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La Palabra de Dios preservada y viva

NEHEMIAS 9 Paralela rv60
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Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)


1 El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí.

2 Y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres.

3 Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios.

4 Luego se levantaron sobre la grada de los levitas, Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en voz alta a Jehová su Dios.

5 Y dijeron los levitas Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías: Levantaos, bendecid a Jehová vuestro Dios desde la eternidad hasta la eternidad; y bendígase el nombre tuyo, glorioso y alto sobre toda bendición y alabanza.

6 Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.

7 Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre Abraham;

8 y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo.

9 Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo;

10 e hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos, y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías que habían procedido con soberbia contra ellos; y te hiciste nombre grande, como en este día.

11 Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco; y a sus perseguidores echaste en las profundidades, como una piedra en profundas aguas.

12 Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir.

13 Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos,

14 y les ordenaste el día de reposo santo para ti, y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley.

15 Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña; y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la darías.

16 Mas ellos y nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos.

17 No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no los abandonaste.

18 Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición y dijeron: Este es tu Dios que te hizo subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones,

19 tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.

20 Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed.

21 Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.

22 Y les diste reinos y pueblos, y los repartiste por distritos; y poseyeron la tierra de Sehón, la tierra del rey de Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán.

23 Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a poseerla.

24 Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del país, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos como quisieran.

25 Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles frutales; comieron, se saciaron, y se deleitaron en tu gran bondad.

26 Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones.

27 Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tu gran misericordia les enviaste libertadores para que los salvasen de mano de sus enemigos.

28 Pero una vez que tenían paz, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los abandonaste en mano de sus enemigos que los dominaron; pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías y según tus misericordias muchas veces los libraste.

29 Les amonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; se rebelaron, endurecieron su cerviz, y no escucharon.

30 Les soportaste por muchos años, y les testificaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, pero no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.

31 Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso.

32 Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.

33 Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo.

34 Nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios con que les amonestabas.

35 Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras.

36 He aquí que hoy somos siervos; henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen su fruto y su bien.

37 Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestros ganados, conforme a su voluntad, y estamos en grande angustia.

38 A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.

  X


1 Y el día veinticuatro de este mes los hijos de Israel se reunieron con ayuno, y con saco y tierra sobre sí.

2 Y la descendencia de Israel procedió a separarse de todos los extranjeros, y a estar de pie y hacer confesión de sus propios pecados y de los errores de sus padres.

3 Entonces se levantaron en su lugar y leyeron en voz alta del libro de la ley de Jehová su Dios una cuarta parte del día; y otra cuarta parte estuvieron haciendo confesión e inclinándose ante Jehová su Dios.

4 Y Jesúa y Baní, Qadmiel, Sebanías, Buní, Serebías, Baní [y] Kenaní procedieron a levantarse en la plataforma de los levitas y a clamar en alta voz a Jehová su Dios.

5 Y los levitas Jesúa y Qadmiel, Baní, Hasabneya, Serebías, Hodías, Sebanías [y] Petahías pasaron a decir: “Levántense, bendigan a Jehová su Dios desde tiempo indefinido hasta tiempo indefinido. Y que bendigan tu glorioso nombre, que es ensalzado sobre toda bendición y alabanza.

6 ”Tú eres Jehová, tú solo; tú mismo has hecho los cielos, [aun] el cielo de los cielos, y todo su ejército, la tierra y todo lo que hay sobre ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú los estás conservando vivos a todos ellos; y el ejército de los cielos se está inclinando ante ti.

7 Tú eres Jehová el Dios [verdadero], que escogiste a Abrán y lo sacaste de Ur de los caldeos y constituiste su nombre en Abrahán.

8 Y hallaste fiel su corazón ante ti; de modo que hubo un contratar el pacto con él para dar[le] la tierra de los cananeos, los hititas, los amorreos y los perizitas y los jebuseos y los guirgaseos, para dar[la] a su descendencia; y procediste a realizar tus palabras, porque eres justo.

9 ”Así que viste la aflicción de nuestros antepasados en Egipto, y oíste su clamor junto al mar Rojo.

10 Entonces diste señales y milagros contra Faraón y contra todos sus siervos y toda la gente de su tierra, porque sabías que habían actuado presuntuosamente contra ellos; y procediste a hacer para ti un nombre, como en este día.

11 Y partiste el mar delante de ellos, de modo que cruzaron por en medio del mar en la tierra seca; y a sus perseguidores los arrojaste en las profundidades como una piedra en las aguas fuertes.

12 Y por una columna de nube los condujiste de día, y por una columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino en que habían de ir.

13 Y sobre el monte Sinaí bajaste, y hablaste con ellos desde el cielo, y pasaste a darles decisiones judiciales rectas y leyes de verdad, disposiciones reglamentarias y mandamientos buenos.

14 Y tu santo sábado les diste a conocer, y mandamientos y disposiciones reglamentarias y una ley les ordenaste por medio de Moisés tu siervo.

15 Y les diste pan del cielo para su hambre, y les hiciste salir aguas del peñasco para su sed, y pasaste a decirles que entraran a poseer la tierra [acerca de] la cual habías alzado la mano [en juramento] para dársela.

16 ”Y ellos mismos, aun nuestros antepasados, actuaron presuntuosamente y procedieron a endurecer su cerviz, y no escucharon tus mandamientos.

17 De manera que rehusaron escuchar, y no se acordaron de tus maravillosos actos que ejecutaste con ellos, sino que endurecieron su cerviz y nombraron un cabeza para volver a su servidumbre en Egipto. Pero tú eres un Dios de actos de perdón, benévolo y misericordioso, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa, y no los dejaste.

18 Sí, cuando ellos se habían hecho una estatua fundida de un becerro y empezaron a decir: ‘Este es tu Dios que te hizo subir de Egipto’, y pasaron a cometer grandes actos de falta de respeto,

19 tú, sí, tú, en tu abundante misericordia no los dejaste en el desierto. La columna de nube misma no se apartó de sobre ellos de día para guiarlos en el camino, ni la columna de fuego de noche para alumbrarles el camino en que habían de ir.

20 Y les diste tu buen espíritu para hacerlos prudentes, y tu maná no detuviste de su boca, y agua les diste, para su sed.

21 Y por cuarenta años les proveíste alimento en el desierto. No les faltó nada. Sus mismísimas prendas de vestir no se gastaron, y sus pies mismos no se hincharon.

22 ”Y tú procediste a darles reinos y pueblos, y a repartir estos pedazo a pedazo; de modo que tomaron posesión de la tierra de Sehón, aun de la tierra del rey de Hesbón, y de la tierra de Og el rey de Basán.

23 E hiciste que sus hijos fueran tantos como las estrellas de los cielos. Entonces los introdujiste en la tierra de la cual habías prometido a sus antepasados que entrarían a tomar posesión.

24 De modo que sus hijos entraron y tomaron en posesión la tierra, y tú procediste a sojuzgar delante de ellos a los habitantes de la tierra, los cananeos, y a darlos en su mano, aun sus reyes y los pueblos de la tierra, para que hicieran con ellos conforme a su gusto.

25 Y se pusieron a tomar ciudades fortificadas y un suelo pingüe, y a tomar en posesión casas llenas de toda cosa buena, cisternas labradas, viñas y olivares y árboles para alimento en abundancia, y empezaron a comer y a satisfacerse y a engordar y a vivir con regalo en tu gran bondad.

26 ”No obstante, se hicieron desobedientes y se rebelaron contra ti y siguieron echando tu ley a sus espaldas, y a tus propios profetas mataron, a los que testificaron contra ellos para traerlos de vuelta a ti; y siguieron cometiendo actos de gran falta de respeto.

27 Debido a esto, los diste en la mano de sus adversarios, que siguieron causándoles angustia; pero en el tiempo de su angustia ellos clamaban a ti, y tú mismo oías desde los mismos cielos; y en conformidad con tu abundante misericordia les dabas salvadores que los salvaban de la mano de sus adversarios.

28 ”Pero en cuanto tenían descanso, volvían a hacer lo que es malo delante de ti, y los dejabas a la mano de sus enemigos, quienes los pisoteaban. Entonces se volvían y clamaban a ti por socorro, y tú mismo oías desde los mismos cielos y los librabas conforme a tu abundante misericordia, vez tras vez.

29 Aunque dabas testimonio contra ellos para traerlos de vuelta a tu ley, ellos mismos hasta actuaban presuntuosamente y no escuchaban tus mandamientos; y pecaron contra tus propias decisiones judiciales, las cuales, si un hombre [las] pone por obra, entonces tendrá que vivir mediante ellas. Y siguieron dando un hombro terco, y endurecieron su cerviz, y no escucharon.

30 Pero tú fuiste indulgente con ellos por muchos años y seguiste testificando contra ellos por tu espíritu, mediante tus profetas, y ellos no prestaron oído. Finalmente los diste en la mano de los pueblos de las tierras.

31 Y en tu abundante misericordia no hiciste un exterminio de ellos ni los dejaste; porque eres un Dios benévolo y misericordioso.

32 ”Y ahora, oh Dios nuestro, el Dios grande, poderoso e inspirador de temor, que guardas el pacto y bondad amorosa, no dejes que toda la penalidad que nos ha hallado a nosotros, a nuestros reyes, a nuestros príncipes y a nuestros sacerdotes y a nuestros profetas y a nuestros antepasados y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día, parezca pequeña delante de ti.

33 Y tú eres justo en cuanto a todo lo que nos ha sobrevenido, porque fielmente es como has actuado, pero nosotros somos los que hemos obrado inicuamente.

34 En cuanto a nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros antepasados, ellos no han ejecutado tu ley, ni prestado atención a tus mandamientos ni a tus testimonios con los cuales testificaste contra ellos.

35 Y ellos mismos... durante su reinado y en medio de tus abundantes cosas buenas que les diste, y en la tierra anchurosa y pingüe que pusiste a su disposición, no te sirvieron ni se volvieron de sus malas prácticas.

36 ¡Mira! Nosotros hoy somos esclavos; y en cuanto a la tierra que diste a nuestros antepasados para que comieran su fruto y sus cosas buenas, ¡mira!, somos esclavos sobre ella,

37 y su producto abunda para los reyes que has puesto sobre nosotros debido a nuestros pecados, y sobre nuestros cuerpos gobiernan, y sobre nuestros animales domésticos, conforme a su gusto, y nos hallamos en gran angustia.

38 ”Así que, en vista de todo esto, estamos contratando un arreglo fidedigno, tanto por escrito como autenticado por el sello de nuestros príncipes, nuestros levitas [y] nuestros sacerdotes”.