1 A pesar de todo, no habrá más penumbra para la que estuvo angustiada. En el pasado Dios humilló a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pero en el futuro honrará a Galilea, tierra de paganos, en el camino del mar, al otro lado del Jordán.
2 El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz;
3 Tú has hecho que la nación crezca; has aumentado su alegría.
4 Ciertamente tú has quebrado, como en la derrota de Madián,
5 Todas las botas guerreras que resonaron en la batalla,
6 Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo;
7 Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin.
8 El Señor ha enviado su palabra; la ha enviado contra Jacob,
9 De esto se entera todo el pueblo —Efraín y los habitantes de Samaria—,
10 «Si se caen los ladrillos, reconstruiremos con piedra tallada;
11 Pero el Señor ha fortalecido a los adversarios de Rezín;
12 Los sirios en el este y los filisteos en el oeste se comieron a Israel de un solo bocado.
13 Pero el pueblo no ha querido reconocer al que lo ha castigado;
14 Por eso en un mismo día el Señor le cortará a Israel
15 La cabeza son los ancianos y la gente de alto rango;
16 Los guías de este pueblo lo han extraviado; los que se dejan guiar son confundidos.
17 Por eso no se complacerá el Señor en los jóvenes, ni se apiadará de huérfanos y viudas,
18 La maldad arde como un fuego que consume zarzas y espinos,
19 Por la ira del Señor Todopoderoso arderá en fuego la tierra.
20 Unos comerán lo que esté a su mano derecha, pero se quedarán con hambre;
21 Manasés se comerá a Efraín, y Efraín a Manasés,