ha quedado sin hijos, su hermano debe tomar la esposa y levantar prole de ella a su hermano’.

29 Pues bien, hubo siete hermanos; y el primero tomó esposa y murió sin hijos.

30 Lo mismo el segundo,

31 y el tercero la tomó. Igualmente los siete; no dejaron hijos, sino que murieron.

32 Por último, la mujer también murió.

33 Por consiguiente, en la resurrección, ¿de cuál de ellos llega a ser esposa? Porque los siete la tuvieron por esposa”.

34 Jesús les dijo: “Los hijos de este sistema de cosas se casan y se dan en matrimonio,

35 pero los que han sido considerados dignos de ganar aquel sistema de cosas y la resurrección de entre los muertos ni se casan ni se dan en matrimonio.

36 De hecho, tampoco pueden ya morir, porque son como los ángeles, y son hijos de Dios por ser hijos de la resurrección.

37 Pero el que los muertos son levantados, hasta Moisés lo expuso, en el relato acerca de la zarza, cuando llama a Jehová ‘el Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob’.

38 Él no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos ellos viven”.

39 En respuesta, algunos de los escribas dijeron: “Maestro, hablaste bien”.

40 Porque ya no tenían ánimo para hacerle ni una sola pregunta.

41 A su vez, él les dijo: “¿Cómo sucede que dicen que el Cristo es hijo de David?

42 Porque David mismo dice en el libro de los Salmos: ‘Jehová dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra

43 hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies”’.

44 David, pues, lo llama ‘Señor’; entonces, ¿cómo es él su hijo?”.

45 Luego, mientras todo el pueblo escuchaba, dijo a los discípulos:

46 “Cuídense de los escribas que desean andar por todos lados en ropas largas, y a quienes les gustan los saludos en las plazas de mercado y los asientos delanteros en las sinagogas y lugares muy prominentes en las cenas,

47 y que devoran las casas de las viudas y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán juicio más pesado”.