1 ¡Ay de la altiva corona de los borrachos de Efraín, de la flor marchita de su gloriosa hermosura,
2 Miren, el Señor cuenta con alguien que es fuerte y poderoso:
3 La altiva corona de los borrachos de Efraín será pisoteada.
4 Esa flor marchita de su gloriosa hermosura, sobre la cumbre de un valle fértil,
5 En aquel día el Señor Todopoderoso será una hermosa corona,
6 Él infundirá espíritu de justicia al que se sienta en el tribunal,
7 También sacerdotes y profetas se tambalean por causa del vino,
8 ¡Sí, regadas de vómito están todas las mesas, y no queda limpio ni un solo lugar!
9 «¿A quién creen que están enseñando? ¿A quién le están explicando su mensaje?
10 ¿Niños que repiten: “a-b-c-d-e, a-e-i-o-u,
11 Pues bien, Dios hablará a este pueblo con labios burlones y lenguas extrañas,
12 pueblo al que dijo: «Este es el lugar de descanso;
13 Pues la palabra del Señor para ellos será también:
14 Por tanto, gobernantes insolentes de este pueblo de Jerusalén,
15 Ustedes dicen: «Hemos hecho un pacto con la muerte, hemos hecho una alianza con el sepulcro.
16 Por eso dice el Señor omnipotente: «¡Yo pongo en Sión una piedra probada!,
17 Pondré como nivel la justicia, y la rectitud como plomada.
18 Se anulará el pacto que hicieron con la muerte, quedará sin efecto su alianza con el sepulcro.
19 Cada vez que pase, los arrebatará; pasará mañana tras mañana, de día y de noche».
20 La cama es demasiado estrecha para estirarse en ella, la manta es demasiado corta para envolverse en ella.
21 Sí, el Señor se levantará como en el monte Perasín, se moverá como en el valle de Gabaón;
22 Ahora bien, dejen de burlarse, no sea que se aprieten más sus cadenas;
23 Escuchen, oigan mi voz; presten atención, oigan mi palabra:
24 Cuando un agricultor ara para sembrar, ¿lo hace sin descanso?
25 Después de que ha emparejado la superficie, ¿no siembra eneldo y esparce comino?
26 Es Dios quien lo instruye y le enseña cómo hacerlo.
27 Porque no se trilla el eneldo con rastrillo, ni sobre el comino se pasa una rueda de carreta,
28 El grano se tritura, pero no demasiado, ni tampoco se trilla sin descanso.
29 También esto viene del Señor Todopoderoso, admirable por su consejo