1 El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?
2 Cuando los malvados avanzan contra mí para devorar mis carnes,
3 Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón;
4 Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo:
5 Porque en el día de la aflicción él me resguardará en su morada;
6 Me hará prevalecer frente a los enemigos que me rodean;
7 Oye, Señor, mi voz cuando a ti clamo; compadécete de mí y respóndeme.
8 El corazón me dice: «¡Busca su rostro!» Y yo, Señor, tu rostro busco.
9 No te escondas de mí; no rechaces, en tu enojo, a este siervo tuyo,
10 Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos.
11 Guíame, Señor, por tu camino; dirígeme por la senda de rectitud,
12 No me entregues al capricho de mis adversarios, pues contra mí se levantan falsos testigos
13 Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor
14 Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo;