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1 ¡Ay de los que emiten decretos inicuos y publican edictos opresivos!
2 Privan de sus derechos a los pobres, y no les hacen justicia a los oprimidos de mi pueblo;
3 ¿Qué van a hacer cuando deban rendir cuentas, cuando llegue desde lejos la tormenta?
4 No les quedará más remedio que humillarse entre los cautivos
5 «¡Ay de Asiria, vara de mi ira! ¡El garrote de mi enojo está en su mano!
6 Lo envío contra una nación impía, lo mando contra un pueblo que me enfurece,
7 Pero esto Asiria no se lo propuso; ¡ni siquiera lo pensó!
8 Pues dice: “¿Acaso no son reyes todos mis jefes?
9 ¿No es Calnó como Carquemis? ¿No es Jamat como Arfad,
10 Así como alcanzó mi mano a los reinos de los ídolos,
11 y así como hice con Samaria y sus dioses, también haré con Jerusalén y sus ídolos”».
13 Porque afirma: «Esto lo hizo el poder de mi mano;
14 Como quien mete la mano en un nido, me he adueñado de la riqueza de los pueblos;
15 ¿Puede acaso gloriarse el hacha más que el que la maneja,
16 Por eso enviará el Señor, el Señor Todopoderoso,
17 La luz de Israel se convertirá en fuego; su Santo se volverá una llama.
18 Destruirá de extremo a extremo el esplendor de sus bosques y de sus huertos,
19 Tan pocos árboles quedarán en su bosque que hasta un niño podrá contarlos.
20 En aquel día ni el remanente de Israel ni los sobrevivientes del pueblo de Jacob
21 Y un remanente volverá; un remanente de Jacob volverá al Dios Poderoso.
22 Israel, aunque tu pueblo sea como la arena del mar,
23 Porque el Señor, el Señor Todopoderoso, ejecutará la destrucción decretada
24 Por eso, así dice el Señor, el Señor Todopoderoso: «Pueblo mío, que vives en Sión,
25 Dentro de muy poco tiempo mi indignación contra ti llegará a su fin,
26 Con un látigo los azotará el Señor Todopoderoso,
27 En aquel día esa carga se te quitará de los hombros,
28 Llega el enemigo hasta Ayat, pasa por Migrón,
29 Cruza el vado, y dice: «Acamparemos en Gueba».
30 ¡Clama a gritos, hija de Galín! ¡Escucha, Lais!
31 Se ha puesto en fuga Madmena; los habitantes de Guebín buscan refugio.
32 Hoy mismo se detendrá en Nob; agitará su puño contra el monte
33 ¡Miren! El Señor, el Señor Todopoderoso, desgaja las ramas con fuerza increíble.
34 Derriba con un hacha la espesura del bosque, y el esplendor del Líbano se viene abajo.
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