1 El Señor omnipotente me mostró en una visión una canasta de fruta madura,
2 y me preguntó: —¿Qué ves, Amós?
3 »En aquel día —afirma el Señor omnipotente—, las canciones del palacio se volverán lamentos. ¡Muchos serán los cadáveres tirados por todas partes! ¡Silencio!»
4 Oigan esto, los que pisotean a los necesitados y exterminan a los pobres de la tierra.
5 Ustedes dicen: «¿Cuándo pasará la fiesta de luna nueva
6 y vender los deshechos del trigo, comprar al desvalido por dinero,
7 Jura el Señor por el orgullo de Jacob: «Jamás olvidaré nada de lo que han hecho.
8 »¿Y con todo esto no temblará la tierra? ¿No se enlutarán sus habitantes?
9 »En aquel día —afirma el Señor omnipotente—, »haré que el sol se ponga al mediodía,
10 Convertiré en luto sus fiestas religiosas, y en cantos fúnebres todas sus canciones.
11 »Vienen días —afirma el Señor omnipotente—, en que enviaré hambre al país;
12 La gente vagará sin rumbo de mar a mar; andarán errantes del norte al este,
13 »En aquel día se desmayarán de sed las jóvenes hermosas y los jóvenes fuertes.
14 Y caerán para no levantarse jamás los que juran por la culpa de Samaria,